Centro cultural de Tacheles en el barrio de Mitte

Como habéis podido ver en las fotos del artículo dedicado al campo de concentración Sachsenhausen, el día se nos fue estropeando y finalmente se nos puso a llover. Por ello decidimos buscar un lugar en Berlín donde poder resguardarnos y que tenga algún tipo de interés. Con estas premisas acabamos visitando el centro cultural Tacheles.

Centro cultural Tacheles

El centro cultural Tacheles es un centro artístico un tanto curioso (su nombre viene a decir algo así como «llevarlo a cabo»). Se encuentra en el barrio de Mitte, entre la parada de Oranienburger y Friedrichstr.

Centro cultural Tacheles

El edificio de este centro artístico fue un antiguo centro comercial que tras la caída del muro de Berlín fue ocupado por artistas de todo el mundo consiguiendo de esta manera que no fuera demolido dado su estado casi ruinoso. La fachada se encuentra tal como quedó tras un bombardeo sufrido por parte de los aliados durante la Segunda Guerra Mundial. En el interior los artistas trabajan creando sus obras de arte traducidas en cuadros, recortes, figuras, camisetas… Además te puedes tomar alguna cerveza o acudir a una sala de cine que tienen (esto tampoco es seguro, porque no entramos… pero lo parecía). El interior está totalmente pintado con graffitis y da un ambiente underground alucinante. En Berlín hay varios sitios como este, como por ejemplo Haus Schwarzenberg que no queda lejos del Tacheles o Raw Tempel, un poco más retirado hacia donde teníamos el hotel, sin duda alguna lugares que merecen conocerse aunque estos dos últimos ya habría oportunidad de hacerlo en otra visita a Berlín.

*Finalmente, este centro cerró en septiembre de 2012, aunque todavía persiste un patio trasero donde algunos artistas continúan con sus obras

Centro cultural Tacheles

Centro cultural Tacheles

Centro cultural Tacheles

Centro cultural Tacheles

En el mismo centro hay bares para tomarte unas cervezas, pero nos apetecía algo más tranquilo. Justo al lado, pero en la otra acera, había un bar que su interior estaba decorado como si fuera una cueva. Era pronto y todavía no había gente. Nos sentamos en uno de sus sillones y vino el camarero un tanto peculiar. Nos tomamos un tequila Sunrise escuchando a Bob Dylan y poco a poco se fue llenando el local. Acabamos componiendo nosotros nuestras propias canciones y cantándolas jejejejeje… ♪♫ Venenooooo… ♪ Venenoooooo… ♫ Me duele hasta el pelo… ♪ tequila sunrise… ♪♫ jejejejejejeje… (¡¡Qué bueno Alex!!)

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Acerca de Víctor del Pozo

De profesión comercial y desde el 2008 escribiendo mis viajes en este blog. Viajando de forma responsable pero con la ilusión de un niño. Puedes cotillear un poco de mi vida aquí

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