Praga con frío, mucho frío.

Desde que aterricé en Madrid en nuestro viaje a Praga tuve la sensación de que tenía que volver a la ciudad Checa algún día. Lo tenía clarísimo. No puede ser que el mayor recuerdo que tenga de Praga sea el frío que pasamos. Y pasamos mucho frío por cierto. Salir a la calle casi se convertía en un suplicio. El frío no sólo no nos dio tregua en los tres días que estuvimos en la capital checa, sino que además las condiciones empeoraban según pasaban los días hasta el punto de llegar a convertir la ciudad en un enorme congelador donde corrías el riesgo de helarte las manos si por algún casual te planteabas sacarlas del guante para, por ejemplo, hacer una simple foto.

Visitamos Praga en el mes de Febrero (2012) bajo una intensa ola de frío siberiana que tenía a media Europa congelada. En la ciudad estábamos alojados en pleno corazón del barrio judío en un apartamento para cuatro personas que reservamos un día antes (115€ la noche para 4 personas) debido a los problemas que tuvimos con los vuelos (ya que en un principio nuestro destino iba a ser Roma pero nos cancelaron el vuelo por nieve…).

Dentro del apartamento teníamos la calefacción a tope, estábamos en camiseta de manga corta y yo dormía hasta desarropado. Pero cuando queríamos salir a la calle el pesado ritual era siempre el mismo. Ponerme dos calcetines (prefería una posible ampolla a congelarme los pies), una «maya» de Eva (que aunque me quedara un pelín corta, se agradecía), unos pantalones, camiseta interior térmica, camiseta, jersey/sudadera, cazadora y finalmente, guantes, bufanda/pañuelo y gorro. Lo que viene siendo, ir embutido por completo, pero aun así, pasamos frio.

Todas las mañanas salíamos andando desde nuestro apartamento hacia el centro de la Ciudad Vieja. Allí nos encontrábamos la mayoría de las veces la famosa plaza de la vieja Praga envuelta en un ambiente extraño, casi sin gente, y la poca que había se juntaba bajo el ayuntamiento observando el famoso reloj astronómico.

Plaza vieja de Praga

Anduvimos por los alrededores de la plaza con la sensación de estar haciéndolo bajo la atenta mirada de la historia de una ciudad moderna camuflada bajo el atuendo y elegancia típica de la Edad Media, pero con un pasado reciente mucho más desdichado. Dos guerras mundiales, la ocupación nazi y el régimen soviético azotaron a un pueblo que nunca se dejó vencer sin luchar. Hoy en día en sus calles no se percibe ni un ápice de esa historia, como tampoco podemos imaginarnos estas calles ocupadas por los tanques soviéticos. Ahora las elegantes fachadas de color pastel cobijan comercios de las marcas más distinguidas que comparten barrio con numerosos bares, restaurantes y casas de cambio.

Small Square de Praga

En un momento decidimos hacer un tour por la Ciudad Vieja. La excesiva palabrería de un guía argentino que nos encontramos junto al ayuntamiento con un paraguas rojo publicitario nos acabó convenciendo de que teníamos que hacer la visita sí o sí. Con él recorrimos la Ciudad Vieja y el barrio de Josefov entrando en detalles de lugares como el propio Ayuntamiento o el Teatro Estatal y refiriéndose alusivamente al escritor Kafka y numerosos detalles más de las estatuas y fachadas de Praga con las que nos íbamos cruzando.

Nuestro guía argentino explicándonos la historia de Praga que está dibujada en los mosaicos del interior de la torre medieval del antiguo Ayuntamiento.

La visita guiada, de unas dos horas aproximadamente, la terminamos en la gigantesca plaza de Wenceslao y volvimos sobre nuestros pasos hacia las entrañas de la Ciudad Vieja para dirigirnos a la orilla del río Moldava.

Queríamos ver el famoso puente de Carlos, que pese a ser uno de los lugares más concurridos de Praga, la ruta que acabábamos de hacer no pasaba por él. Cuando llegamos me sorprendió encontrar el puente sin demasiada gente, evidentemente gracias al frío que estaba haciendo y las pocas ganas que había de estar en la calle.

Puente de Carlos en Praga

En sus 500 metros de longitud nos cruzamos con artistas callejeros y estatuas de santos que se van sucediendo a cada uno de los lados, algunas sobre las cuales recaen ciertas leyendas como la estatua del mártir San Juan Nepomuceno situada en el mismo punto donde fue arrojado el santo al Moldava y que ahora escucha las plegarias de los turistas que buscan hacer realidad sus deseos tocando la base de su estatua.

Puente de Carlos en Praga

Puente de Carlos en Praga

Este puente es sin duda uno de los lugares con más encanto de la ciudad y por el que pasaríamos más de una vez en nuestro viaje a Praga. Al otro lado del río está el barrio conocido como Ciudad Pequeña, pero en ese momento no era nuestra intención visitarlo así que nos fuimos bordeando el río hasta llegar a otro puente que nos cruzara de nuevo a la ciudad vieja.

Nos volvimos a perder en sus calles buscando el asilo de algún bar para resguardarnos del intenso frío. Prácticamente ningún día nos cundía por completo por culpa de la temperatura. Cada dos horas como mucho buscábamos un lugar caliente donde refugiarnos de los muchos grados bajo cero que había en la calle y en todo el día podíamos estar fácilmente más de 5 horas metidos en bares, tanto para comer como para saciar mi gusto por la cerveza Checa a medio litro por trago. Pero la cosa al día siguiente iba a peor.

A los 18 grados bajo cero que tuvimos el segundo día se sumó un incómodo viento que azotó la sensación térmica a cotas muy desagradables. Encima, nuestra intención ese día era subir a lo más alto de Praga en el barrio del castillo y a la colina Petřín, para lo cual madrugamos a una hora en la que el puente de Carlos aún se encontraba prácticamente libre de gente y en estado casi de congelación. El agua del Moldava no aguantaba el frío que hacía y entre los barcos atracados se acumulaban bloques enteros de hielo.

Puente de Carlos en Praga

Tardé poco tiempo en meterme a un bar y pedir un vino caliente que me templara el cuerpo, y con él en la mano, la visita al barrio de Malá Strana se hizo ya con otros ojos, al menos hasta que me duró el vasito de vino y se calentara el cuerpo por subir las cuestas que hay hasta el castillo.

Este bonito barrio, suburbio del castillo de Praga en sus orígenes, brilla por sí mismo y no tiene nada que envidiar a la tan famosa Ciudad Vieja. De hecho diría que fue el barrio que más me gustó y con más encanto de los que vimos en Praga. Sus callejuelas son empinadas, mucho más tranquilas y con rincones encantadores.

Malá Strana en Praga

Pero lo mejor del barrio lo veríamos en lo más alto, justo en las inmediaciones del castillo, donde asomados a una baranda de piedra pudimos ver unas vistas espléndidas de decenas de chimeneas humeantes templando los hogares de Praga.

Vistas de Praga

Visita al interior del castillo de Praga

El castillo de Praga es uno de los lugares imprescindibles cuando se visita esta ciudad. Desde aquí se creó la ciudad y se fue expandiendo colina abajo atravesando después el río Moldava. Nosotros llegamos pronto, pero si se llega a las 12 de la mañana se puede ver el cambio de guardia, cosa que tampoco teníamos especial interés de ver. Entramos en la oficina de turismo del castillo de Praga y compramos la entrada de visita corta (250 CZK) que nos daba acceso a la Catedral de San Vito, la Basílica de San Jorge, el callejón de oro y el antiguo Palacio Real, de los cuales, destaca sobre todos la catedral de San Vito cuya impresionante fachada gótica quita protagonismo a cualquier otra construcción cercana.

Catedral de San Vito de Praga

Este lugar ha servido como lugar de coronación y posterior panteón de muchos de los reyes de la antigua Bohemia así como lugar de descanso de arzobispos y santos como Juan Nepomuceno. Dado que me encanta el arte gótico, esta catedral es sin duda uno de los lugares que más me gustó, ya no sólo del castillo, sino de toda la ciudad.

Tumba de San Juan Nepomuceno

Catedral de San Vito de Praga

Otro de los lugares a destacar dentro del castillo es el antiguo palacio Real que visitamos casi en silencio y con la atenta mirada de los guardias de seguridad. Se trata de la antigua residencia de los reyes checos hasta el siglo XVI y en él se guardan viejos archivos donde se explica la historia del castillo de Praga. En su recorrido cabe destacar el Salón Vladislav, vacío y enorme pero que emana historia por cada una de sus paredes. En dicho salón se han celebrado bailes, ceremonias de coronación, asambleas y aún hoy se sigue utilizando para eventos oficiales.

Salón Vladislav

Continuamos andando por el recinto del castillo y llegamos hasta el muy nombrado «callejón de oro», que para mi gusto ha perdido todo su encanto desde que lo visité aquella mañana. Primeramente estas casas fueron ocupadas por misteriosos alquimistas y tras ellos se dejó paso a la ocupación de numerosos artesanos y escritores como Kafka, para más tarde servír como simples tiendas de souvenirs. Tenía ganas de visitar esta calle, pero me decepcionó por culpa de esperarme mucho de tan poco. Unas simples casas de colores con deocoración retro en un espacio reducido y dedicadas casi exclusivamente a vender recuerdos.

Callejón de Oro de Praga

Vistas panorámicas de Praga desde la Torre Petr Petřín

Con esto prácticamente terminamos nuestra visita al castillo de Praga, y tras tomarnos algo caliente en un bar cercano, atravesamos Malá Strana para dirigirnos a la colina Petřín. Quería llegar hasta la torre que se ve desde muchos puntos de Praga, muy parecida a la torre Eiffel parisina (guardando las diferencias), y para ello cogimos el funicular que sube hasta la cima ya que el tiempo no invitaba a subir andando (Situación del funicular de Petrin en google). Allí arriba nos encontramos con zonas nevadas y un parque prácticamente solitario que parecía abandonado dejado a la suerte del duro invierno.

Torre Petřín junto a la Catedral de San Lorenzo de Praga

No había ni un alma y sólo cuando nos acercamos hasta la torre Petřín comenzamos a ver algunos turistas más. Yo me animé a subir a la torre puesto que quería ver las vistas desde arriba, así que me abrigué todo lo que pude y me lancé a subir sus escalones hasta lo más alto esperando tener unas vistas espléndidas de Praga, y así fue. Sin duda las mejores vistas de la ciudad desde donde se divisan prácticamente todos los barrios cortados por el Moldava y una miniatura del Puente de Carlos. En ese momento Praga entera parecía un souvenir bajo mis pies.

Vistas de Praga desde la torre Petřín

El castillo de Praga desde la Torre Petřín

Vistas de Praga desde la torre Petřín

La casa danzante de Praga

Cuando bajé de la torre decidimos no entretenernos más en aquel parque solitario que parecía congelado en el tiempo por el frío y bajamos de nuevo en el funicular hasta la orilla del río para dirigirnos al barrio nuevo de Praga. Allí pudimos ver la casa Danzante, uno de los edificios más famosos y curiosos de la ciudad y que yo tenía muchas ganas de ver. La rebautizaron con el nombre de Ginger y Fred por el parentesco en su estructura a los famosos bailarines. Desde luego su situación entre los clásicos edificios que lo rodean crea un contraste muy llamativo.

La Casa Danzante de Praga

La Casa Danzante de Praga

Paseando en la noche de Praga

Desde allí nos volvimos a dirigir al centro donde el frío intenso hizo que decidiéramos pasar la tarde de bar en bar charlando y esperando la noche, y cuando esta llegó, aprovechamos para disfrutar Praga en la intimidad de las sombras.

Sin duda fue una de las mejores experiencias del viaje y que gracias al frío que hacía pudimos gozar en total soledad. Cuando la noche llega a Praga a temperaturas de casi -20 grados (imaginaros la sensación térmica…), poca gente sale a la calle. Los vecinos de Praga se quedan al resguardo de sus hogares y sólo unos pocos transeúntes deciden pasear a esas horas. Nosotros entre ellos.

Torre de la Pólvora de Praga

La noche es el momento perfecto para ver los lugares más turísticos sin tanta gente o prácticamente solos. Ha estas horas cada rincón de Praga exhala anhelos de épocas pasadas y transmite una sensación de tranquilidad imposible de conseguir a cualquier otra hora del día. La plaza de la Ciudad Vieja descansa tras un día pisoteada por cientos de personas y sólo el reloj astronómico parece tener insomnio y sigue marcando el tiempo, aunque más silenciosamente que antes, bajo la atenta mirada de las torres de Tyn.

Plaza de la Ciudad Vieja de Praga

Nuestros pasos retumban en las estrechas calles mientras nos dirigimos hasta el río Moldava. A estas horas el puente de Carlos es menos puente que nunca. Casi no hay gente que lo atraviese y sus estatuas son prácticamente los únicos moradores de Praga que parecen esperar a que te marches para descansar de sus incómodas posturas.

Puente de Carlos en Praga

Puente de Carlos en Praga

Incluso el río Moldava parece haber parado su curso y sus inquietas aguas semejan ahora un espejo reflejando las brillantes luces del viejo castillo.

Praga de noche

La noche es sin duda un momento especial en todo viaje a Praga. Las calles se convierten en misteriosas galerías que parecen susurrarte y hacen que te gires teniendo esa fría sensación de que te vigila alguien, quizás por la estatua de Kafka que teníamos junto al apartamento o el mítico Golem pidiendo salir de su letargo entre las paredes de la vieja sinagoga. Los paseos en la noche de Praga fueron sin duda de lo mejor de nuestro viaje.

Iglesia de Nuestra Señora en frente del Týn

Praga bajo un manto de nieve

La última mañana Praga apareció cubierta de nieve. Durante toda la noche había estado nevando y se había quedado una fina capa de nieve sobre los tejados y suelo de la ciudad. A primera hora visitamos en total soledad parte del barrio judío y entramos a su antiguo cementerio que acabó por dejarnos helados por completo.

Puedes leer el artículo del barrio judío aquí; BARRIO JUDIO DE PRAGA.

 

Cementerio judío de Praga

Después aprovechamos esta bella estampa que teníamos de Praga nevada y quisimos recrearnos con las vistas de la ciudad desde la torre del antiguo Ayuntamiento (100 CZK). Si desde el castillo y la torre Petřín tuvimos unas vistas generales de toda Praga, desde esta torre se puede decir que la vista es mucho más íntima e igualmente de impresionante.

Vistas de Praga

Vistas de Praga

Dada la poca altura de la torre parecíamos estar sobre los propios tejados de las casas y podíamos intuir el entramado medieval de la ciudad que se distribuye a modo de raíces desde la plaza que teníamos bajo nuestros pies teñida ahora de blanco.

Vistas de Praga

Cuando bajamos pusimos rumbo de nuevo al puente de Carlos (por tercera vez en este viaje) y pese a estar todo nevado, fue el día que más gente vimos sobre él. Yo no quise perderme las vistas elevadas desde la torre que da acceso al puente desde la Ciudad Vieja y subí para deleitarme por última vez de este lugar.

Puente de Carlos en Praga

Ya teníamos que irnos y con cierto miedo cogimos un taxi y nos dirigimos al aeropuerto. Estábamos temiendo que se cancelara de nuevo el vuelo y nos quedáramos «tirados» en Praga sin poder volver a casa, pero en esta ocasión todo salió como estaba previsto y en poco tiempo dejamos Praga sumida en esa ola de frío siberiano que azotó a Europa entera y que, en cierta manera, nos dejó un ligero sabor de boca amargo, pero que sin este frío no hubiéramos podido conocer ciertos lugares de Praga en tanta soledad como lo hicimos. Volveremos seguro algún día.

Victor del Pozo

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Acerca de Víctor del Pozo

De profesión comercial y desde el 2008 escribiendo mis viajes en este blog. Viajando de forma responsable pero con la ilusión de un niño. Puedes cotillear un poco de mi vida aquí

34 Respuestas a Praga con frío, mucho frío.

  1. me encanto tu relato, en esa epoca estuve por munich con el frio siberiano pero no lo sufri, al ser un frio seco, pero praga es muy humeda y te entra a los huesos, mi visita de praga fue en marzo y en poco sacare un post y lo enlazare con el vuestro pues esta excelente.-
    soy argentina que vive en madrid, y lo del guia me hizo reir, veo argentinos hasta en la sopa jajaja me encanta !!!
    abrazo viajero

  2. Babyboom dice:

    La verdad es que con frío no se disfrutan igual las cosas pero qué chulas están las ciudades cubiertas del manto blanco de la nieve, una preciosidad. Qué valientes salir en plena noche con esa congelada!!!! Qué raro verte con una cerveza en la mano, jejejejeje. 😉

    • Desde luego con ese frío si que no se disfruta tanto… Yo soy de visitar las cosas con temperaturas bajas, pero de esta manera se hace imposible. Lo bueno era que cada dos por tres estábamos en bares bebiendo cerveza!!! jejeje

  3. Artabria dice:

    Qué frío me dáis solo con leeros, jeje. Es una pena que no se pueda disfrutar de un destino como se merece porque haga frío, o demasiado calor, o llueva….De todas formas, Praga se ve impresionante. Tengo muchas ganas de visitarla!

  4. nandus dice:

    Interesantísimo como siempre Víctor, tomo nota que el día 25 estaré por allí.

  5. Preciosas fotos!! de postal.
    me apunto tu método para combatir el frío, una rica cerveza !! jajaja.
    Y las fotos nocturnas… muy muy buenas.
    Bueno un fuerte abrazo para la familia, y a ver si hablamos.

    http://siemprejuntosporelmundo.blogspot.com.es

  6. M.C. dice:

    Lo bueno de que os hiciera tanto frío es que casi pudistéis disfrutar de la ciudad solos!!! Mis fotos de Praga de este verano son completamente distintas: con turistas por todos lados!!!!
    Un abrazo

  7. Hay que potenciar esto de internet, porque por mucho que leía la entrada y veía las fotos, con la temperatura que tenemos ahora, cuesta creer que hiciera tanto frío allí, ya el último día con la nieve algo ayuda xDDD

    Anda que entre ver la ciudad casi a solas y las sesiones de vino y cerveza, seguro que no estuvo al final nada mal el plan alternativo 😀

    Un abrazo!

  8. Tengo unas ganas locas de conocer Praga … por cierto, haría frio pero … la cerveza sagrada eh ? 🙂 … y bueno, al menos, esa fina capa de nieve hizo que tus fotos fuesen aún más … mágicas!

    Un abrazo.

  9. Viajar code: Verónica dice:

    Cada vez que leo y veo fotos sobre Praga me dan ganas de ir a visitarla:)
    eso so, espero que sin ola siberiana o a Jordi le da algo xD

  10. Sandra dice:

    Praga es preciosa y poder visitarla casi sin gente debe ser una delicia, pero si el precio que hay que pagar es aguantar temperaturas polares no sé yo… Cuando fuimos nosotros pillamos una tiempo perfecto: un poco de fresquito, lo justo para que pasear por la calle fuera agradable sin que te molestara la temperatura. Eso sí, la cantidad de gente que había en todas partes era exagerada.

  11. Carol dice:

    Impresionantes las fotografías, más las que están nevadas. Me han gustado más las vistas desde la torre del ayuntamiento que de la otra torre, porque por lo que se aprecia en las fotos, se ofrece una vista más cercana de la ciudad. Espero poder ir algún día y experimentarlo en mis carnes, pero con poco menos de frío, jejeje.

    ¡Un abrazo!

  12. Vaya postales que os habéis traido de la ciudad. Con frío y nieve, con sol y calor… Praga es una maravilla.
    Yo he estado dos veces con casi 20 años de diferencia y las dos me quedé fascinada por la ciudad.
    Un abrazo

  13. Helena dice:

    Bueno, hay que verle el lado positivo a la situación y prácticamente teníais la ciudad para vosotros solos… de los pocos valientes que se atrevían a salir a la calle (aunque fuera con «mayas», jejeje).
    Pocas fotos del puente de Carlos habré visto así, tan solitarias…
    Un saludo 😉

  14. Edu y Eri dice:

    En la universidad teníamos a una profesora que decía que estos sitios hay que visitarlos con frío, pues solo así se conoce un lugar de verdad. Bien le vendría una conversación contigo acerca de Praga… XDXDXDXD

  15. fran soler dice:

    o sea que hay que cuidarse mucho de ir Praga en invierno no victor?? aunque como dicen el frio va con la ciudad, un poquito menos se agradece. Me encanta lo que veo y lo que leo. Tengo que ir a Praga ( pero con menos frio que yo soy boquerón…) Un abrazo

  16. Praga dice:

    Qué bonita Praga! Y qué poca gente en el Callejón del Oro. Vamos, por no decir que no hay nadie..jaja. Yo cuando lo visité estaba a tope de gente!

  17. Antonio dice:

    Estuve en Praga a finales de octubre y también nos hizo mucho frío…no tanto como parece en vuestras fotos. Para entrar en calor nos fuimos a una cena «typical czech» junto con otros españoles del hotel, fue algo diferente y perfecto para entrar en calor 😉 os paso enlace para los más frioleros http://muchapraga.com/travel/cena-folclorica-con-espectaculo/ Gracias por el blog!

  18. Genial el artículo y muy buenas las fotos (por calidad y cantidad) 🙂
    Iremos en pocos días así que nos viene muy bien toda la info.
    Saludos!!

    • Víctor dice:

      Gracias Erik! Me alegro que te guste. Espero que disfrutes de la ciudad que seguro te gustará… y que además conocerás con mejor temperatura que nosotros.

      Un saludo!

  19. Cholo dice:

    Victor, buen artículo y gusto de ver esas estampas de Praga. Yo he ido dos veces con mis amigos (una en noviembre y otra en enero) supuestamente meses que hace un frío tremendo y la verdad que me lo esperaba peor… me pillo en 2014 el invierno que menos nevó y en 2015 (o al menos eso fue lo que nos comentaron desde White Umbrella jeje)

    • Víctor dice:

      Muy buenas Cholo! Pues nosotros pillamos un frío de narices… He estado en Laponia en Marzo con mucha mejor temperatura que aquí en praga. Es el sitio, junto a las noches durmiendo en un ger en Mongolia, que más frío hemos pasado, aunque tampoco tiene que ver lo de Mongolia con lo de Praga. Tengo ganas de volver para degustar mucho mejor la ciudad.

      Un saludo!

      • Cholo dice:

        Hola de nuevo! Como bien dices Mongolia poco tiene que ver con el clima continental puro y duro de Praga jeje

        Yo también me estoy plateando volver una tercera vez así que para lo que necesites ya tienes mi email por si necesitas un cable =)

        Saludos.

  20. Antonio dice:

    Este fin de semana tenemos previsto ir a Praga después de 16 años ( viaje de novios ), según vemos hay una ola de frío polar, que nos recomendáis?.
    Teníamos ganas de ver Praga en todo su esplendor pero tenemos nuestras reservas por el frío intenso y posibles cancelaciones de vuelos.
    La entrada de Víctor y su experiencia ha sido soberbia, es por ello que espero que antes del finde alguien nos pueda aconsejar al respecto. Gracias a tod@s.

    • Víctor dice:

      Hola Antonio!

      Si que es cierto que con mucho frío da más pereza visitar cualquier ciudad, pero Praga es bonita con frío y con calor. Seguro que disfrutaréis de cualquier manera. El problema lo veo si pilla una nevada buena y cancelan los vuelos… pero si conseguís llegar porque no os cancelen el vuelo, el frío allí es lo de menos. Abrigaros y disfrutad también de las cafeterías y cervecerías!! aaah… y del vino caliente!

      Un saludo!

      • Antonio de Alba dice:

        Gracias Victor, mañana salimos para allá….

        • Víctor dice:

          Es posible que os nieve este finde por allí, pero disfrutad igualmente de la ciudad!!! Está preciosa nevada. No os perdáis las vistas de los tejados nevados desde lo alto de la torre del reloj viejo.

  21. Genial tu relato! Yo he visitado Praga en septiembre con unas condiciones climatológicas medio buenas y me encantó. Siempre he querido volver a verlo con nieve porque es un espectáculo que tiene que ser maravilloso, pero ahora que te he leido lo de los 18 bajo cero me lo voy a tener que pensar dos veces… 🙂

    • Víctor dice:

      Pues yo justo lo contrario! tengo ganas de visitarla de nuevo pero con más calorcito y que las cervezas me sepan mejor jejeje

    • Antonio dice:

      Praga como ciudad es algo mágica, pero si le añades nieve, ya es algo difícil de describir. Para nosotros ( hemos estado 2 veces ), en Verano y el año pasado con ola de frío en Enero ( -15 grados ), no hay nada mejor que verla con frío, pero para gustos, los colores.
      Id en Invierno, no lo lamentaréis para nada … !!!

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