Después de haber visitado hace ya algunos años Tenerife y Lanzarote, nos quedaba pendiente conocer una de las más prometedoras: la isla de La Palma. A pesar de que todo el archipiélago canario tiene unos paisajes espectaculares, creo que La Palma es especialmente privilegiada por su orografía abrupta y su diversidad de paisajes. Hay que tener en cuenta que además de ser volcánica, su formación es de las más recientes de las Canarias (“solo” 2 millones de años), lo cual hace que no sea un entorno tan erosionado como por ejemplo Fuerteventura y que por tanto, podamos disfrutar de multitud de entornos en un área relativamente pequeña. De hecho, continúa su formación: el último volcán entró en erupción en 1971 e hizo crecer unos metros la isla.
Nuestra visita a La Palma ha sido en la primera quincena agosto de 2018, con lo que, como podéis imaginar, hemos conocido el punto máximo de saturación turística. Yo creo que es con diferencia la peor época del año para conocer cualquier sitio y hacer turismo, pero en nuestro caso, no había posibilidad de elegir. Así que planificamos el viaje, buscamos un alojamiento, alquilamos un coche, y allí nos presentamos. Empezaban nuestras vacaciones de verano y teníamos 706 Km2 para descubrir. Nos alojamos en el Hotel Teneguia Princess, situado al suroeste de la isla en el municipio de Fuencaliente. El coche decidimos alquilarlo en el aeropuerto durante toda la estancia porque pensábamos movernos bastante y compensa el precio.
Respecto al hotel, decir que es un enorme complejo turístico con muchísimas piscinas, áreas de juego, chiringuitos, etc. El precio fue bastante razonable, gracias a que lo reservamos con muchos meses de antelación; además está retirado de la parte central de la isla y ofrece alojamiento a más de 2.000 turistas. Elegimos el régimen de “todo incluido” porque no hay una diferencia de coste considerable y te permite volver a casa con dos kilos de más y prometiéndote que jamás volverás a comer tantas croquetas, tantas patatas y tanta pizza. ¡A ver quién es el guapo que soporta más de una semana siendo el rey de los carbohidratos!. Además, como la isla es pequeña, las excursiones ocuparán medio día en su mayoría y por lo tanto, siempre tendremos tiempo de volver al alojamiento para la comida o la cena.
Qué ver en La Palma; volcanes de San Antonio y Teneguía
Nuestra primera visita fue a los volcanes de San Antonio y Teneguía. Llegamos en coche hasta un parking al aire libre que permite acceder al centro de interpretación y desde ahí, recorrer el entorno. En el centro de interpretación se expone la formación tectónica del archipiélago y de La Palma, su orografía, los volcanes que la forman, etc; se expone un video de unos 10 minutos que amplía toda esta información. Merece la pena prestar atención porque nos va a dar pistas para entender el tipo de paisajes que nos vamos a encontrar.
Desde aquí parten varias rutas, aunque la más fácil nos llevará a recorrer el cráter del volcán San Antonio. Es un camino muy sencillo de tierra que nos permite contemplar a nuestra izquierda la caldera y a la derecha una imponente ladera repleta de viñedos y un mar Atlántico que se funde con el cielo. El fondo del volcán está cubierto con pinos y matorrales de un color verde precioso que corona los tonos grises y los rojizos de las laderas. Continuando el camino, llegamos a un mirador que nos permite divisar el volcán de Teneguía y la punta de Fuencaliente.
La siguiente ruta será hacia el volcán de Fuencaliente, una visita más que recomendable. Aquí tenemos dos opciones: continuar la ruta indicada o coger nuevamente el coche y dejarlo en la entrada del camino. Desde este punto, caminaremos una media hora por un paisaje absolutamente increíble, árido y extraño, donde podemos observar las coladas de lava solidificada que nos rodean.
Si queremos llegar al cráter deberemos descender y subir por la ladera del Teneguía. En nuestro caso, dado que hacía ya bastante calor (el suelo absorbe mucha temperatura) decidimos dar la vuelta y terminar así nuestra visita
Qué ver en La Palma; salinas y faros de Fuencaliente
Ya que estábamos alojados en el sur, aprovechamos para acercarnos a las salinas y el faro de Fuencaliente y así tener una visión completa de este entorno. De nuevo encontramos un paisaje árido, casi lunar, con coladas de lava que llegan al mar; casi podemos sentir las erupciones que tuvieron lugar aquí hace algo más de cuarenta años. Nos encontramos dos faros: uno más antiguo reconstruido para albergar el Centro de Interpretación de la Reserva Marina de la isla de La Palma y otro moderno y totalmente funcional. Nosotros no hicimos más visita porque nos parecía más interesante dedicar tiempo a las salinas que están justo a su izquierda.
Estas salinas son muy distintas a las salinas de Torrevieja que visitamos en su día. Aquí es todo menos industrial y por supuesto, darte un baño sería impensable. La producción es mucho más artesanal y se hace todo a mano, obteniendo una sal en flor que recogen con una especie de rastrillo y van amontonando para su secado. Por cierto, si queréis podéis comprar esta misma sal recolectada. La verdad es que es espectacular ver el contraste del blanco de la sal con la tierra totalmente negra y las áreas rojizas de las salinas.
Qué ver en La Palma; barranco del agua, cascada de los tilos y el bosque de laurisilva.
En el noreste de la isla, merece la pena adentrarnos en la zona más boscosa y recorrer la ruta que nos llevará a conocer uno de los entornos más privilegiados de La Palma. El acceso es gratuito y conviene partir del propio centro de visitantes, donde nos explicarán la biodiversidad del parque y nos detallarán las posibles rutas que podemos tomar. En nuestro caso, la primera nos llevó a la famosa cascada, pasando previamente por el barranco del agua: es un paseo de unos quince minutos que nos llevará a atravesar algún túnel y desembocaremos en una enorme cortina de agua. Es un trayecto muy visitado, por lo que no esperes encontrar un entorno silencioso.
El recorrido hasta la cascada es de ida y vuelta, con lo que a unos quinientos metros de la salida y siguiendo la carretera, llegaremos al acceso a la ruta del bosque de los tilos (bosque de laurisilva). Quizás sea la visita que personalmente más me ha quedado en el recuerdo de esta isla. El sendero conduce hasta el Mirador del Espigón atravesado a través de unos 4,5 Km (ida y vuelta) y unos 300 metros de desnivel: un par de horas aproximadamente con una suave pendiente.
Si alguna vez te has preguntado por qué la llaman la isla bonita, aquí encontrarás una buena razón. Lo que vamos a descubrir es un bosque húmedo que se acerca más a una selva donde el cielo progresivamente se va tapizando del verde de los tilos y laureles. Los enormes helechos que bordean el camino nos recuerdan a un ecosistema prehistórico. Es importante continuar el camino hasta el mirador porque si soportamos el vértigo, vamos a ver el contexto de donde estamos: tras subir una escalinata de piedra llegamos a un espigón colgado de un abismo verde.
Qué ver en La Palma; caldera de Taburiente.
Al principio del post, dijimos que La Palma tiene una orografía abrupta. Esto va a hacerse especialmente claro en el centro de la isla, en la caldera que se formó hace unos 2 millones de años por el colapso de la estructura volcánica que se había creado y la acción erosionadora del agua. Como consecuencia de ello, nos vamos a encontrar con una gigantesca depresión central que desciende desde los 2.400 metros de altura hasta los 430 metros en la base. Para situar mejor la estructura de esta formación, pongo una imagen satélite de la misma (fuente: Wikipedia Commons) donde se aprecia en el centro la caldera y la apertura hacia el Atlántico en lo que se llama «Barranco de las Angustias».
Está claro que hay dos formas de ver esto: desde la base más o menos de la propia caldera y desde la cumbre. Nosotros empezamos la visita interior con una ruta muy sencilla que comienza en El Mirador de la Cumbrecita. Previamente nos acercamos al centro de Interpretación para hacernos una idea del punto concreto en el que estamos gracias a una maravillosa maqueta de la isla que detalla su relieve con una precisión milimétrica.
Como accedimos en coche, días antes hicimos la reserva del parking a través de la propia web de Parques Nacionales.
La ruta que nosotros escogimos es especialmente divertida siempre que no tengas problemas de vértigo porque al encontrarnos a media altura, podemos observar tanto las cumbres como los barrancos. En todo momento vamos a tener indicaciones claras para no perdernos y paneles explicativos sobre la fauna, la vegetación, etc. Además, hay un par de miradores que para los amantes de la fotografía, son visita obligada.
Existen trayectos con más dificultad técnica que permiten descender hasta el Barranco de la Angustias y salir de la propia caldera pero es importante una cierta preparación física y tiempo.
Qué ver en La Palma; roque de los Muchachos.
Como dijimos, la otra forma de observar la caldera es desde la cima. El Roque de los Muchachos nos ofrece el punto más alto de La Palma.
Nosotros llegamos aquí en coche a través de una zigzagueante carretera. Desde Santa Cruz de la Palma nos llevará una hora y cuarto aproximadamente para solo 43 Km, con lo que podéis imaginar que el recorrido es para llevar cuidado; no olvidéis la biodramina los acompañantes 😉
Lo primero que nos llamará la atención es el famoso observatorio astrofísico, con telescopios tan increíbles como el Magic, dedicado a la detección de rayos gamma y compuesto por 270 enormes espejos; el Gran Telescopio Canarias (conocido como el Grantecán), etc.
Nosotros intentamos una visita guiada pero fue imposible en un horario razonable, así que como consejo, solicitadlo con mucha antelación. No obstante, también se organizan multitud de excursiones por la isla para hacer observaciones del cielo con equipos profesionales.
Así que si os gusta la astronomía, estáis en un enclave privilegiado porque fue uno de los primeros territorios en el mundo en aplicar la Ley del Cielo. En 1988 se promulgó una ley para proteger la calidad del cielo y de la atmósfera para las observaciones astrofísicas. Esta ley protege a La Palma de la contaminación lumínica, radioeléctrica y atmosférica.
En esta ocasión no es necesario reservar el parking, aunque nosotros al ser agosto, lo encontramos casi lleno. Una vez dejemos nuestro vehículo, podremos acceder a varios miradores a través de un sendero que nos va a llevar por el borde de la Caldera. Las vistas son majestuosas y nos encontramos a nuestra izquierda el fondo de la caldera y a nuestra derecha el Atlántico generalmente cubierto por un mar de nubes.
Como consejo, tened en cuenta siempre que a 2.400 metros el clima suele ser muy frio incluso en pleno verano, así que no olvidéis llevar ropa de abrigo.
Con esto finaliza nuestra visita a una de las islas más increíbles que tenemos en España. Lo nuestro, como dije al principio, fueron unas vacaciones en pleno mes de agosto, con lo que comporta de masificación turística; aún así no encontramos problemas de acceso a ningún sitio, los entornos están limpios y cuidados y la gente suele ser respetuosa con lo que va encontrando. Creo que es fundamental dejar la menor huella posible allí donde vayamos y en el caso de La Palma es especialmente importante para seguir manteniendo su maravillosa diversidad.
Andaba yo buscando información sobre la conocida como Isla Bonita (La Palma) cuando encuentro este fantástico relato con lo que es sin duda lo mejor que he visto, yo fui canario durante un tiempo entonces todas mis amistadades cuando van a las islas afortunadas me piden consejos de qué ver, directamente les voy a remitir a esta fantástico blog. De todo lo que comentáis, sin duda lo que más me dejó boquiabierto fue los bosques de laurisilva que hacen que no creas que no estás en una isla, la cascada de colores (cascada de los tilos) es de obligada visita sin duda. Eso sí recomiendo por supuesto el alquiler del vehículo y llevar ropa tanto de abrigo como más fresca porque los microclimas de La Palma te puede hacer coger un resfriado. Por supuesto es mejor no viajar en agosto, por lo que comentas, aglomeraciones y precios desorbitados. Muchas gracias por contar la experiencia!!
Muchas gracias a tí, José; es un gustazo contar con lectores así 😉
Es cierto que la Cascada de colores es de obligada visita, así que queda pendiente para la próxima visita. La Palma es tan increíble que merece la pena volver.
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Andaba yo buscando información sobre la conocida como Isla Bonita (La Palma) cuando encuentro este fantástico relato con lo que es sin duda lo mejor que he visto, yo fui canario durante un tiempo entonces todas mis amistadades cuando van a las islas afortunadas me piden consejos de qué ver, directamente les voy a remitir a esta fantástico blog. De todo lo que comentáis, sin duda lo que más me dejó boquiabierto fue los bosques de laurisilva que hacen que no creas que no estás en una isla, la cascada de colores (cascada de los tilos) es de obligada visita sin duda. Eso sí recomiendo por supuesto el alquiler del vehículo y llevar ropa tanto de abrigo como más fresca porque los microclimas de La Palma te puede hacer coger un resfriado. Por supuesto es mejor no viajar en agosto, por lo que comentas, aglomeraciones y precios desorbitados. Muchas gracias por contar la experiencia!!
Muchas gracias a tí, José; es un gustazo contar con lectores así 😉
Es cierto que la Cascada de colores es de obligada visita, así que queda pendiente para la próxima visita. La Palma es tan increíble que merece la pena volver.