Viaje a Croacia en coche con parada en Trieste

Y llegó… si… ¡Llegó el día en el que marchamos hacia Croacia! Llevaba mucho tiempo planeando este viaje. Todo empezó cuando decidimos hacernos un viaje en coche por algún sitio de Europa. En un principio estábamos barajando dos opciones: recorrer Alemania o hacer una ruta por el norte de Italia y Suiza. Empezamos a decantarnos por el norte de Italia porque el año pasado fuimos por la zona de Países Bajos y no nos hizo muy buen tiempo y este año buscábamos algo más de sol. A Eva le pareció buena idea Italia y me dio rienda suelta para preparar el viaje. Durante mi enfrascamiento en la preparación de la ruta vi una foto por Internet que la llevaba observando ya desde hacía mucho tiempo y particularmente me encantaba. Pensaba que sería de alguna parte remota del mundo, pero aún así me puse a investigar de donde era y no me costó mucho encontrar la respuesta. Se trataba de los Lagos de Plitvice en Croacia, muy cerca —relativamente— de Italia, por lo que en mi cabeza comencé a cambiar de opinión. Quería hacerme un viaje en coche a Croacia. Propuse la idea a Eva y no me puso ningún impedimento por lo que comencé con la planificación del viaje a Croacia. Algunas de las páginas que me vinieron muy bien para un lugar hasta ese momento desconocido para mi fueron las siguientes.

es.croatia.hr/Home/

www.sobrecroacia.com/

www.lacroacia.es/

También pedí información a la embajada de Croacia aquí en Madrid a través de un correo electrónico y al cabo de unos días recibí en mi buzón de correos dos libros de información turística, mapa de carreteras y folletos de lugares para visitar y de todo lo que recopilé me hice una guía particular de todo el viaje.

Lo siguiente fue solicitar la carta verde del seguro del coche (que llegó hasta mi buzón en una semana) porque teníamos pensado pasar a Montenegro y a Bosnia y Herzegovina y necesitaríamos el justificante del seguro internacional.

Ya sabiendo más o menos el planning empezamos a mirar hoteles para la primera noche del viaje cuyo día iba a ser duro. Pensamos quedarnos por Francia, pero luego nos quedaría mucho trayecto hasta llegar a Croacia y decidimos alargar la primera etapa hasta Génova. Este fue el hospedaje más caro de todo el recorrido, pero dijimos, qué leches… un 4 estrellas, aunque realmente aprovechemos únicamente 2. Durante todo el año habíamos estado ahorrando para el viaje y teníamos acumulado 1200 € (a 100 € el mes…. Ole mis matemáticas) así que reservamos una noche en el Hotel San Biagio que pillaba a las afueras de la ciudad y así no nos desviábamos apenas de la ruta. Lo siguiente fue reservar el hospedaje en Venecia donde íbamos a pasar las dos últimas noches al final del viaje y mirando por Internet encontramos un bungalow en el camping Jolly en Marghera (ya hablaré del camping en su momento porque es muy recomendable). Pues ya solamente quedaba poner al coche «guapo» para el viaje, sustituyéndole la correa de distribución, cambio de aceite, filtros, y los discos y pastillas de freno (que ya le tocaba). Además, le tuve que cambiar el alternador que hacía ruido y le cambié las ruedas que estaban al límite.

Ponemos rumbo a Croacia

¡Llegó el día de comenzar nuestro viaje a Croacia en coche! Salimos el sábado 23 de agosto del 2008 con dirección a Génova desde Madrid a eso de las 6 de la mañana esperando que en 6 horas aproximadamente cruzásemos la frontera con Francia. En Gerona nos bajamos a estirar las piernas y a que cogiera el coche Eva, cuando a 3 km de la estación de servicio nos encontramos el primer atasco (no es por nada, pero cada vez que coge el coche Eva…. ATASCO… jejeje). ¡Y que atasco! Tardamos en pasar a Francia desde Gerona ¡3 horas! Y para colmo ya en Francia el atasco no cesó… con deciros que a las 11 de la mañana estábamos en Gerona y se nos hizo de noche por Marsella…

Ya estábamos dudando incluso de si íbamos a poder llegar a dormir al hotel o nos teníamos que parar antes en algún otro sitio. Al final, y con el cuerpo hecho un higo, conseguimos llegar al hotel justo antes de las 12 de la noche y nada más llegar nos fuimos a la habitación a dormir. Y ¡Qué bien dormimos! Y cuando digo bien… es BIEN. La cama era tan grande que creo que no nos llegamos a tocar en toda la noche. Solo le faltaba un teléfono en cada mesilla para comunicarte con la otra persona al otro lado de la cama.
Pues eso, lindos y grandes sueños, que al día siguiente nos esperaba otro día duro de coche, aunque después de este último, el resto de trayectos fue pan comido.

Parada en el castillo de Miramare

Al día siguiente nos levantamos sin mucha prisa y fuimos a desayunar al restaurante del hotel. Después de comernos unas tostadas de Nutella y unos zumos salimos del Hotel y nos pusimos rumbo a Trieste que era nuestra primera parada programada para ver el castillo de Miramare.

En el camino pasamos por el Lago de Garda y por Venecia. A poco más de una hora y media desde Veneica llegamos a Trieste y fuimos a ver el castillo de Miramare, simplemente para comer, dar un paseo y ver las vistas del Adriático. Os dejo algunas fotos…

Castillo de Miramare

Castillo de Miramare Castillo de Miramare

Llegamos a Croacia

Después de comer volvimos a retomar el camino ya sí, en dirección a Croacia, en concreto hacia los lagos de Plitvice que iban a ser nuestra primera parada en el país de las corbatas.

En poco tiempo desde Trieste llegamos a Eslovenia y el GPS de Europa que me había llevado se quedó sin carreteras ¿Y qué hice yo? pues perderme. En vez de ir por donde tenía que ir, me metí en una autopista dirección a Liubliana, así que tiramos de mapa de carreteras y salimos de la autopista por un peaje que aún no sé por qué motivo no tuvimos que pagar nada. La entrada a Croacia no se demoró mucho y tras 5 minutos llegamos a Croacia. Nada más entrar nos encontramos con una caseta que cambiaban a Kunas (la moneda croata), pero nosotros seguimos. Se nos hizo de noche y ya empezábamos a estar cansados. La carretera por la que íbamos era convencional de ida y vuelta y pudimos comprobar de primera mano todo lo que me habían comentado sobre la forma de conducir de los croatas. Van «a todo trapo», quien sea. Ya puede ser un “tunero” con Seat o un Mercedes con toda la familia dentro. Te adelantan en cuanto ven o creen que no viene nadie, ya sea en medio de una curva o simple línea continua. Además ajustan las distancias al máximo. Si viene un coche de frente piensan que les da tiempo y si no frenas tú para que les dé.

Estuvimos a punto de chafarnos el viaje cuando de pronto nos encontramos un animal enorme muerto en la carretera. Pasó un camión que iba delante de mí y no me dio tiempo a poder hacer nada, cuando le pasé por encima y sonó de todo por debajo del coche. Madre mía, nada más llegar y casi se nos jode el viaje. Desde luego era un animal grande y seguro que algún coche que viniera detrás mía con la suspensión un poquito bajada o algún paragolpes bajo, le destrozaba el morro. Más adelante y llegando a los lagos le empezó a sonar un ruido al coche. Me paré y me tiré al suelo a ver que podía ser. El pobre animal era tan grande que me partió el cubre cárter y lo llevaba colgando rozando por el suelo. Lo sujeté con el tornillo pero sabía que no iba a durar mucho…

Pasamos las dos entradas del parque y un poquito más lejos a mano izquierda vimos una sobe (casas particular donde puedes alojarte y que hay a patadas en Croacia). Nos abrió una mujer mayor que sólo sabía hablar croata (aunque nosotros ni inglés ni italiano ni nada….). Nos enseñó la habitación con baño completo dentro y nos dio el precio de 30€ (nos habíamos planteado que si tienen baño completo y aire acondicionado, nos podríamos gastar entre 20 y 30 euros) así que también por la hora que era, le dijimos que OK.

Sobe en los lagos de Plitvice, Croacia

Nos instalamos y salimos al jardín a hacernos en nuestro querido campin gaz unos ravioli que nos sentaron de lujo y a estar un rato tranquilo escuchando los grillos en medio de lo que suponíamos era un bosque, porque cuando llegamos allí ya era noche cerrada. Nos acostamos y a dormir.  Mañana estaríamos toda la mañana viendo el Parque de los lagos de Plitvice y por la tarde pondríamos rumbo a Dubrovnik, que también sería una buena paliza de coche, pero ya la última.

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Acerca de Víctor del Pozo

De profesión comercial y desde el 2008 escribiendo mis viajes en este blog. Viajando de forma responsable pero con la ilusión de un niño. Puedes cotillear un poco de mi vida aquí

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