El tercer día que estábamos en Berlín teníamos pensado hacer el tour gratuito por Berlín de la compañía New Berlín Tours. Fuimos a la hora acordada al mismo Starbucks del día anterior junto a la puerta de Branderburgo y nos apuntamos a la lista.
Tour gratuito por Berlín
El tour comenzó en la misma plaza París, con explicaciones de la puerta de Brandeburgo y de la plaza en sí. Dato curioso de esta plaza es que se encuentra aquí uno de los hoteles más caros de Europa, el Hotel Adlon. Quizás no os suene (como a mí…), pero cuando nos dijeron que en una de esas ventanas, Michael Jackson asomó a su bebe que parecía que lo iba a tirar, todos nos acordamos al momento.
Memorial al holocausto nazi
Atravesamos la puerta de Brandeburgo y nos empezaron a explicar un poco sobre el edificio del parlamento que quedaba justo a la derecha. Nos dijeron que no se podía visitar el interior de momento. Nosotros fuimos por la noche a la terraza que era lo único que tenían accesible. Desde allí nos fuimos hacia el monumento al holocausto y sentados en una de las piedras nos explicaron el sentido con el que fue construido.
Por lo visto, el autor quiso representar una especie de laberinto en el que según te adentraras a él te sintieras más perdido y confuso que al principio. Por ello construyó los bloques del centro más altos que los exteriores. Además, para crear un poco más de desconcierto, el piso por el que se anda lo realizó de forma ondulada. El conjunto del monumento está construido con el fin de intentar representar el desconcierto que sintieron los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. En un lateral se tiene acceso al interior del suelo donde se pueden leer todos los nombres de los judíos reconocidos de esa masacre. La verdad es que te pones a pensar y caes en la cuenta de que hay pocos países en el mundo que utilicen 19.000 metros cuadrados de su suelo más preciado para decir a todo el mundo lo que hicieron y en cierto modo, pedir perdón.
El último escondite de Hitler
Muy cerca del monumento al holocausto, el guía nos paró y nos preguntó si sabíamos dónde estábamos, pero todos nos quedamos mirando con cara de tontos sin saber qué responder. Nos empezó a decir que estábamos en un sitio que supuestamente era un «secreto», pero que todo el mundo sabía, que a unos 15 metros de profundidad se encontraba el Führerbunker, el búnker donde Hitler se suicidó. Mucho secreto no podía ser, ya que por motivos del reciente mundial de fútbol y el turismo que iban a recibir, pusieron un cartel indicando la situación y la historia de dicho búnker.
Siguiendo el muro de Berlín
De allí nos dirigimos hacia donde se encuentra el segundo tramo más largo que queda en pie del viejo muro que dividió la ciudad (este mide 80 metros y el más largo es el llamado East Side Gallery con 1,3 kilómetros). También en frente pudimos ver unos chiringuitos con los típicos “Trabant”, el coche emblema de la República Democrática Alemana.
Seguimos por la calle donde estaba situado el muro, siguiendo las baldosas, como Dorothy lo hacía en la tierra de Oz, y llegamos al Checkpoint Charlie, uno de los más famosos pasos fronterizos del muro, o más bien, el que fue.
Luego la guía te lleva a tomar un tentempié a algún bar que tenga concertado, pero viene de lujo tomarse una cervecita y parar un poco.
Volviendo al centro de Berlín
Llegamos a la Gendarmenmarkt, que está considerada la plaza más bonita de Berlín. En ella se encuentran tres edificios. El Konzerthaus Berlín (sala de conciertos de Berlín) y a cada lado se levantan «Las Gemelas», que son la catedral alemana y la francesa, con unas torres y cúpulas idénticas.
Desde esta plaza fuimos hacia Babelplatz, una enorme plaza rodeada por la Staatsoper (creo que es la ópera o teatro), la universidad, el edificio Kommode (que creo que es la antigua biblioteca) y la iglesia católica más antigua de Berlín, la catedral de St. Hedwig.
En esta plaza se realizó la quema de libros en el año 1933 por parte de los nazis, quemando libros de autores judíos, extranjeros y políticos con ideas distintas a las de ellos. En memoria a ese día han creado un monumento que me llamó mucho la atención. Pasa totalmente desapercibido, pero si te fijas en el suelo del centro de la plaza veréis un cuadrado de cristal por el que se puede ver una habitación con estanterías vacías representando una biblioteca sin libros. Al lado hay una placa con una frase de Heinrich Heine que dice:
“Das war ein Vorspiel nur, dort wo man Bücher verbrennt, verbrennt man am Ende auch Menschen.” (Eso solo fue un preludio, ahí en donde se queman libros, se terminan quemando también personas.)
Saliendo de la plaza y en dirección hacia la isla de los museos, justo antes del museo de historia de Berlín, tenemos un edificio llamado Neue Wache o nueva guardia. Dentro te encuentras a una figura de una mujer sujetando a su hijo y el diseñador lo hizo de tal manera que cuando lloviera se mojara solamente la figura haciendo parecer que esta está llorando. Es un monumento dedicado a las víctimas de guerra y dictadura.
Ya de aquí nos fuimos a sentarnos todos en las escaleras del museo Altes y allí te cuentan como ocurrió la caída del muro.
Nos comentaron que los jueves a partir de las 18 horas los museos de la ciudad son gratuitos y para finalizar nos proponen una tanda de preguntas. Después te empiezan a comentar que este tour es gratuito pero que se aceptan “propinas” valorando cada uno el contenido del tour y las explicaciones de la guía. Nosotros, como casi todo el mundo, le dimos unos 10€ cada uno y realmente es poco, porque te tiras toda la mañana y te está explicando en todo momento.
Por último decir que recomiendo 100% este tour y la compañía New Berlín Tours. Además como detalle y recuerdo, te hacen una foto al principio con la puerta de Brandemburgo y la cuelgan en su página para que te la puedas descargar.
Un paseo nocturno por Berlín
Nos fuimos a comer a un asiático que quedaba cerca de la catedral y después nos pusimos a pensar donde ir. Finalmente decidimos acercarnos por la zona donde se encuentra la Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm donde además hay un montón de tiendas que Eva y Marisol querían ver.
Nos metimos en el metro y fuimos al otro lado del parque Tiergarten, justamente en la parada del zoo del propio parque, Zoologischer Garten. Paseando por la calle te encuentra esta iglesia en medio del tumulto de coches, gente, edificios y ella allí, como la dejaron… en ruinas.
Esta iglesia fue bombardeada en la batalla de Berlín durante la Segunda Guerra Mundial y hoy en día se mantiene igual de derruida en forma de memorial. A ambos lados de la vieja torre han levantado dos edificios acristalados totalmente modernos y que sorprendentemente uno de ellos es una iglesia muy diferente a lo que había visto antes. Al entrar en ella sorprende el silencio a diferencia del bullicio que hay fuera en la calle. Un color azul procedente de los más de 20.000 cristales que componen las paredes te deja sorprendido.
Al otro edificio, que es más estrecho y alto, entramos y lo que vimos fue una tienda de recuerdos e incienso. Y… ¿Todo este edificio para tener una pequeña tienda de souvenirs? Sinceramente, creo que nos perdimos algo…
Eva y Marisol se quedaron dentro de un centro comercial mientras que Alex y yo aprovechamos para inspeccionar un poco la zona donde además de Sex Shop también hay bares y tiendas (¿o era al revés?). Después bajamos la calle principal donde al fondo se veía una obra del fallecido escultor español Eduardo Chillida, tan abstracta como todas, pero muy bonita y llamativa.
Todavía quedaba tiempo hasta la hora que habíamos quedado con las chicas, así que nos fuimos a tomar una cerveza. Vimos un bar que tenía publicidad de la oktoberfest y entramos. Dentro del bar no se podía fumar, cosa que me lo esperaba ya, pero lo sorprendente fue cuando vimos la señal de prohibido utilizar móviles… Nos quedamos a cuadros… ¿¡No se puede utilizar el móvil en un bar!? Al margen del móvil (que no esperábamos ninguna llamada), nos pedimos unas jarras de cerveza bien fría que nos sentaron de puta madre.
Ya cuando salimos se había hecho de noche y fuimos a donde quedamos con las respectivas y pudimos ver la iglesia votiva iluminada, muy bonita.
De allí nos fuimos andando hacia uno de los monumentos más conocidos de Berlín y que yo tenía muchas ganas de ver. Se trata de la Columna de la Victoria, que se encuentra situada en una enorme rotonda justo en medio del Tiergarten. Iluminada, es muy bonita, pero yo tenía que volver de día y subirme a lo alto.
Y para terminar la caminata del día anduvimos por la calle que sube hasta la puerta de Brandemburgo para poder subir a la terraza del parlamento alemán o Reichstag. Realmente no sabíamos si se podía subir, porque la guía de por la mañana nos dijo que estaba cerrado al pueblo, pero se refería a la cúpula acristalada que, efectivamente, estaba en obras y no permitían el paso. Pero sí dejaban subir a la terraza, justo al lado de la cúpula, donde además hay un restaurante con unas vistas muy bonitas (me imagino, que a un precio para otros bolsillos). Para subir hasta aquí es gratuito, pero hay que esperar la cola para pasar los controles que tienen y después subir en ascensor a tandas. Cuando llegas arriba, ¡Te mueres de frío! Pero las vistas son espectaculares. No es muy alto, pero se puede divisar gran parte de Berlín desde allí.
Después del parlamento nos fuimos a cenar algo a Alexanderplatz y de allí nos fuimos en metro hacia el hotel para descansar.
Como este día lo dedicamos a darnos una buena pateada por la ciudad, decidimos que al día siguiente cogeríamos unas bicis.