Ya estando en ruta en nuestra excursión a Abu Simbel me di cuenta que lo de salir en convoy se referían a salir uno primero y los demás a seguirlo como puedan. El camino se hace sobre una pista asfaltada a toda velocidad atravesando un desierto y pasando un par de controles. De noche las luces de los coches brillan por su ausencia y la furgoneta se abría paso sobre un asfalto que iba apareciendo poco a poco.
Los templos de Abu Simbel
Al llegar a Abu Simbel el conductor aparcó el coche y nos dijo la hora a la que teníamos que salir todos otra vez. La entrada al recinto nos costó 80 libras y nada más pagar nos vino un hombre preguntándonos que si queríamos un guía, respondiéndole nosotros que no lo necesitábamos. Pero lo bueno vino cuando leimos que con las entradas te dan un papel donde te ponía que el guía entraba en el mismo precio. Pues ya que lo hemos pagado nos volvimos al guía y nos dijo con todo su morro que ahora no quería él ¡Tócate los cojones! Estas cosas son para alucinar… aunque viendo la profesionalidad de muchos guías aquí, quizá es mejor ir solo. Dejemos de lado a esta gentuza y centrémonos en lo principal que eran los dos templos que veríamos a continuación.
Gracias a todos los países que colaboraron en el traslado de estos dos gigantes de piedra, liderados por la UNESCO en 1960, salvaron de las aguas del lago Nasser estos templos y otros tantos más. Gracias a esta operación España fue obsequiada con el templo de Debod ubicado ahora en el parque de la montaña en Madrid.
No eran ni las ocho de la mañana pero el calor que hacía era sofocante. Por el camino vimos al guía famoso que debió organizar nuestra emboscada de esa noche y que ahora ni nos saludó (y ninguna vez más en todo el viaje). Desde donde estábamos de momento lo único que veíamos era el lago Nasser con su paisaje desértico y una montaña que se elevaba de una forma extraña.
Pinchar aquí para ver el plano del interior de los dos templos
Al girar y posicionarnos mejor frente a la montaña tuvimos la recompensa de una noche larga de aventura y pudimos observar los dos templos magistrales con el templo mayor o templo deRamses II en primer plano. Según te acercas a él lo vas viendo más y más grande, y sus cuatro estatuas sedentes de Ramses II te deslumbran como en su día lo hizo con las caravanas que entraban por el sur del país. Este templo estaba dedicado al dios del sol Ra, y encima de la puerta, justamente en medio de las dos estatuas, se encontraba su figura con forma de halcón tallada en la roca. Entre los colosos también podemos ver figuras de menor tamaño representando a miembros de la familia real como a su esposa Nefertari o sus hijos, mientras que bajo sus pies sucumben sus enemigos junto a la cabeza de un coloso caído en un terremoto. Bonito también es el detalle de la cornisa con unos babuinos aplaudiendo la salida del sol, ya que el astro rey iba a ser el verdadero protagonista de este templo.
En el interior nos encontramos el pronaos con cuatro estatuas imponentes a cada lado representando al faraón con los atributos de Osiris, el Dios de ultratumba. En esta sala se pueden ver relieves en la pared representando las hazañas bélicas del faraón, mientras que en el techo observamos el buitre de la diosa Nekhbet, protectora del alto Egipto.
Siguiendo hacia dentro dejamos de escuchar gritos de guerra para ver en la segunda sala hipóstila cómo el faraón se funde con el resto de los dioses antes de llegar al sanctasanctórum. En el santuario del templo, Ramses II se sienta junto a los dioses Amón, Re Horakhty y Ptah, situándose al mismo nivel que las grandes divinidades. En este lugar ocurriría dos veces al año el llamado “milagro del sol”, debido a la orientación del templo que se encuentra alineado a la salida del astro. Justo esos días al amanecer, los rayos del Sol penetrarían por la entrada iluminando el interior del templo y llegando hasta el santuario para iluminar a tres de las cuatro estatuas. La estatua que quedaría en penumbra sería justo la que representa al Dios de la noche. Este acontecimiento científico más que mágico ocurre ahora 24 horas después de cuando lo hacía antes de ser trasladado el templo a su posición actual debido al mal cálculo de los ingenieros modernos, cosa que los egipcios en aquella época no fallaron.
La imagen de la pronaos y el santuario estan sacadas de www.deyave.com y www.planetasapiens.com respectivamente
De aquí nos pasamos al vecino templo dedicado a la Diosa del amor Hathor cuya construcción fue ordenada también por Ramses II para su mujer Nefertari. Este es un poco más pequeño en altura pero sorprendente igualmente. La puerta, ubicada en el centro, está vigilada por seis estatuas talladas en la roca representando las dos exteriores y las dos interiores a Ramses II y en medio de cada dos, su esposa Nefertari manteniendo el mismo tamaño que las del faraón. Bajo sus pies descansan las figuras de príncipes y princesas ramésidas.
En su interior podemos ver como aguantan el peso del techo seis columnas decoradas con la cabeza de la diosa Hathor, y en las paredes la soberana Nefertari se encuentra en presencia de las deidades femeninas.
Imagen sacada de http://egiptomaniacos.top-forum.net/
Con esto dimos por terminada la visita al mayor ejemplo del patrimonio faraónico de Nubia, que bien mereció la pena madrugar y pegarnos la paliza desde las 2 de la madrugada.
El templo de la isla Philae
La furgoneta nos estaba esperando con el aire acondicionado a tope y en 3 horas de recorrido llegamos al barco sin ningún contratiempo. Comimos y nos fuimos en taxi a ver el último templo que teníamos pensado en nuestro viaje a Egipto. Tras dejarnos en un embarcadero y pagar las 50 libras de la entrada, nos encaminamos a ir hacia la llamada “Perla de Egipto”.
Ubicada actualmente en la isla de Agilkia, el templo de Philae dedicado a Isis (la gran maga), fue otro de esos templos salvados in extremis de la que fue la “Atlántida faraónica” engullida por las aguas del Nilo. Situada entre las dos presas, más conocida en la actualidad con el nombre de Philae (nombre de su antigua isla sumergida ahora), se asoma por encima de la tierra ofreciéndonos un cuadro romántico desde el barco que nos acercaba al muelle de la isla. Cuenta la mitología que la ubicación del templo está relacionada con el enfrentamiento que protagonizaron Osiris, marido de Isis, y Seth. El primero fue asesinado y descuartizado por Seth, y sus pedazos fueron repartidos por los confines del país. Isis buscó los trozos de su marido muerto hasta encontrarlos, hallando su corazón en la isla de Philae. Aquí estableció su culto y se propagó su popularidad y pasión.
Quedamos con el chico de la embarcación en vernos en una hora y empezamos nuestra incursión por este pedazo de historia de Egipto. Empezado el templo en el siglo IV a.C., su construcción se extendió hasta el siglo III d.C. y a lo largo de su historia ha sufrido vejaciones por parte de cristianos y musulmanes, incluso levantaron dos iglesias y utilizaron la sala hipóstila como capilla. Tras pasar la sala de Nectanebo nos encontramos con un patio rodeado de columnas y al primer pilón.
Tras este se halla el patio central con el mammisi donde Isis dio a luz a Horus. El segundo pilón da acceso al vestíbulo y al santuario interior, donde hay un pedestal de piedra dedicado a Ptolomeo III y su esposa. En esta sala se puede ver en la pared al faraón en frente de Isis, representada la diosa con las alas extendidas y protegiendo con ellas a Osiris.
Fuera del templo principal existen otras dos estructuras más a destacar como son el templo de Hator, que se encontraba cerrado al paso, y el bonito Quiosco de Trajano con 14 columnas donde se muestra como el emperador realizaba ofrendas a los dioses. En este templo no nos encontramos a mucha gente, pero destaco la pesadez de los policías turísticos que se encontraban allí pidiendo dinero cada vez que te acercabas a ellos y siguiéndote por todo el recorrido como perritos falderos… Ahora sé por qué se representan a los egipcios con una mano por delante y otra por detrás. A la hora acordada nos fuimos hacia el muelle y nos despedimos de este bonito templo y de nuestra estancia por Asuán.
A la mañana siguiente partiríamos de nuevo hacia Luxor disfrutando de tres días completos de navegación por las aguas del Nilo antes de ir hacia Hurgada.
En el recorrido por el Nilo nos dedicamos a descansar y a ver espléndidos paisajes con contrastes entre el desierto y el agua, observando el día a día de esta gente cuya idiosincrasia está ligada irrefutablemente al río Nilo, saliendo a pescar y bañarse, mientras otros cultivan la tierra que da de comer a su familia. Pasábamos el templo de Kom Ombo, iluminado en la noche cerrada y escuchábamos al almuédano llamar a la oración desde las mezquitas asentadas a orillas del río. Aquí os dejo unas pocas fotos tomadas esos días por el Nilo.
Durante el recorrido en barco hemos podido observar que el bien más preciado de estas gentes no son las pirámides, ni los templos, ni las tumbas, sino que es esta agua que baña los campos donde cultivan y dan fertilidad a una tierra rodeada de un inmenso desierto. Pero al parecer eso les da igual y se ven todo tipo de basura flotando en el agua, que me extraña salga de los cientos de turistas que visitamos el país. Hoy por hoy, la mayoría tienen el agua asegurada, pero quien sabe si esta agua donde se bañan tranquilamente y lavan la ropa, en un futuro quizás no muy lejano, esté contaminada e inservible para las tierras. Quizás en un futuro tampoco lejano se produzcan guerras por este bien tan preciado entre los países que comparten este enorme río pese al convenio que tienen firmado. Quizás en un futuro no muy lejano, estos cruceros a través del río no se puedan hacer por el bajo caudal del mismo. No se… tiempo al tiempo y veremos.
Al menos todo el follón valió la pena, verdad? A mi lo que más me alucinó a parte del Abu Simbel en sí, fue la exposición que explicaba como trasladaron el templo. Simplemente increíble.
Hola Victor, muy buena aportación. Yo estuve en el 2003 en un crucero parecido al que nombras, solo con la característica que viajaba solo. Veo que en estos años que han pasado no han avanzado en nada, y siguen igual de bordes, hostiles y incómodos que siempre. Muy buen aporte viajero.
Creo que no volveré a Egipto, no por las bellezas sino por sus habitantes.
Saludos y buen viaje en la vida compañero.
Buenas Juantxo. La verdad es que sí,.. es una pena lo que comentas. Pero no sólo pasa en Egipto. Y por supuesto, generalmente la gente en Egipto no es así. En un viaje organizado estás muy en contacto con la gente que se gana la vida con el turista y el ansia del dinero fácil les puede. Yo he vuelto de nuevo hace un par de años y la sensación que me llevé es la normal. Gente muy amable y hospitalaria. Ves de todo, pero como en todos lados. Yo particularmente volvería las veces que hicieran falta.
Un saludo y gracias por tu comentario!!