En Shanghái se madruga mucho, y a muy temprana hora empezábamos a oír desde nuestra habitación como la ciudad va despertando poco a poco, pero nosotros aún íbamos a descansar un poco más y quedarnos en la cama hasta las 8 de la mañana. Este día sabíamos lo qué ver en Shanghai y lo primero que teníamos planeado era ir a los jardines Yuyuan. Muy cerca del hotel, saliendo a la calle principal, había varias tiendas donde poder comprar comida y una pastelería que tenía unos bollos con una pinta tremenda. Pero fuimos un poquito más adelante, justo en frente de una mezquita árabe, a un bar que no tenía mala pinta. Mala pinta no tenía, pero nos cobraron los cafés y los zumos como si estuviéramos en la puerta del sol, así que una y no más…
Después cogimos nuestra guía y le señalamos a un taxista que nos llevara a los jardines Yuyuan. Nos dejó en la entrada a una calle con un aspecto típicamente chino, con edificios de arquitectura china que parecen que llevan cientos de años allí, aunque más adelante nos comentó un lugareño que estos edificios no tienen más de quince años y son solamente un reclamo para el turista, pero aun así, son muy bonitos de ver.
Anduvimos un poco y pronto llegó nuestra primera sorpresa. Una pareja de chinos nos paró y nos dijo que si nos importa ¡¡que se hicieran una foto con Alex!!… toma ya… ¡¡el tío es famoso en China y no lo sabíamos!! jejejejeje. La verdad que durante el viaje nos lo han pedido muchas veces y también lo hemos pedido nosotros pero, aunque no soy un experto en distinguir nacionalidades, muchos de los que nos lo pedían no eran chinos, sino de Japón, Corea u otra parte de Asia, que también estaban haciendo turismo y querían sacarse una foto con algún occidental. Curioso cuanto menos…
¿Qué ver en Shanghai? Los jardines Yuyuan
Nos metimos por las callejuelas entre estos edificios, que aunque era todavía muy pronto, rebosaba de gente por todas partes. Realmente casi todo está creado para el turista, lleno de restaurantes y tiendas. En uno de los puestos de comida callejera vimos un producto del que me hablado anteriormente. Se llaman Baozi, y es pan al vapor relleno de carne. Nos cogimos 6 unidades y lo probamos. La sorpresa vino al descubrir su sabor, cuando me lo metí entero en la boca y al saborearlo me recordó a la sopa de cocido de toda la vida. Estaban realmente buenos y es una buena opción para picar entre horas. Con ese sabor a cocido no hace falta decir lo que nos duraron…
En el centro de toda esta zona de edificios hay una pasarela en forma de zig zag sobre un estanque lleno de peces y tortugas. La verdad es que el sitio es bien bonito y te puedes hartar a tirar fotografías.
Pasamos el estanque y llegamos a la puerta de los jardines de Yuyuan. Justo allí me encontré con un puesto de suvenir que tenía unos llaveros que eran bolsas de plástico llenas de agua, un poco más pequeñas del tamaño de un puño, ¡¡y en el interior tenía varios peces rojos nadando!! Esto me sobrepasó y me quedé un rato flipando.
Dicen que los jardines de Yuyuan son los que mejor representan la jardinería China. Con lo que me quedo de estos jardines es con los miles detalles. Puertas con formas caprichosas, figuras en los tejados, dragones, plantas, ríos, estanques. Realmente para entretenerte un buen rato observando.
Terminamos de ver los jardines y salimos a la zona exterior a dar una vuelta, ver tiendas y tomarnos una cerveza. Las chicas se fueron por su cuenta y nosotros nos pusimos a buscar algún bar para tomar una cerveza fresquita, que aunque el día estaba nublado, hacia un bochorno de mucho cuidado. Por en medio de las callejuelas te insisten los tenderos que se ponen mogollón de pesados para que acudieras a su tienda, y cuando les decimos que no queríamos tienda, que queríamos una cerveza, nos decían que también… que les siguiéramos para tomar una cerveza a un sitio que sabía. Le empezamos a seguir hasta que llegamos a una tienda y le dijimos que no… que no queríamos tienda, y nos señaló que teníamos que subir a la parte de arriba que es donde tenían la cerveza. Nos metimos por el interior de la tienda y llegamos a un saloncillo con un par de mesas y una nevera. Me daba a mí que era la propia casa donde vivía el comerciante… porque si no ¿qué hacía una anciana haciendo ganchillo en un sillón? Nos puso la cerveza (solo tenía una marca) y le preguntamos qué cuánto costaba… Empezó a decirnos que era muy buena, típica china…. y nos suelta como quien no quiere la cosa que ¡¡70 yuanes!! ¿Pero este tío se piensa que me voy a poner a regatear una cerveza? Nos levantamos de la mesa y salimos de allí. ¡¡Estos chinos regatean por todo!! Anduvimos buscando algún bar y nos dimos cuenta que en este país no deben de haber muchos como en España, pero sí que hay restaurantes en la zona que tenían cerveza. ¡¡Y que cerveza!! Aquí no se andan con chiquitas… Si quieres una cerveza, te ponen un mega botellón de 600 ml. ¡¡Y que rica estaba!!! Me llevé una grata sorpresa cuando la probé de lo realmente buena que estaba, así que ya para el resto del viaje, cervecita de 600ml. para el buche.
La zona de los jardines de Yuyuan es muy animada pero esta llenísima de gente. La gente se monta se montaba unos espectáculos tremendos para vender su producto… y el caso es que me sonaba de algo esa música…
Había tiendas donde te podías hacer alguna foto con decorado chino detrás, y también nos encontramos con un mercado de té, donde una chica guapa vestida con indumentaria típica china nos intentó vender su té, dejándonos probarlo, aunque realmente no me llegó a convencer por que te dejaba un sabor un poco raro en la boca…
¿Qué ver en Shanghai? El templo del Buda de Jade
Salimos del bullicio de la zona y decidimos ir al Templo del Buda de Jade. La dirección es Anyuan Lu, 170 y su horario de 8 a 17 horas. La entrada nos costó 20 yuanes. Es un templo budista activo donde viven 70 monjes, aunque ellos están en un edificio aparte. Se construyó para albergar dos estatuas de buda talladas en jade provenientes de Birmania. Visitar su interior es como entrar a otro mundo. Nos lo encontramos lleno de gente devota que venía a rezar y otros tantos turistas como nosotros maravillándonos con el ambiente que encontramos allí. La gente quemaba incienso y rezaba en dirección a los cuatro puntos cardinales.
El patio estaba decorado con farolillos rojos y en el centro se encontraban unas “chimeneas” donde quemaban papeles. En el interior de los edificios hay figuras de buda y demás imágenes religiosas adornado todo con el color rojo y amarillo. Del techo caían bandas de seda con oraciones y en partes del edificio la decoración estaba realmente sobrecargada. Yo no salía de mi asombro cuando veía a toda esa gente rezar con ese énfasis y sobre todo tan rápido. Iban de una figura a otra moviendo la cabeza y las manos a una velocidad que parecía que estaban compitiendo a ver quién daba más reverencias.
Después de estar un rato en el templo nos dimos cuenta que la figura sentada del buda en jade no la habíamos visto, así que nos pusimos a buscarla y como bien decía la guía que llevábamos, había que pagar para entrar a esa parte del templo. Son solo 10 yuanes más y pagándolos tienes acceso a la sala donde lo tienen expuesto. No se puede uno acercar a él para ver de cerca el tallado y las incrustaciones de piedras preciosas, y además, están vigilando como cinco o seis mujeres para que nadie lo fotografíe, y a mí eso me jode un montón porque realmente si te quieres llevar una imagen de recuerdo, tienes que comprarla y para eso ya le han tenido que hacer alguna foto…. así que por una más… no creo que pase nada (Bueno, realmente se le hicieron muchas más, pero no se enteraban las tías de nada, así que todo el mundo se llevó su recuerdo en la cámara… eso sí, sin flash y con mucho pulso).
Y otra cosa para fijarse en este templo, son la cantidad de bonsáis que tienen por todos los patios.
¿Qué ver en Shanghai? El malecón
Como el día anterior no pudimos ver bien la zona del Bund, decidimos ir a probar suerte a ver si no había tanta gente. La tarde se estaba estropeando por momentos y amenazaba lluvia sí o sí. Decidimos coger un taxi en vez de ir en metro y al montarnos detrás vimos que tiene una pantalla táctil de ordenador pegada al cabecero del asiento derecho. Realmente no es más que publicidad, pero es curioso trastear por el durante el trayecto. Llegamos al Bund con la mala suerte que ya sí que está totalmente el cielo cubierto de nubes y todo el mundo va con paraguas, lo que se hace aún más difícil andar y disfrutar de las vistas.
Al estar en obras la zona, habían habilitado un puente peatonal para poder cruzar hasta el malecón y una vez allí ya te puedes hacer la famosa foto con los rascacielos detrás. Realmente no salen bien las fotos porque además tuve que cambiar de cámara para que no se mojara la otra y el cielo tenía un color feo… pero a la vez también creaba un ambiente misterioso sobre los rascacielos ya que la perla, el WFC y Jin Mao se metían por las nubes y era imposible divisar el final de los rascacielos.
¿Qué ver en Shanghai? Túnel psicodélico del río Huangpu
Después de estar un rato observando las vistas y mojándonos bajo la lluvia, decidimos ir hasta Pudong para ver los rascacielos de cerca. Me acordé que leí en algún sitio de Internet que habían puesto un tren subterráneo que atraviesa el río Huangpu para llevarte del Bund a Pudong y viceversa a través de un túnel de luces en plan psicodélico. No sabíamos exactamente donde se encontraba y miramos en la guía para ver si venia este trayecto, y efectivamente lo encontramos y ponía que simplemente por lo cutre que es merecía la pena verlo. La entrada cuesta 50 yuanes para ir y volver (pero seguido). Bajamos hacia el andén y cogimos un vagón totalmente acristalado para poder ver el “maravilloso espectáculo”. El tren empezó a andar despacito para no perder detalle en lo que en un principio era un túnel oscuro…. pero de pronto, una invasión de luces de colores salían de todas partes que parecía que estábamos más en el tren de la bruja que en…. bueno… no encuentro un nombre correcto para calificar esta atracción estrambótica (y lo que les gusta a estos chinos la luces de colores….???). Juzguen ustedes mismos.
Bueno… al fin y al cabo es cuanto menos curioso, aunque el precio lo veo excesivo.
¿Qué ver en Shanghai? El Pudong
Tras el trayecto en tren salimos al exterior y nos encontramos de golpe con la perla de oriente, “usease”, el pirulí de Shanghái.
Toda esta zona parece sacada de una película de ciencia ficción y mirando hacia la torre te da la sensación de estar en una de las películas protagonizadas por Michael J. Fox, regreso al futuro, cuando se montaba en el DeLorean y hacía esos viajes al futuro donde se encontraba con la ciudad totalmente cambiada y con edificios a cual más llamativo. Pues esa es la sensación que te da cuando cruzas del Bund (zona con edificios clásicos, emblemáticos, un tanto a lo europeo) al Pudong (estrafalario, moderno…). No entramos en la torre y seguimos andando hacia el edificio Jin Mao. Toda esta zona se encontraba en obras y el paisaje da la sensación de sucio, todo lleno de vallas, agujeros, y encima todo mojado por la lluvia. Llegamos a la puerta del edificio Jin mao y la sensación que tienes es que eres un enano y más aún cuando giras la cabeza y ves el WFC justo al lado.
Entramos, nos tomamos unos refrescos y pedimos información para poder cambiar dinero. Nos dijeron que en la recepción del hotel nos cambiarían. Vimos las taquillas para poder subir al observatorio pero ponía un cartel que no se recomendaba subir debido a la poca visibilidad que había, así que decidimos subir a la recepción del hotel Jin Mao en la planta 54 (creo recordar) y pudimos tener nuestras primeras vistas desde lo alto de Shanghái totalmente gratis. Alex con su problema de vértigo se quedó abajo esperándonos. Ya era de noche y se veían unas vistas de impacto, pero por culpa de las nubes no se veía mucho más lejos.
A lo que fuimos a recepción era a cambiar dinero pero nos dijeron que si no estábamos hospedados en el hotel o consumiendo algo en el bar no podían hacerlo, aunque le tuvimos que dar pena porque al final nos hizo el favor cambiándonos un poco de dinero. Cuando bajamos Alex se dio cuenta que no tenía su mochila y en ella llevaba algo de dinero, pero sobre todo ¡¡tenía toda su documentación con pasaporte incluido!! Como locos volvimos donde nos tomamos el refresco pero no la veíamos por ningún lado. Preguntamos a una mujer que estaba limpiando la zona y nos dije que no… Como no la encontráramos nos tendríamos que ir al consulado español, pero de pronto apareció un empleado del local y nos preguntó qué estamos buscando. Cuando se lo dijimos el hombre cogió la mochila de detrás de la barra y casi nos lo comemos a besos. Pues menos mal, porque al día siguiente teníamos que coger un vuelo dirección a Pekín, el cual no hubiéramos podido coger sino hubiera aparecido su pasaporte….
¿Qué ver en Shanghai? Mercado en el museo de ciencias
Salimos del edificio Jin Mao y decidimos, que como estábamos relativamente cerca, íbamos a darnos una vuelta por el mercado que se encuentra junto al museo de ciencia y tecnología, justo en la entrada de metro de la línea 2. Como si fuéramos huéspedes del hotel de Jin Mao, nos pusimos en la cola que hay para coger taxis y echándole morro en 1 minuto estábamos montados en uno, que encima nos abrieron la puerta y le dijo en chino al conductor exactamente donde queríamos ir. A la llegada nos dejó en la puerta trasera del museo y la zona estaba totalmente solitaria a excepción de unos chinos que estaban sentados en las escaleras del museo, los cuales, nada más vernos bajar del taxi se vinieron corriendo hacia nosotros y nos empezaron a decir que fuéramos con ellos hacia el mercado. Nos quedamos un poco mosqueados porque realmente imponía la situación en la que nos encontrábamos, con unos chinos, solos y sin un alma por la calle, pero cedimos y les acompañamos. Empezamos a rodear todo el museo y ya vimos a la vuelta el mercado metido en unas galerías subterráneas. Había muchas tiendas abiertas pero otras ya estaban cerrando. Prácticamente no había nadie comprando y empezamos a echar un vistazo para ver qué veíamos.
Lo del regateo es muy fuerte aquí, pero puede ser realmente divertido. Hay que tomárselo con calma y mirar, y sobre todo no comprar por comprar. Yo no hice aquí ninguna compra a excepción de un parche de recuerdo de la bandera China, que como hace Alex, intentaré coleccionar de los sitios a los que voy. La tienda donde la compramos es fácilmente reconocible, ya que es la única que es distinta a las demás. Es de cosas revolucionarias, camisetas, cantimploras,… un poco de todo. Cuando compramos los parches, evidentemente aunque fueran muy baratos, (cosa que nos extrañó), Alex fue a regatear y nos dijo el dueño un NO rotundo… y nos dio a entender que él no regateaba… ¡¡Pues ole tus huevos!! ¡¡Que gusto!! Le pagamos encantadísimos los parches y nos hicimos una foto con él de recuerdo.
La gripe porcina llega hasta nuestro hostal
Salimos del mercado y nos fuimos hacia la parada de autobuses que hay en el exterior, pero como no teníamos ni idea de que autobús tomar, al final paramos a un taxi que pasaba por allí. Al montarnos en el taxi me di cuenta que el conductor hizo algo extraño en el taxímetro y dejo el papel del ticket más sacado de lo normal… así que me fui fijando en el taxímetro a ver cómo iba contando. Nos empezamos a dar cuenta que en comparación a otros trayectos los yuanes iban subiendo más rápido y empezamos a mosquearnos. A la llegada al hotel marcaba 40 yuanes y normalmente siempre habían sido 10 o poco más, y más por un trayecto como el que hicimos. Nos despistamos un poco del taxista porque en la puerta del hotel estaban aparcados varios coches de la policía, así que le dije que me diera el ticket y vi que no ponía nada en él… Estaba todo escrito por encima y no se leía nada. Se lo volví a reclamar y el taxista se empezó a poner muy nervioso y comenzó a desmontar el taxímetro casi temblando. Me quedé mirándole y le dije que lo dejara, y se dio cuenta que sabía que me estaba engañando… pero bueno, dejémoslo pasar por que además estaba el hotel lleno de policías y quería saber que pasaba.
Entramos en el hotel y empezamos a ver también a personas sanitarias con mascarillas y aquí ya nos empezamos a mosquear seriamente. Marisol y Alex empezaron a hablar con la recepción en inglés para ver qué es lo que estaba pasando y les comentaron que había dos chicas hospedadas en el hotel que habían venido en un mismo vuelo que una persona infectada por la gripe porcina. Nos decían que habían desinfectado el hotel y que en principio no había riesgo, pero que si queríamos podíamos cancelar la reserva que teníamos de esa noche y las otras dos que pasaríamos cuando volviéramos de Beijing. Lo hablamos entre nosotros y decidimos que nos cambiaran de hotel. Subimos a por las cosas y vimos que la habitación de las chicas que estaban esperando estaba justo en medio de las nuestras, así que con más razón. Bajamos con las maletas y pedimos que nos buscaran un hotel. Justo en ese momento aparecieron unos cochazos en la puerta del hotel de donde salió una mujer con mascarilla. Por lo visto era la ministra de sanidad china que llegó para hacer presencia.
El hotel que nos buscaron estaba bastante retirado de donde estábamos, pero cedimos. Cogimos un taxi y nos llevó. El hotel al que fuimos se llama Koala Garden House que por lo visto es una cadena de hoteles. Se encuentra en Duolun Rd. en el distrito de Hongkou que por lo visto es una célebre calle cultural de Shanghái donde se encuentra entre otras cosas el museo de arte moderno. La verdad que la zona no estaba mal.
Vimos el hotel y entramos. Les dijimos que venimos del Y35 y nos pidieron los pasaportes para darnos las dos habitaciones. Este es un hotel bastante más moderno y con mejor aspecto, aunque el precio varió de 10€ la noche a 30€, pero tampoco pasaba nada, y menos viendo las habitaciones. La nuestra en concreto era una cama de matrimonio, un lavabo, y la ducha con el retrete como es costumbre, pero además teníamos una terraza muy amplia. También estaba equipado con TV y sobre todo, aire acondicionado. Nos dimos una ducha y bajamos a la recepción donde había un bar. Decidimos ir a dar una vuelta por los alrededores para ver si veíamos algún sitio para cenar y finalmente nos metimos en un tailandés con muy buena pinta. Cuando terminamos nos fuimos a nuestras habitaciones para descansar para al día siguiente coger el vuelo a Pekín bien frescos.
Pero la noche no terminó así. Cuando Eva y yo estábamos durmiendo, de repente oímos a alguien al otro lado de la puerta que nos estaba llamando. Nos dimos cuenta que era Marisol y lo primero que hicimos fue en fijarnos en la hora ¡¡Las dos de la madrugada!! ¡¡Pero qué ha pasado!! Nos contó que Alex estaba malísimo y no paraba de vomitar. Fuimos a su habitación y efectivamente vimos a Alex que parecía que se le iba a dar la vuelta el cuerpo por la boca. Empezamos a tranquilizarle diciéndole que seguro que le ha sentado mal la cena, y de pronto empezó a rondar por las cabezas el caso de gripe porcina que tuvimos en el otro hotel. De todo lo que vomitó ya no tenía nada más en el estómago y al rato se le fue pasando el mal estar por lo que nos fuimos a nuestra habitación a descansar. Menudo susto… aunque había que ver cómo se levantaba al día siguiente.
Buen artículo, muchas gracias. Douglas
El año que viene viajo a china y estoy un poco preocupada por el idioma y mi inglés no es perfecto aún así me dicen que no voy a entender ni el inglés
Buenas Cristina! efectivamente, en China salvo la gente de los hoteles y guías, el inglés es muy básico o nulo… vamos.. como el mío jejejeje. Pero no te preocupes, que la gente hace por entender y es muy amable.
Un saludo!!