Al sureste del Cairo, bajo las colinas de Mokattam, se extiende a lo largo y ancho de más de cinco kilómetros cuadrados una comunidad de recolectores de basura, los llamados Zabbaleen. En el resto de la ciudad a este barrio se le conoce como el gran vertedero, pero su nombre real es Manshiyat Naser, más conocido como la Ciudad de la basura de El Cairo.
El censo de la gente que vive allí es incierto, quizá casi trescientas mil personas. Una buena cifra para un simple barrio aun siendo El Cairo una de las ciudades más pobladas del mundo con más de 16 millones de habitantes. Pero para el resto de la ciudad, esta Ciudad de la basura no existe como tal y no dispone prácticamente de infraestructuras. Además, la mayoría de la población de este barrio es de fe cristiana y esto no es más que un agravante para estigmatizarlos más si cabe.
En nuestro primer viaje a El Cairo en el 2009 no nos pasamos por allí porque, sinceramente, había leído muy poco del lugar y no sabía ni tan siquiera que esta «Ciudad de la basura» era realmente un barrio que se encontraba en el mismo Cairo. Pero en esta ocasión y aprovechando que no viajaba con mi hija (sinceramente no es un barrio para ir con niños de dos años), se lo propuse a mis compañeros de viaje (mi primo y un amigo) y no dudaron ni un momento en dedicar un par de horas a recorrer este peculiar enclave y ver de cerca de qué se trataba la llamada Ciudad de la basura.
La Ciudad de la basura de El Cairo
Acabábamos de pasear por la ciudad de los muertos y el mismo taxista que nos guió por esta peculiar necrópolis nos acercó también hasta lo alto del barrio de Manshiyat Naser junto a la colina Mokattam. En un principio se iba a esperar para volvernos a llevar de vuelta al centro, pero decidimos en ese momento que volveríamos andando y veríamos tranquilamente este barrio que tanto me llamaba la atención, por lo que pagamos al taxista lo acordado y se marchó por donde vinimos.
En esos momentos estábamos todavía con la mosca detrás de la oreja con respecto al barrio. Hasta llegar a la parte más alta pudimos comprobar tras la ventanilla del taxi la condición de esta especie de arrabal.
Desde luego, pese a que todo El Cairo es una ciudad caótica, lo que vimos en ese momento se situaba en el peor extremo de lo anárquico. El asfalto de la carretera no existía, o si existiese tendría que estar tras la capa de arena, charcos y basura que se acumulaba por todas partes. Las viviendas parecían a medio construir —o derruir— y la gente paraba sus quehaceres para mirarnos al pasar junto a ellos. Nos dio incluso la sensación de que en el momento que nos bajamos del taxi todo el mundo sabía ya que estábamos allí.
En lo alto del barrio, en la ladera de la montaña, se encuentra la iglesia de San Simón el curtidor, la cual era uno de los motivos por el que nos acercamos hasta allí. Está iglesia se construyó a finales del siglo pasado siendo hasta la fecha la iglesia ortodoxa copta más grande de Oriente Medio con capacidad para casi veinte mil personas dispuestos en unas vertiginosas gradas en forma de abanico.
En las paredes de la montaña junto a la iglesia se pueden ver escenas bíblicas talladas directamente en la roca, lo que da a este lugar un carácter cristiano que hace que te olvides por un momento de que te encuentras en una de las ciudades musulmanas más grande del mundo. El conjunto entero es impresionante y no me cabe duda recomendar llegar hasta allí aunque sea simplemente para conocer esta iglesia.
Allí mismo, al lado de la iglesia, nos tomamos unos bocadillos que compramos en los bajos de un edificio. Dicho edificio se encuentra a medio construir y sólo existen las paredes y una escalera por la que poder subir hasta la azotea. Si se llega hasta este lugar no se puede dejar pasar la oportunidad de subir a lo alto de este edificio y observar con vuestros propios ojos las vistas que se ven desde allí arriba. Bajo vuestros pies veréis desplegarse todo este barrio y podréis comprobar al momento por qué le llaman la Ciudad de la basura.
No solo en el suelo de las calles hay basura. No solo dentro de los edificios. Tampoco me sorprendió concretamente ver las azoteas llenas de latas metálicas. Fue el conjunto en general y el murmullo del barrio en plena ebullición lo que más me llamó la atención. El chasquido procedente de algún lugar inconcreto, el sonido de maquinaria que no localizaba, bocinas de furgonetas destartaladas, martillazos, alguna piara de cerdos o rebaño de ovejas en el sexto piso de un edificio, las antenas parabólicas camuflándose entre cientos de bolsas de basura… Un sinfín de detalles que hacen de este lugar uno de los más peculiares y sorprendentes de El Cairo.
La Ciudad de la Basura no es ni por asomo un lugar que salga en las guías de viajes. Es sucio, sin ningún lugar de interés (salvo la mencionada iglesia) y además dicen que no es muy recomendable andar por allí porque puede llegar a ser hasta peligroso. Pero a cambio, si te animas a visitarla, podrás ver un barrio que en pocos o en ningún lugar del mundo verás.
A simple vista paseando por allí se nota —y no hace falta ser un lumbreras para darse cuenta— que la gente que vive en esta comunidad es de clase social pobre. La gran mayoría se dedica a recoger basura del resto de la ciudad y traerla hasta aquí para su posterior reciclaje, y el hacer esto en una ciudad como El Cairo, tan poco respetuosa con el medio ambiente, mas que rebajarles su estatus yo diría que les dignifica. Y no lo hacen mal. Los Zabbaleen son considerados una de las comunidades que más recicla en todo el mundo con más del 80% de todos los residuos que recogen. Teniendo en cuenta que recogen diariamente hasta 3000 toneladas… no es ni mucho menos una mala cifra de reciclaje.
Aunque aparentemente se vea mucho desorden y caos en el barrio, gran parte es debido a la «ilusión óptica» de ver un montón de basura en la calle. Pero si te fijas bien podrás ver que en cada casa, cada local o calle donde se acumula la basura los residuos están muy bien distribuidos según su categoría. Bloques enteros de papel, otros de trapos, hojalata, plásticos… y de los residuos orgánicos se encargan los animales como los ovinos o puercos que viven dentro de algunos edificios diáfanos aprovechados para este fin. Los materiales que todavía pueden rehusarse los venden para generar nuevos productos, y entre ellos, al que mayor valor dan es a la chatarra electrónica aprovechando viejas piezas para restaurar ordenadores.
Poco a poco han ido surgiendo en el barrio asociaciones para mitigar el bajo índice de escolarización infantil ofreciendo una alternativa de formación guiada en torno al reciclaje que con casi toda probabilidad será el oficio de muchos de los niños del barrio, y aunque la educación no sea la misma que se ofrece en los colegios oficiales, al menos de esta manera se les concede otra alternativa para formarse.
Desde la iglesia situada en lo más alto del barrio bajamos hasta la calle principal —por llamarla de alguna manera— y fuimos paseando con cierta intranquilidad ya que nos percatamos que la gente no paraba de mirarnos. No sacamos las cámaras de fotos casi en ningún momento, y con el móvil tratamos de hacer un pequeño vídeo para intentar captar el ambiente y en menos de tres segundos tuvimos que cortar porque se nos acercaron a decir —no amablemente— que dejáramos de grabar.
Tras este pequeño incidente continuamos andando y notamos que unos tres chicos subidos en un tuk tuk nos seguían. Pasaron al lado nuestro en varias ocasiones y en una de ellas giraron la moto como queriéndose abalanzarse sobre nosotros para asustarnos. Fue un momento tenso que pasó en cuanto pusimos los pies fuera del barrio. No es que viéramos que la zona fuera excesivamente peligrosa. La verdad que salvo por la cantidad de basura que había, esta zona no dista mucho de otros barrios de El Cairo, notablemente más marginal pero en el que puedes ver niños jugando (aunque también trabajando en la basura), mujeres yendo a la compra y en general bastante comercio por su arteria principal. Pero la situación de estar allí con la sensación de estar vigilados constantemente nos había creado un halo de intranquilidad que sinceramente pensé que ya habíamos estado suficiente tiempo y que estábamos sobrando en aquel lugar llamado Ciudad de la basura.
Atrás dejábamos el olor de este barrio, del hogar que desde hace más de medio siglo sirve a esta gente cuya ocupación original fue la ganadería junto al Nilo y que las circunstancias les llevaron a esta parte de El Cairo para dedicarse al reciclado de basuras y a conocerse como los Zabbaleen, los recolectores de desechos que viven en Manshiyat Naser, la Ciudad de la basura. Sin duda un lugar curioso y muy sorprendente de ver en El Cairo.
Tremendo lugar del que nunca jamás había oído hablar. Estuve en El Cairo hace unos 4 años y te puedo prometer que nadie pronunció el nombre de dicho barrio (hubiese despertado mi interés seguro). Más que un blogger has hecho labor de un reportero en un territorio conflictivo. Parece más una crónica de guerra que un post y eso me ha gustado mucho. Me da mucha rabia haber estado en El Cairo y no haber visitado esa iglesia ni el barrio de la basura. Sin duda, es un argumento excepcional para volver al Cairo, una ciudad que yo tenía mitificada en mi imaginario interior como tierra de faraones y que, al estar allí, me sorprendió por su desmesurada suciedad, pobreza y caos. Un caos que no me pareció atractivo. Un escalafón de misería que creía no existía en Africa del Norte. Enhorabuena por la crónica y gracias por la impagable información que (que yo sepa) eres el primero que documenta.
Buenas Javier! Antes de nada agradecerte este comentario que levantaría el ego a cualquiera jejejeje… pero nada más lejos de la realidad. No es un lugar que se suela visitar y por lo tanto tampoco se suele oir mucho de él. Yo lo conocí porque suelo ver muchas curiosidades del mundo y me las voy apuntando para cuando vaya a los destinos. Tampoco es que sea un lugar conflictivo como tal.. simplemente es un barrio más pobre de lo habitual en El Cairo y al final da la sensación de que es más peligroso, pero no tiene porque pasar nada y de hecho no nos pasó nada.
Yo lo he visitado la segunda vez que fui al Cairo, por lo que ya sabes… si vuelves a ir, te acercas y ya verás como te sorprenderá. Para mi la ciudad de El Cairo es una de las que más me gusta del mundo por su caos, vida e historia y no dudo en que volveré algún día.
Un fuerte abrazo!
Este área del Cairo es un área singular y es tranquila. Sus gentes son amables y pacíficas y te ayudan con mucho gusto si les preguntas.
Lógicamente se trata de un barrio humilde, lo que hace que sea apropiada una vestimenta no muy llamativa por respeto.
Este barrio está lleno de basura (hasta dentro de las casas), porque las familias viven de clasificarla y reciclarla y esto es el sustento de cada familia. Hacen una gran labor.
En cuanto a la iglesia: Es una auténtica maravilla. Vale la pena sentarse allí y escuchar misa (aunque es en árabe). Es una experiencia única por todo el entorno.
Cerca de la iglesia hay como unos merenderos donde los fieles se sientan con la comida que traen de sus casas.
Viajaba con tres amigos y una familia nos dio a probar unos rollitos de arroz y carne de pollo picada y hierbabuena envueltos en hojas de parra y estaban deliciosos. Pasamos allí una tarde entera y salimos casi de noche.
Fue estupendo.
Buenas Carmen! Gracia por tu comentario.
No tuvimos la oportunidad de ver oficiar ninguna misa en esta iglesia, pero hubiera sido una buena experiencia.
En los merenderos que mencionas allí nos tomamos nosotros el bocadillo. Un ambiente muy bueno y un montón de niños jugando al futbol. La verdad que es un barrio que sí que merece la pena visitar.
Un saludo!
Pingback: Manshiyat Naser, la ciudad de la basura de El Cairo
Hola! Viajé con una amiga a Egipto hace un mes. Dos chicas de 24 años por Egipto así que decidimos contratar todo desde España. Visitamos lo típico (crucero por el Nilo, playa en Hurghada con buceo en el mar rojo…) pero en El Cairo solo teníamos el hotel con desayuno y una excursión a las pirámides de Guiza. Los guías nos recomendaron contratar el resto de excursiones para los 3 días restantes pero no quisimos pagar tanto y fuimos por libre. Conocimos un chico en Khan Al khalili que era de este barrio. Hablaba inglés porque encontró un libro en la basura y decidió estudiar por su cuenta. Nos llevó a una mezquita y cuando nos fiamos más de él, a su barrio. La sensación fue de estar en una montaña rusa, tan pronto tenía miedo como que me alegraba de habernos fiado de él. Nos contó la historia de esta peculiar parte de El Cairo, recorrimos sus calles y llegamos a la Iglesia. Nos contó que todos los jueves realizan exorcismos y que si hay luna llena la atmósfera es increíble. La gente nos miraba (dos chicas occidentales en ese lugar) pero al ir con él no sentimos peligro alguno. Al final nos llevó con su coche privado a lo alto de una colina, donde tomamos una cachimba y unas cervezas disfrutando de El Cairo a nuestros pies. Terminamos la noche jugando a los bolos. Un día peculiar lleno de contrastes en una ciudad caótica. Nos encantó!
PD: tenemos el contacto de este chico, por si te gustaría recabar más información o si vuelves poder ir con él! le encantaba enseñar su barrio y contar todas sus historias, además de ser periodista y hablar inglés con muy buen nivel.
Joder Verónica! Genial!!! Así si que es conocer un barrio y sus gentes. Cierto es que es para mosquearse un poco, sobre todo si te lleva ya a algún sitio más retirado, pero si salió todo bien, pues mira, eso que os llevasteis. Si alguna vez vuelvo (espero) ya me dirás el contacto.
Gracias por contarnos tu historia!!! Un saludo!!!
Buenos días Victoria,
Voy a ir al Cairo en verano. Me gustaría mucho visitar este barrio con una persona que viva allí. Si te va bien pasame su contacto le preguntaria si le va bien mostrarlo.
Muchas gracias.
Un saludo cordial,
Paco
paco_010@yahoo. es
Una imagen vale mas que mil palabras. REBAÑO DE OVEJAS PASTANDO EN UN VERTEDERO. Experiencia de 20 enero 2023. Maravilloso el Egipto antiguo.