Una estatua de Gengis Khan y el P.N. del Terelj

Nos alejábamos del valle del Orjón a velocidad fija de 80 kilómetros a la hora y por las ventanillas de aquella destartalada furgoneta se seguía viendo el mismo paisaje que parecía creado a base de trazos de pincel. Las nubes eran de algodón y flotaban en un océano azul sobre nuestras cabezas, casi sin moverse, como si hubieran estado allí… Continue leyendo