Región de Quebec

Pues fíjate que no te voy a decir que el viaje a Canadá que hicimos me encantara. Gustarme sí, pero encantar es otro nivel. Y tras los años ya te lo puedo decir, que no es uno de los viajes que con más cariño recuerde. Es normal. A veces tienes unas expectativas y no se acaban cumpliendo del todo. Y tampoco todos los destinos te tienen que encantar. También es normal. Parece sorprendente que diga esto de un país como Canadá, exuberante en naturaleza, inmenso en territorio. Pero seguramente es porque lo organizamos en torno a las grandes ciudades, y tampoco es que pasáramos mucho tiempo en ellas. No sé… Acabamos el viaje, y salvo Niágara, lo demás ni fu ni fa… Pero lo digo desde mi propia experiencia, que conste en acta, de aquel viaje que hicimos hace ya años, concretamente siete, en el 2016 (bendita cronología de Google Maps).

Fíjate que pequeñaja Vera…

El viaje fue algo más de tres semanas, aunque la primera semana la aprovechamos nosotros para turistear un poco por Nueva York antes de juntarnos con unos amigos en Boston y comenzar nuestro periplo por la zona este de Canadá con coche de alquiler y varias ciudades por delante que visitar.

Además de ciudades, también visitamos algún parque natural e incluso pudimos avistar ballenas —a lo lejos, eso sí, y simplemente su chepa—. Pero sobre todo visitamos ciudades. Las principales del este de Canadá camino a los Grandes Lagos.

Pero comencemos por el principio, y el principio de esta ruta fue Salem en Massachusetts, Estados Unidos. Y aunque estuvimos allí simplemente una mañana, nos valió para pasear y visitar por encima este mítico pueblo dramáticamente conocido por los juicios que aquí impartieron a una serie de mujeres por la sorprendente acusación de brujería. Aunque en esos tiempos, año 1692, por Europa estábamos más que acostumbrados.

Salem

El pueblo fue fundado en 1626 por un colono inglés de nombre Roger Conant del que se puede ver alguna estatua por el pueblo. Pero lo que más abundan por las calles y escaparates son estatuas de brujas. De esas te puedes hartar. Tienes Museos de brujas, tiendas de brujas, reclamos de brujas para los restaurantes. Todo el centro del pueblo y zona más turística está referenciado con las brujas.

Brujas de Salem
Ahí está la mayor bruja de todas

Una de las casas más famosas del pueblo es la llamada Casa de brujas, situada en el centro del pueblo y que nada mas verla, negra, de madera vieja y estructura antigua, ya te crea mal royo en el cuerpo. Es la misma casa que compró Jonathan Corwin en 1675. ¿Y quién fue este hombre? Pues fue uno de los magistrados y juez que investigó los casos de brujerías en aquella época, por lo que es una de las pocas construcciones originales que se mantienen en pie de aquella época y con un pasado muy ligado a esta historia de brujerías y supersticiones.

Casa de Brujas, Salem

Hoy esta casa es un museo en el que se cuenta la historia del siglo XVII en la ciudad y la gente se puede hacer una idea de como se vivía y echar un vistazo a documentos originales de los casos de brujería tratados en los juicios.

Canadá

Tadoussac

De Salem nos fuimos ya directamente hacia Canadá, y nuestra primera visita fue un intento de observar ballenas en libertad, y para ello hay un lugar indicado por esta zona que es Tadoussac junto al fiordo Saguenay. El pueblo de Tadoussac es muy pequeño y no tiene gran cosa, pero desde aquí salen excursiones al interior del fiordo para poder observar animales marinos y sobre todo, el gran reclamo, las ballenas.

Tadoussac

Nosotros no tuvimos mucha suerte aquel día. Lo disfrutamos porque la naturaleza de aquel paraje es indiscutible, pero a duras penas alcanzamos a ver una ballena a lo lejos. Durante el recorrido sí que vimos delfines, focas y muchas aves, pero aquel día las ballenas estaban perezosas. Una pena…

Ballena en Tadoussac

De camino a Quebec, continuando con lugares envueltos en naturaleza salvaje o semisalvaje, nos encontramos con el cañón de Santa Ana. Este es un desfiladero creado por un afluente del río de San Lorenzo en el que se han formado cascadas y rápidos y que puedes recorrer a través de pasarelas y puentes colgantes. También hay opción de hacer turismo de aventura como tirolinas o rápel, aunque eso lo descartamos. Nos bastaba con pasear a lo largo del camino y disfrutar de la naturaleza y vistas vertiginosas.

Cañón de Santa Ana

Quebec

Ya casi llegando a Quebec, a unos pocos kilómetros, también hicimos una parada en la cascada de Montmorency. Esta tiene una altura de 83 metros y acaba desplomándose sobre el río San Lorenzo. Se puede ver simplemente desde la carretera cuando pasas con el coche, pero no tiene punto de comparación si te acercas a ella hasta mojarte con las gotas suspendidas en la caída. Así hicimos nosotros. Nos acercamos a ella y la atravesamos por el puente suspendido que han construido justo por encima y luego caminamos por varios senderos para verla desde varias perspectivas. Estos paisajes acuáticos siempre me cautivan.

Llegó la hora de visitar una de las ciudades con más encanto de Canadá. No es que conozca todas, pero dudo que me equivoque. Se trata de Quebec, la ciudad francófona por excelencia de Canadá. Y ya no solo por el idioma, que dejas de escuchar el inglés por el francés en cada rincón, sino que también el centro histórico de la ciudad contiene una arquitectura que recuerda a los bonitos pueblos franceses, claro reflejo de su colonización pasada.

Quebec

Lo interesante de la ciudad es la vieja Quebec. La intramuros, ya que está redada de una muralla defensiva. Esta parte es pequeña y la puedes recorrer tranquilamente en un día sin despeinarte, que no sin cansarte, porque la ciudad está dividida entre la ciudad alta y la baja y las cuestas están presentes casi siempre.

Quebec

Coronando la ciudad alta se impone en las alturas el hotel Château Frontenac poniendo el sello francés en lo más alto. Este hotel se ve desde todas las partes de la ciudad y si no supieras que es un hotel, pensarías que fue la residencia real de algún monarca del siglo XVII, pero nada más lejos de la realidad, ya que se construyó expresamente para el uso actual a finales del siglo XIX con el fin de atraer el turismo más opulento.

Hotel Château Frontenac, Quebec

A sus pies se despliega un agradable paseo entablado con vistas al río San Lorenzo, y más abajo aún, la ciudad baja, quizá la parte más bonita del Quebec histórico, con casas de piedra y donde el estilo francés recuerda, y mucho, a las típicas Petites Villas medievales de Francia.

Quebec

Parque Nacional La Mauricie

Nuestro siguiente destino, continuando con la provincia de Quebec, sería Montreal, pero ya que el viaje lo habíamos planeado en torno a la visita de las grandes ciudades, al menos entre medias visitamos algunos parques naturales y en este caso a medio camino entre Quebec y Montreal se encuentra el Parque Nacional La Mauricie, un vasto bosque salpicado de lagos y que recorrimos tranquilamente a lo largo del día.

Parque Nacional La Mauricie

Gracias a una ruta circular que cruza el Parque Nacional, estuvimos visitando algunos de sus lagos, varios miradores a pie de carretera y anduvimos un poco explorando algunos de los puntos más destacados del lugar.

Parque Nacional La Mauricie

Fue un día entero de coche que amenizamos un poco con este salto a la naturaleza exuberante de Canadá.

Montreal

Llegamos a Montreal y rápidamente pudimos comprobar que es una ciudad enorme, pero a la vez, al igual que en Quebec, mantiene cierta arquitectura colonial por sus calles, sobre todo en el centro más histórico que es donde nos centramos nosotros en nuestra corta visita a la ciudad más grande de la provincia de Quebec.

Montreal
También conviven los clásicos edificios entre moles de cristal
Capilla Notre-Dame-de-Bon-Secours, Montreal
Capilla Notre-Dame-de-Bon-Secours

Visitamos el puerto y los muelles paseando por un agradable paseo y desde donde pudimos observar el edificio de La Biosphère de Montreal, una esfera muy peculiar que antaño fue un pabellón de Estados Unidos en la exposición de 1967.

La Biosphère de Montreal

Adentrándonos más entre las callejas del centro histórico pudimos comprobar su legado francés en edificios como su Basílica de Notre-Dame de Montreal o el ayuntamiento, zona con gran espacio peatonal (aunque en ese momento estaban de obras) y muy animada en aquel momento.

Basílica de Notre-Dame de Montreal
Montreal

Nos lo tomamos con tranquilidad, porque la verdad es que no teníamos muchas expectativas de la ciudad. Recorrimos parte de la ciudad dando un paseo sin un rumbo fijo. Pudimos pasear tanto por el exterior como por el interior, y es que en esta ciudad, al igual que en Toronto que posteriormente veríamos, existe una red de pasajes subterráneos que recorren gran parte de la ciudad y que comunica varios edificios y zonas comerciales, creando una «ciudad b» para aquellos meses que las inclemencias del tiempo no sean las más adecuadas para andar por la ciudad. En su interior hay comercios y restaurantes, por lo que en épocas de nieve intensa, puedes salir a la calle sin salir a la calle. Algo parecido también pudimos ver en Tokio, aunque estos de Canadá son mucho más grandes.

También aprovechamos la hora de la comida para ir a degustar uno de los platos típicos de la región de Quebec. El Poutine. Es una comida rápida, grasienta, aceitosa, salada y con una presentación a lo «todo lo que quepa» en el plato. Va directa a las arterias y es muy probable que si adaptas esta comida como base de tu alimentación acabes muy, pero que muy mal. Pero antes de eso, la degustas en la boca con un placer sin igual. La base son patatas fritas y queso en grano, condimentado con salsa de carne o al gusto de cada uno. Un manjar que pudimos saborear en La Banquise, uno de los lugares con más popularidad que encontramos por la zona. Un restaurante pequeño y con un patio acogedor en su interior.

Terminamos el día tomando algo en Le Cheval Blanc, un bar con música en directo que nos sirvió de colofón para nuestra corta estancia en la provincia de Quebec. Al día siguiente ya partiríamos hacia la provincia de Ontario, a la capital del país. Visita corta pero imprescindible y donde Vera celebraría su tercer cumpleaños en la cárcel…


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Acerca de Víctor del Pozo

De profesión comercial y desde el 2008 escribiendo mis viajes en este blog. Viajando de forma responsable pero con la ilusión de un niño. Puedes cotillear un poco de mi vida aquí

3 Respuestas a Región de Quebec

  1. Pingback: Índice viaje a Canadá 2016 - Mi patria son mis zapatos

  2. xipo dice:

    Viajazo! Conozco Boston y Salem, pero más para arriba, aunque lo tengo apuntado para el futuro!!
    Un abrazote

  3. Pingback: Región de Ontario - Mi patria son mis zapatos

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