Visita a 5 famosos castillos del Loira

Durante la primera semana de diciembre del año pasado, coincidiendo con el puente de la Constitución, disfrutamos de un fugaz y ambicioso viaje por Francia, más concretamente por las regiones francesas de Centro ( visitando algunos castillos en el valle del Loira), Baja Normandía y Bretaña. Fugaz, porque pese a que fueron 9 días, siempre me parece poco para un viaje, y ambicioso porque en tan solo 9 días quisimos abarcar mucho, más aún teniendo en cuenta que salimos de Madrid en coche y por lo tanto dos días completos lo dedicamos exclusivamente al traslado. Realmente, bien hecho, cada región que he mencionado se merece un viaje individualizado, pero bien llevado y sabiendo que no da tiempo a ver todo —nada más que lo más importante—, es una ruta viable y con numerosos lugares que bien merece la pena los 1.200 kilómetros de carretera que teníamos por delante. Y para empezar, aquí os explico la primera etapa de este viaje por algunos castillos del valle del Loira.

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Castillos del Loira

En un principio no fue la intención pasar unos días en el valle del Loira, pero viendo el camino largo que teníamos hasta Normandía decidimos parar un par de días aquí, descansar y ver alguno de sus castillos más emblemáticos. Nuestro alojamiento, una cabaña de campo (chalet finlandais) ubicada en pleno valle del Loira, nos sirvió de desconexión y lanzadera para conocer los cinco castillos que teníamos en mente visitar y que paso a enumeraros a continuación

Castillos del Loira

Antes de nada, decir que la mayoría de los castillos que vimos —si no todos— tienen un contexto histórico más parecido a Juego de Tronos que ha otra cosa. Rey viene, rey va… Porque muchos de estos castillos, construidos primigeniamente en la Edad Media, perdieron sus funciones defensivas y pasaron a ser «simples» residencias reales, retiros de descanso para reyes y posteriormente para nobles que tras numerosas reformas y reconstrucciones quedaron tal como los vemos ahora. Resumiendo y dando mi punto de vista, el atractivo de este tipo de visitas reside casi únicamente en recrearnos visualmente del edificio en sí y sus jardines, de su arquitectura y decoraciones pomposas acompañadas, algunas sí, de auténticas obras de arte o piezas de museo expuestas en distintas estancias.

Castillo Real de Amboise

Al primer castillo que nos dirigimos fue al castillo de Amboise. Este castillo de Amboise es considerado uno de los primeros «Castillos del Loira», y pese a que la primera construcción que se erigió en este promontorio junto al río Loira fuese medieval, o incluso anterior debido a su estratégico lugar defensivo —que seguro poco se parecería al palacio que vemos hoy—, no es hasta los reinados de Carlos VIII y sobretodo Francisco I, en los albores del Renacimiento Francés, cuando el castillo de Amboise vive su mayor esplendor.

Castillos del Loira. Castillo Real de Amboise
Castillos del Loira. Castillo Real de Amboise

Además del propio edificio residencial, se puede pasear por los jardines y visitar una pequeña capilla donde se encuentra la tumba del genio italiano Leonardo da Vinci, al menos simbólicamente, porque en verdad no se sabe que restos descansan allí ya que tras la Revolución Francesa, la iglesia de San Florentino —también en Amboise— donde se enterró primeramente a Leonardo, fue destruida y recuperados de los escombros algunos restos sin saber a ciencia cierta si pertenecían realmente al genio del Renacimiento.

Castillos del Loira. Castillo Real de Amboise
Tumba de Leonardo Da Vinci

Castillo de Chenonceau

Sobre el río Cher, afluente del Loira, se sitúa a poco más de diez kilómetros del anterior castillo el que quizá sea uno de los mayores reclamos de este fastuoso Valle Real del Loira. Es el castillo de Chenonceau, famoso por situarse sobre las aguas del río y proporcionarnos una de las mejores estampas del Renacimiento francés de la zona.

Castillos del Loira. Castillo de Chenonceau
Castillos del Loira. Castillo de Chenonceau

En este lugar antiguamente se encontraba una casa solariega perteneciente a una familia noble, la familia de Los Marques. Era poco más que un molino y una torre fortificada que pasaron después a los dominios de la realeza y en el que aprovechando la antigua torre comenzaron a construir el actual castillo que vemos hoy en día.

Castillos del Loira. Castillo de Chenonceau

A lo largo del tiempo, numerosas mujeres (con problemas de falda incluidos) pusieron su exquisita impronta a la arquitectura renacentista del castillo, desde Khaterine Briçonnet (principios del siglo XVI), primera artífice de la construcción, o Diana de Poitiers (desde 1547, amante de Enrique II), Catalina de Médici (desde 1559, tras el fallecimiento de su marido Enrique II, he ahí los problemas de falda) y su última huésped Real, Luisa de Lorena, mujer y viuda de Enrique III de Francia que ocupó el castillo tras su muerte en 1589

Castillo de Chenonceau

Todas ellas (quizá Luisa menos) aportaron tanto en el interior como en el exterior y jardines sus gustos renacentistas y transformaron poco a poco la antigua casa solariega en el actual «Castillo de Damas» que vemos hoy en día, seguramente no el más suntuoso, pero sí de los más bonitos ha visitar

Castillo de Chenonceau
Castillo de Chenonceau
Castillo de Chenonceau

Más adelante en el tiempo siguió pasando por manos aristocráticas, ya fuera de los dominios reales, ocupando un espacio más cultural de la mano de la Dama Louise Dupin (hasta 1799 que murió y fue enterrada en el frondoso bosque al otro lado del río donde se sitúa el castillo) donde celebraba reuniones didácticas entre científicos, filósofos y poetas.

Castillo de Chenonceau
Castillos del Loira. Castillo Real de Amboise
Una de las funciones de este castillo a lo largo de su vida fue la de hospital durante la I Guerra Mundial utilizando las dos grandes galerías para ello.

Castillo de Chaumont

El castillo de Chaumont es una joya que no destaca por sus dimensiones, pero sí por su arquitectura típica medieval, mezcla entre el gótico y el renacentista, con las típicas torretas repuntadas de oscura pizarra y unos jardines que cada año se engalanan para celebrar el famoso festival internacional de los jardines.

Castillos del Loira. Castillo de Chaumont

Este es el castillo que compró Catalina de Médici en 1550 y donde vivió reprimida tras la decisión de su marido Enrique II de ceder el castillo de Chenonceau a su amante Diana de Poitiers. Aunque su estancia aquí solo duró una década, hasta la muerte del Rey, cuando aprovechó Catalina a expulsar (me imagino que amablemente…) del bonito palacio de Chenonceau a Diana y quedarse ella con los aposentos deseados. Eso sí… Catalina tuvo la delicadeza de ceder el castillo de Chaumont a la amante de su marido, que no es poco.

Castillos del Loira. Castillo de Chaumont
Castillo de Chaumont
Castillo de Chaumont

Así pues, en el castillo de Chaumont se instaló Diana, aunque no la acabó de convencer el «palacete» y vivió poco tiempo en él, entre otras cosas por la intranquilidad que le daba un palacio anteriormente regentado por Catalina, conocida como la «Reina Negra» dados sus gustos esotéricos los cuales la llevaron a marcar las paredes con distintos símbolos que perturbaron la estancia en palacio de la antigua amante del Rey.

Castillo de Chaumont
Habitación de Ruggieri donde se puede apreciar un símbolo en su chimenea, seguramente esotérico, quizá un símbolo dedicado a la triada divina o a la evocación de los espíritus.

Y es que visitar este tipo de castillos, palacios realmente, o cualquier otra morada Real o aristocrática, acabas siempre enterándote de los salsa rosa de aquellas épocas, que nos guste o no, también es historia, aunque esta sea entre bastidores.

Castillo de Chambord

El castillo de Chenonceau sobre el río Cher puede que sea uno de los más bonitos del Valle del Loira, pero sin duda competiría para serlo junto al castillo de Chambord. Pero solo en belleza paisajística, porque en proporciones, simbología y arquitectura, creo que se llevaría la palma este último, el castillo de Chambord

Castillos del Loira. Castillo de Chambord

Son absolutamente impresionantes las vistas del castillo de Chambord nada más llegar, o paseando por sus amplios jardines adyacentes. Desmesurado sería el mejor adjetivo para catalogar el castillo que proyectó Francisco I tras regresar de la batalla de Marignano y conseguir el Ducado de Milán. El Rey francés debió llegar «subidito» de moral y construyó el castillo como símbolo de poder, ya que no residió más de 50 días en él y lo utilizó sobre todo para cacerías y eventos varios.

Castillos del Loira. Castillo de Chambord
Castillos del Loira. Castillo de Chambord

Más de 420 habitaciones —aproximadamente unas 60 visitables— donde se exponen a modo de museo cientos de obras y objetos de época. Entre su arquitectura puramente renacentista destacan sus altas y bastas torres junto a las ornamentadas chimeneas.

Castillo de Chambord
Castillo de Chambord
Varias partes arquitectónicas del castillo dan sólidos indicios para pensar que el genio del Renacimiento, Leonardo da Vinci, tuvo algo que ver con su construcción, como por ejemplo esta escalera de doble élice la cual comunica en el centro del castillo los diferentes pisos y cuyo diseño hace que las personas que bajan no se junten con las que suben.
Castillo de Chambord

La fachada se encuentra repleta de simbolismos como por ejemplo la flor de lis, emblema principal de la Casa Real de Francia que representa la pureza y prosperidad del reino, o pequeñas y grandes salamandras envueltas en fuego, simbología de fe duradera y triunfante, fuego que forja el buen metal pero calcina las impurezas.

Castillo de Cheverny

El castillo de Cheverny fue el último castillo que visitamos en la región del Valle del Loira, el cual recordamos sobre todo por la chupa de agua que nos cayó antes de entrar. Parecía que se acababa el mundo. ¡Qué manera de llover…!

Castillos del Loira. Castillo de Cheverny

Aquí todos los castillos o palacios son bonitos, impresionantes… unos más grandes, otros más pequeños. Todos destacan por algo en concreto. Parece que cada palacio tiene que destacar en algo para despuntar frente a sus «competidores». En este caso, el castillo de Cheverny destaca por su mobiliario expuesto, no tanto por su antigüedad pero sí por su cuantía. En las salas que se visitan podemos apreciar un amplio repertorio de muebles y adornos de época como cuadros, tapices, armas… la mayoría de ellos del siglo XIX.

Castillos del Loira. Castillo de Cheverny
Castillos del Loira. Castillo de Cheverny

Las dos salas que me llamaron más la atención fueron el comedor, decorado hasta la saciedad (y pomposamente como corresponde a las fechas que nos encontrábamos, próximas a Navidad) donde se pueden apreciar en paneles a lo largo de las paredes escenas del famoso hidalgo manchego novelado por Cervantes.

Castillos del Loira. Castillo de Cheverny

La otra sala sería la armería, la más grande del castillo que alberga numerosas armaduras, mobiliario original del siglo XVII y como su propio nombre indica, numerosas armas, todo ello bajo un bonito techo de vigas de madera policromadas.

Castillos del Loira. Castillo de Cheverny

El castillo no es que tenga una historia tan remarcable como los anteriores. Desde hace seis siglos siempre ha sido propietaria la familia Hurault —salvo por un pequeño periodo de tiempo que lo ocupó Diana de Poitiers— y así ha seguido siendo hasta nuestros días. En 1922 lo abrieron al público y se puede decir que ha día de hoy es una de las fuentes de ingresos más importantes de dicha familia.

Con este castillo pusimos punto y final a nuestra corta visita a los castillos del valle del Loira y encaminamos rumbo hacia Baja Normandía para ver de primera mano los escenarios y recuerdos de una de las más famosas batallas de la II Guerra Mundial, el desembarco de Normandía.

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Acerca de Víctor del Pozo

De profesión comercial y desde el 2008 escribiendo mis viajes en este blog. Viajando de forma responsable pero con la ilusión de un niño. Puedes cotillear un poco de mi vida aquí

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