La mañana del tercer día en San Francisco la teníamos programada para ver uno de los hitos turísticos más destacados de la ciudad californiana. Haríamos la excursión a Alcatraz, la famosa isla en la que se construyó en el verano de 1934 el que acabaría siendo uno de los presidios más famosos e históricos del mundo, y no precisamente por su buena labor de rehabilitación de presos…
Esa mañana bajamos andando desde nuestro alojamiento hasta la calle Market donde decidimos olvidarnos de andar tanto como el día anterior y cogimos un tranvía que nos dejara a las puertas del muelle 33, lugar desde donde salen los barcos para hacer la excursión a Alcatraz.
Reservar la excursión a Alcatraz
Una de las primeras cosas que tenemos que hacer cuando sepamos los días que vayamos a estar en San Francisco debería ser saber si queremos hacer la excursión a Alcatraz o no. Desde luego esta es una visita que recomiendo concienzudamente, aunque para gustos colores… por lo que si finalmente queréis incluir esta visita a vuestro planing de San Francisco, entonces no deberíais perder mucho tiempo en reservar la excursión a Alcatraz.
No es que se agoten los ticket tres meses antes, pero nosotros estuvimos a punto de no poder hacerla porque reservé con tres semanas de antelación y sólo quedaban unas pocas visitas para el último día que teníamos planeado estar en San Francisco. Por los pelos, pero las pillamos.
Existen tres excursiones para visitar Alcatraz. Una es visitándolo a primera hora de la mañana para disfrutar del presidio sin tanto agobio de gente. Otra nocturna (cuando anochece… no de madrugada) donde se realiza una presentación hablada en el barco rodeando la isla y luego en el interior puedes disfrutar de alguna programación y evento especial que sólo se hacen en este tour nocturno. Y la tercera, la opción que coge la gran mayoría de gente e incluido nosotros, el tour de día en el que se dispone de un amplio horario de mañana y tarde (dependiendo de la época del año). Tanto este último como el matinal el precio es de 31$. El nocturno, al ser más exclusivo, cuesta 38$ y además es el primero en agotarse, por lo que si queréis hacer este tour no deberíais dormiros en los laureles y reservarlo cuanto antes (precios del 2015).
En este enlace podéis comparar los distintos tour a Alcatraz y sus precios actuales, y en este otro, en el recuadro de arriba a la izquierda que veréis en la web, podréis buscar el día que queráis reservar.
Excursión a Alcatraz. Repasando la historia del mítico presidio.
La isla de Alcatraz y su presidio es uno de esos lugares que ves de lejos y piensas, «allí no se debía de cocer nada bueno…». Parece la típica escena de un barco fantasma varado en medio del mar. Un lugar frío y gris de roca y hormigón abandonado a su suerte y a medio derruir. Desde luego parece el lugar perfecto donde retener a las almas más despiadadas y peligrosas de Estados Unidos a comienzos del siglo XIX, y ese precisamente fue el propósito de su construcción.
Según nos acercábamos a la inhóspita isla, la fría brisa de la bahía de San Francisco y las corrientes marinas que hacían tambalear ligeramente el barco nos ponían en situación —con un poquito de imaginación— de quién llegaba hasta aquí preso. Por la ventana de la embarcación podrían ver cómo iban abandonando poco a poco su libertad dejando atrás a la próspera ciudad de San Francisco de los años 40, con un Golden Gate Bridge a punto de inaugurarse, mientras que avanzaban inexorablemente a aquél retiro de aspecto siniestro y fantasmagórico pero con una realidad entre sus muros aún mucho peor.
No hace mucho tiempo, la verdad. Poco más de 50 años desde que Alcatraz cerró sus puertas a los mayores criminales del país. Por eso, aún hoy, las paredes parecen resonar los ecos de aquella época, las celdas todavía mantienen los pensamientos retenidos de los presos y no es difícil imaginar a los guardias recorriendo las cornisas y pasillos elevados de los pabellones.
La llegada a la isla se hace bajo un silencio atronador. La ciudad queda lejos y el romper de las olas son la única sinfonía que no deja de sonar. Nos recibió un representante del Servicio de Parques Nacionales y en inglés comenzó a explicarnos una introducción de la prisión que íbamos a visitar.
La visita por las distintas estancias se realiza con un audio guía que se recoge en la sala de duchas. En esta estancia la sensación que se tiene es que nosotros mismos estábamos haciendo cola para prepararnos a ser encerrados. Este era el lugar donde dejaban sus pertenencias los presos y se les aseaba antes de enseñarles donde iban a pasar el resto del tiempo.
A partir de este punto la prisión de Alcatraz será nuestra y podremos movernos sin problemas por los lugares habilitados siguiendo las instrucciones del audio guía, permanecer en ellos el tiempo que queramos o simplemente salir al exterior para observar las vistas de San Francisco desde La Roca. En total se suele estar visitando Alcatraz una media de 2 a 3 horas, por lo que así os podéis hacer una idea del tiempo que os ocupará esta excursión a Alcatraz. Los ferrys de vuelta al puerto de San Francisco salen cada 30 minutos.
Los siniestros pabellones, grises y fríos, son recorridos diariamente por centenares de personas bajo un murmullo multitudinario. Pero cuando Alcatraz estaba en uso, el silencio reinaba en todas partes. Una de las estrictas normas que todo preso debía cumplir era la del silencio. No poder hablar nada, como mucho susurrar. Una norma que con el simple hecho de pensarlo enloquece a cualquiera.
Alcatraz estaba diseñada como una prisión de castigo. Todo aquél que daba problemas en otras cárceles era confinado aquí, a la prisión más dura de los Estados Unidos en aquella época. Entre los más célebres huéspedes de Alcatraz encontramos a Al Capone, Robert Stroud (el hombre pájaro) o Whitey Bulger.
Desde luego que La Roca no era un buen lugar donde acabar. Las normas eran estrictas y muy restrictivas. No dudo que hubiera exceso de abusos en la autoridad y que las condiciones allí dentro fueran casi infrahumanas, pero la gente que acababa allí se había ganado a pulso visitar el infierno. Algunos presos, aquellos que demostraban una conducta más disciplinada, eran «beneficiados» con unos privilegios tales como tener un puesto de trabajo dentro de la cárcel haciendo labores de confección, carpintería o simplemente lavando la ropa. En las condiciones y normas por las que se regía Alcatraz, tener una ocupación así era una concesión que todos los presos querrían ganarse.
Por el contrario, a los presos más problemáticos se les confinaban al temido Bloque D, lugar donde a las celdas se las conocían con el sobrenombre de «el agujero». Si el resto de celdas en los demás bloques carecían de privacidad, aquí en el bloque D la intimidad sería extrema, tanta como para perder el juicio. Celdas con una doble puerta de plancha de acero, en total oscuridad y sin ningún tipo de contacto con otros reclusos. No salían ni para comer. Si acababas allí tendrías asegurado días de aislamiento completo y tiempo para pensar en lo que habías hecho.
Las celdas «normales» de los demás bloques no es que fueran la habitación perfecta, pero no estaban desnudas como en el bloque D. Contaban con un catre, un escritorio y un lavabo e inodoro al fondo de ellas. Podían disponer de libros que les dispensarían los guardias bajo petición y comer junto a los demás compañeros en el comedor.
Las historias de Alcatraz como os podéis imaginar se cuentan por decenas, algunas de ellas tan espectaculares que han merecido ser plasmadas a través del séptimo arte. En la audio guía nos cuentan unas cuantas de ellas. La más famosa es la denomina fuga de Alcatraz, perpetrada por Frank Morris y los Hermanos Jonh y Clarence Anglin en el año 1962. Juntos elaboraron un plan de evasión que consistió en crear una salida de la celda a través de un agujero por detrás del lavabo y continuar su fuga por los conductos de ventilación hasta el tejado. Una vez allí descendieron por los canalones y con una balsa rudimentaria que construyeron ellos mismos consiguieron escapar por el agua.
Tras darse cuenta los vigilantes de la ausencia de los presos, activaron la alarma y en ese momento comenzó una de las mayores búsquedas que se recuerdan del mismísimo FBI. Sin localizarlos, finalmente los dieron por muertos y tras estimar las posibilidades de fuga que tenían se llegó a la conclusión de que murieron ahogados en la bahía de San Francisco, aunque hasta hoy día sigue siendo un caso sin resolver, por mucho que les hayan dado por muertos… (ver noticia actual de este caso).
Y es que escapar de esta prisión no era tarea fácil. El planear una fuga estaba en la mente de una gran mayoría de presos, pero pocos lo intentaban, y salvo en el caso anterior, nadie lo consiguió o terminaron muertos tras los disparos de los guardias. En total se contabilizaron 14 intentos de fuga por parte de 36 presos. Estos no sólo tendrían que elaborar un plan para salir de su celda, luego de los bloques y finalmente de la isla, sino que después tendrían que apañárselas para cruzar dos kilómetros de aguas bravas con una temperatura media de 12ºC y corrientes que dificultaban desmesuradamente nadar pudiéndose tardar hasta una hora llegar a tierra, tiempo suficiente como para que antes de ponerte a salvo salten todas las alarmas de la prisión.
Tras la famosa fuga de Alcatraz de Frank Morris y los hermanos Anglin la debacle de Alcatraz empezó a barruntarse. Un año después de este acontecimiento Alcatraz mostraba un aspecto decadente. Debido al alto presupuesto que conllevaba mantenerlo dejó de ser rentable y se decidió echar el cierre en 1963. Otros dicen que su clausura fue motivada por la cantidad de denuncias sobre las condiciones inhumanas y crueles con las que sometían a los presos. Sea como fuese, el 21 de marzo de aquél año se dio por cerrada la prisión más temida de aquellos tiempos tras 29 años de funcionamiento en los que se declaró no haberse fugado nadie.
Desde 1972 la isla de Alcatraz pasó a convertirse en Parque Nacional y comenzó a ser operado por el Servicio de Parques Nacionales de los Estados Unidos hasta nuestros días. Precisamente son sus agentes los que nos reciben en el puerto y los que gestionan la excursión a Alcatraz.
Ya no hay guardias ni presos dentro de sus muros, las celdas están vacías, pero al visitar «La Roca» aún puedes imaginarlos allí y sentir su historia. Sin duda la excursión a Alcatraz es una de las excursiones en San Francisco que merece mucho la pena hacer.
Estoy deseando estar allí!!! Por cierto, qué tal llevó Vera la visita? Aunque supongo que al ser tan pequeña, se comportó… A ver qué tal nos va con Iris en Alcatraz…
Perfectamente! Vera en los viajes se porta muy bien, y como en esta excursión se coge barco y se puede dar un paseo por fuera del edificio.. no tendrás problema. Allí Vera tenía un año. Todavía no era el trasto que es ahora jejeje
Hola, una preguntilla, en septiembre estaremos nosotros por allí con nuestro peque de casi 3 años, y quería saber si se puede hacer bien la excursión con la sillita de paseo del peque.
Gracias por compartir vuestro viaje !
Hola Mari! Nosotros fuimos con carro y sin problema. Está todo habilitado e incluso los operarios te facilitan los accesos. También hay ascensor para subir de planta. Lo único por fuera de la cárcel, que es campo abierto y tendrás que subir alguna escalera… pero sin problema.
Un saludo!!!
Interesante para mí próximo viaje