El muro de Berlín cayó en el año 1989, y un año más tarde, 118 artistas de 21 países expresaron su arte en las paredes del muro en una extensión de más de un kilómetro de largo que aún quedaban en pie, lo que se conoce hoy como East Side Gallery. Esta parte del muro se encuentra al lado de la parada S Ostbahnhof, y se extiende por la calle Muhlenstrasse.
Recorriendo el muro de Berlín
Nada mas llegar y ver el muro de Berlín nos impresionó y nos quedamos en silencio. Habían pasado ya 20 años desde su caída, pero todos nosotros nos acordábamos perfectamente de lo ocurrido allí, aunque cuando sucedió no lo entendiéramos muy bien. Tan solo tenía 11 años. Realmente fue un momento impresionante en sensaciones. El poder pasear al lado del muro libremente y cruzar al otro lado, sin aduanas ni controles que valgan. Era como un hito que teníamos en nuestras cabezas, de haberlo visto en la televisión y estudiado en las escuelas. Ahora estábamos allí, recordándolo en primera persona junto al hormigón.
La avenida donde se encuentra es muy ancha y te deja ver la longitud del muro. Todo el muro está pintado por dibujos que en el año 90 pintaron artistas. Pero además de esas pinturas, también está lleno de firmas. Es muy goloso llegar hasta aquí y poder poner con total libertad… «agapito 2005»… o «Marisa x Mariso»… y así poder llegar a tu ciudad y pensar que en una parte de la historia de la humanidad dejaste tu huella. Yo la verdad es que no soy nada partidario a estas cosas y menos aún cuando tengo que escribir encima de una pintura.
Para empezar el recorrido por el muro, voy a poner una foto de su «curriculum vitae»…
El muro de Berlín en fotos
Casi al final de la calle hay más dibujos en forma de caricatura y donde se encuentra una tienda de recuerdos que vende todo tipo de productos y hasta trozos del muro, y es para creérselo que son reales, porque tiene fotos de él mismo demoliendo el muro a pico y pala. Además, en este lugar te pueden sellar el pasaporte con el sello original que ponían cuando cruzabas de un lado a otro por 1 €…. Un buen recuerdo. En este punto puedes ver una caricatura del Checkpoint Charlie y una que se ha hecho famosa, besándose Leonidas Breznev y Erich Honecker y un trabant atravesando el muro.
En este punto también se puede fotografiar un hotel que se ha hecho famoso por estar donde está y llamarse como se llama «East Side Hotel», o lo que es lo mismo, Hotel del lado Este. Se puede comprar una postal de ese hotel en todas las tiendas de souvenirs.
Un poquito más adelante nos encontramos con el puente Oberbaumbrücke, entre los distritos de Kreuzberg y Friedrichshain que estaban divididos por el muro y que hoy se ha convertido en un importante símbolo de la unidad de Berlín. Este puente era utilizado como paso fronterizo entre el Oriente y Occidente, pero solo para peatones.
Últimas horas en Berlín
Como nos quedaban unas cuantas horas antes de irnos para el aeropuerto, decidimos irnos hacia Alexanderplatz. Eva y Marisol se fueron a ver unas tiendas y Alex y yo nos fuimos a dar una vuelta y aprovechamos para entrar en la iglesia de Saint Mary que está situada al lado de la torre de TV. Esta iglesia es una de las más antiguas de Berlín y fue uno de los edificios del centro de la ciudad que no fue destruido durante la Segunda Guerra Mundial porque su gran torre de cobre era un excelente punto de referencia para los primitivos radares de aquel momento. Dentro de ella se puede ver alrededor de las paredes cómo se dan la mano hombres de diferentes clases sociales y un ser casi esquelético que juntos realizan la danza macabra, una representación medieval con trazos satíricos en el que nos deja muy presente que ante la muerte todos somos iguales.
Ya se nos acabó el viaje. Volvimos hacia el hotel y recogimos las cosas. Nos hicimos la foto de rigor en el hotel y nos fuimos hacia el aeropuerto. Nos llevamos una sensación muy buena de una ciudad que no cesa de progresar teniendo en cuenta que fue destruida casi en su totalidad durante la Segunda Guerra Mundial, en la que puedes hacer mil cosas y ver otras mil. Sin duda alguna yo volvería a Berlín a terminar de vivirla y tomarme unos cuantos tequilas sunrises… Además, me queda pendiente pasarme por la ¡Love Parade!
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