Este día la etapa me llevaría por caminos portugueses hasta tierras españolas en la que sería la travesía más larga y dura planteada en mí camino de Santiago. Pero me había levantado con ganas. En total silencio y con todos mis compañeros de albergue aún acostados, saqué todas las cosas que había dejado preparadas la noche anterior y en el pasillo me preparé para salir cuando aún el sol no había hecho acto de presencia.
Camino de Santiago portugués: 4ª etapa; Ponte de Lima – Tui
Primer tramo de la etapa: Llegada a Rubiaes
Pinchar sobre el mapa para ver más detalladamente este primer tramo hasta Rubiaes
Dejé las solitarias calles de Ponte de Lima para adentrarme por un camino totalmente oscuro donde solo oía alrededor mía el susurro de un riachuelo y el movimiento de las ramas golpeadas por animales que escapaban de mi presencia. Si no llega a ser por la linterna, estoy totalmente convencido que me hubiera caído en algunas de las regueras que había por allí, y es que el camino se iba haciendo cada vez más estrecho y complicado de salvar. Cuando salí de allí, el sol empezaba a iluminar un campo lleno de viñedos.
El pie se había calentado muy rápido y no me estaba molestando mucho. Creo que mi cabeza, que andaba ese día con la autoestima por los aires, hizo buena parte del trabajo para qué hoy no notara tanto el dolor. Esa mañana no había desayunado nada salvo una chocolatina que había comprado el día anterior en Ponte de Lima y a la hora más o menos de estar andando mi tripa me iba pidiendo algo de sustento. Algunos carteles indicaban un bar próximo por el mismo camino que seguía, pero cuando llegué solo me encontré con un restaurante cerrado a cal y canto. Daba igual, el agua me iba llenando el estómago y la verdad que el propio camino me estaba entreteniendo bastante como para descentrarme por un poco de hambre.
Solo llevaría unos 3 kilómetros andados y ya me pude dar cuenta que este día iba a ver el camino más bonito que hay en la parte portuguesa. Un montón de bosques, riachuelos, puentes… Todo era más agradable ambientado más aún por una leve neblina. Las autopistas ni las pisaba y solo las veía cuando tenía que atravesarlas por debajo, como la A3 sobre el río Labruja, punto que había tomado de referencia para saber que a partir de aquí el camino se empinaba, pero que poco me iba a importar puesto que la senda romana por la que andaba ofrecía un paseo muy agradable junto a diferentes cascadas del río Labruja.
Lo peor para mi pie de este tramo fue precisamente este pequeño camino romano, con un montón de piedras sueltas y grandes pedruscos que hacían que mi pie pisara mal todo el rato, así que divisar la ermita de Nª Sª de las Nieves produjo en mi un alivio a sabiendas que junto a ella se encontraba el café Nines para poder descansar un poco.
Allí me paré y me comí dos pequeños bocadillos de jamón york acompañados por una buena cerveza Sagres que aún no había podido degustar. Sentado en la terraza del café (que también es tienda para aprovisionarse de comida y agua) vi llegar a mis dos compañeros ingleses de albergue y se sentaron conmigo para reponer fuerzas. Tras media hora de parón, los dejé atrás para comenzar la subida a Labruja.
Me resultó agradable adentrarme en el bosque totalmente en solitario y lo único que esperaba era que estuviera todo bien señalizado para no perderme. Pero realmente no estaba bien señalizado… Estaba extraordinariamente señalizado. Flechas en las piedras, en los árboles y cruceros llenos de cantos que recuerdan el paso de cientos de peregrinos por Labruja. El camino es por un sendero, que aunque se presente duro, es muy agradable recorrer en total soledad y silencio.
Parecía que no acababa de subir pero finalmente llegué hasta los 400 metros de altitud, el punto más alto del camino portugués. El sol brillaba como nunca y toda mi ropa me sobraba. Descansé sentado en una piedra y me quité las zapatillas. Era como si me hubiera tocado un duende los pies ya que apenas me dolían. Desde aquí se divisaba toda la subida y parte del más allá. Aun no entiendo como en aquél momento no me dio por sacar la cámara y plasmar la panorámica, pero es que realmente no estaba muy pendiente de tirar fotografías. Pero si queréis ver las vistas, no tenéis más que pinchar aquí para verlo a través de Google.
Una vez arriba, tenía que bajar… o esa creía yo. Me puse a andar por un camino y vi un cuartel de la guardia forestal a mano izquierda. Continué andando y me di cuenta que había perdido la pista a las flechas. !No me lo puedo creer¡ !Pero como me he podido perder¡ Saqué la guía y empecé a leer en el último punto que recordaba, justo donde me había parado a descansar. Leyendo me di cuenta que no ponía nada del cuartel que había visto atrás y que tenía que haberme puesto a descender el monte justo después de la subida. Retrocedí todo lo andado (que no fue poco) y me situé justo donde me quedé en medio del camino forestal. Mirando a mí alrededor pude divisar no una, ni dos, sino hasta tres flechas pintadas en una piedra apuntando hacia otra dirección distinta a la que me había ido yo. ¿Pero cómo no pude verlas antes? Desde luego es un lugar que es difícil perderse menos para mí… que ya me vale la torpeza.
A partir de este punto me esperaba era una bajada entre piedras y pequeños charcos de agua que iba dejando un riachuelo. Más adelante se abría una senda mucho más marcada en medio de un frondoso bosque. Aquí quedan algunos de los molinos de Cabanas que daban servicio de molienda al valle.
En cuestión de poco más de una hora, y tras pasar la iglesia de Rubiaes, llegué al albergue de peregrinos de esta localidad.
Segundo tramo de la Etapa: Llegada a España
Este albergue no parecía que estuviera abierto, aunque realmente yo no me iba a quedar allí esa noche. Lo rodeé y entré a su patio por la puerta que da a la carretera pero en su interior no había absolutamente nadie. Bueno… realmente era solo para que me pusieran el sello, así que proseguí la marcha por la carretera EN201.
Pincha sobre el mapa para ver más detalladamente este segundo tramo hasta Tui
Al fondo de la carretera vi que había un bar para tomarme algo, pero me tenía que desviar mucho y preferí seguir por el camino que me indicaban las flecha a través de la antigua vía romana XIX que antaño unía las localidades de Braga y Astorga y que ahora me llevaría hasta un puente romano un poco más adelante sobre el río Coura.
En este punto me aproveché de la hospitalidad portuguesa y pedí a una señora que estaba en su jardín que me diera un poco de agua y que me llenara mi pequeña botella pensando que no encontraría ninguna tienda cercana. Pero apenas 100 metros más adelante y junto al camino me encontré con un bar donde pude sentarme y descansar con una cerveza fresquita. Estuve hablando un rato con la dueña y me comentó que esa misma mañana había salido un grupo de peregrinos desde el albergue de Rubiaes con dirección a Tui, que seguro llegarían mucho antes que yo y más ahora que el pie empezó a dolerme tras este segundo parón. Y no era de extrañar, puesto que la subida al monte Labruja, aunque solo es un pequeño tramo, no es moco de pavo. La euforia que tenía ese día hizo que forzara el pie sin un dolor aparente, pero que poco a poco se fue resintiendo según avanzaban los kilómetros.
Tras seguir un rato la cabecera del rio Coura y pasar por alguna aldea posterior junto a diversos santuarios, mis amigos ingleses, que me volvieron a alcanzar y que continuamos juntos, me percataron de una señal en una autopista cercana que indicaba la proximidad de “Espanha”.
Con alegría por acercarnos a nuestro destino, fuimos los tres andando por senderos hasta que se empezó a barruntar la cercanía de una urbe mayor. Valença do Minho se encontraba frente a nosotros pero aún nos quedaba lo más duro de la etapa para mí. Un larguísimo paseo por aceras y continuos semáforos donde las flechas amarillas empezaron a escasear. Menos mal que el recorrido era sencillo y prácticamente no había que callejear. Valença do Minho me resultó enorme e interminable, por la pesadez de la acera y la falsa idea que tenía sobre esta localidad, que pensaba que era pequeña.
Dejamos la fortaleza de Valença a mano izquierda y nos situamos frente al puente internacional por el que accederíamos directamente a España. Aquí me paré a observar el río Miño y el perfil de Tui con la catedral de Santa María en todo lo alto como vigilando el resto del pueblo.
Al otro lado del puente los carteles de España nos dieron la bienvenida y las pocas flechas que había nos condujeron hasta la catedral. Aquí hicimos un merecido descanso y la visitamos por dentro donde nos pusieron su correspondiente sello.
Detrás de ella se situaba el bonito albergue de peregrinos de Tui. Nuestra acogida fue dada por parte de Mayte y charlamos largamente con ella. Nos cobraron el simbólico precio de 5€ por utilizar todas sus instalaciones como el baño, cocina, cama o el lavadero. Desde luego no éramos los primeros en llegar y muchas de las camas estaban ya ocupadas, así que nos acoplamos por las que quedaban libres y nos fuimos directos a pegarnos una ducha.
Me quedé un rato en la cama leyendo y descansando el pie que había forzado mucho ese día, cosa que note en demasía cuando los quise volver a poner en el suelo. Pensé que lo mejor sería ir a buscar una farmacia para comprarme unas tobilleras y tener los pies más sujetos, así que me puse las chanclas y con tranquilidad me fui a pasear por la ciudad.
El centro de Tui es encantador y es de los que me gusta recorrer, con calles de piedra desgastada y edificios envueltos en un halo medieval. Muy cerquita de donde estaba (menos mal…) me encontré con una farmacia y me hice con un par de tobilleras. Nunca he sido partidario de ponérmelas, pero tenía que probar a ver qué tal me encontraba con ellas, aunque realmente no tenía muchas esperanzas de que me aliviaran el dolor…
Me puse a buscar algún bar para sentarme tranquilamente y cenar algo. Localicé uno que anunciaba el menú del peregrino por algo menos de diez euros. Pasé y solicité dicho menú al camarero y tras leerlo me advirtieron que no dispondrían justo de lo que me apetecía, así que no tuve más remedio que conformarme con un enorme bocadillo de chorizo criollo con el pan recién tostado y la miga totalmente empapada con la grasaza rezumante… arrrrgggggg… Una buena cerveza para acompañar y un café para terminar ¿Que más podía pedir?
Llegué de nuevo al albergue justo antes de que cerraran y me fui a leer al patio antes de tirarme en la cama a dormir. Allí estaba sentado un peregrino de unos 50 años aproximadamente, delgado pero fibroso y con unos coloretes que iluminaban su rostro como si de una bombilla se tratara. Una botella de vino tinto era el causante de tal resplandor, la cual me invitó a compartir y acepté gustosamente. Era holandés, pero hablaba muy bien el castellano pese a que él me decía que no. Lo que más le gustaba hacer en la vida era andar. Andar caminos por todas partes. Me contó innumerables rutas que había realizado por toda Europa !Se conocía la sierra de Madrid mejor que yo¡ Allí estuvimos hasta casi la media noche, justo cuando la botella quedó seca.
Así acabó el día que mejor camino de Santiago llevé de todos, por paisajes increíbles y rutas milenarias. Un camino que me había llevado hasta España desde tierras portuguesas que ya empezaba añorar.
Ya en la cama metido, por mi cabeza empezó a rondar el fantasma que me visitó el primer día llegando a Rates y que me hacía pensar en un posible abandono del camino. Veríamos al día siguiente cómo me levantaba tras la etapa de hoy, que pese a que la disfruté mucho, no dejaban de ser 40 kilómetros duros a través de caminos empedrados y bosques empinados.
40 km que recorriste con el pie mal???!!!! Madre mía!!! Qué valor!! La verdad es que esta parte del camino es mucho más bonita que lo has recorrido hasta ahora, como bien dices.
Un abrazo
Desde luego, no te basta con hacer semejante número de kilómetros que encima haces alguno más al perderte…jejeje.
La verdad es que hasta parece que lo del pie te fuera a menos, pero imagino que el día siguiente acusarías el esfuerzo.
Un saludo
hola querido peregrino !
es con mucho interés que sigo el relato de su proreso hasta Santiago
estuve en Santiagpo haciados años
le deseo mucho animo por el porvenir
un saludo de Belgica
Frans
Supongo que cuando te metes en la cama hecho polvo, la tentación de abandonar te persigue día a día. No hay nada mejor que unas horas de descanso para verlo todo de otra manera, porqué …. supongo que no tiraste la toalla, ¿no?. Unos bosques y senderos increíbles!
Te deseo lo mejor para 2011 y que cumplas todas tus ilusiones.
Un abrazo
La verdad es que en mi opinión si que parece la etapa más bonita de todas. Una cosa, este ya era tu 4º día no?? lo digo porque a qué altura tuviste que desistir por el pie?
Saludos!
40 kilomentros con el pie chungoooooo????? Jolines menudo tute que te distes! Me ha gustado mucho la parte inicial de la etapa. Muy bonito el camino empedrado con las hojas rojizas en el suelo, aunque para tu pie fue un martirio.
Se que al final no lo acabastes, pero tio: ERES UN CAMPEON! 😀
Por cierto, Feliz año nuevo aunque sea con retraso. Espero que este 2011 sea un año lleno de viajes! 😀 Y si al final vas a donde yo creo, no te preocupes que aquí estamos para lo que haga falta.
Saludos,
Hola Victor
la verdad es que no nos podemos quejar de que no este bien explicado, nos lo pones en bandeja…. como ya te he dicho estamos barajando la posibilidad de hacer este camino y sin duda tus entradas nos sran de gran ayuda
un fuerte abrazo
Buenas compañeros! Ya se acabaron las fiestas navideñas! Espero que las hayáis disfrutado mucho y que los reyes magos se hayan acordado aunque sea un poco de todos vosotros. Yo espero dejar ya tanto exceso en comidas y estabilizarme un poco, porque ha este ritmo acabo como un tonel (si no lo estoy ya…).
Desde luego que esta etapa fue la que mejor llevé de todas y es muy bonita de caminar, pero Maria Teresa… no… no llegué a acabar el camino pese a que me costó mucho tomar la decisión y en la siguiente etapa abandoné en Redondela porque no podía más, pero ya lo contaré en la última etapa.
He estado hablando con Mayte (la hostelera del albergue de Tui) y puedo confirmar que tiene mucha memoria!!! jejeje… se acordaba perfectamente de mi y ya la he dicho que volveré por allí algún día para continuar con el camino…
Gracias chicos por los comentarios!!
Un saludo!!
Anda que menuda panzada de kilómetros y encima con el pie chungo y para colmo haciendo un «rodeo» inesperado xDDDD
Ya que estoy de vuelta y no te lo he podido desear antes, feliz año Victor 😀
Saludos.
Madre mía!!!!
40 kms con el pie mal.
El paisaje esprecioso y con tu relato consigues que viajemos contigo. Tui es precioso, estuve el año pasado
A Salto De Mata
Viajeros Sin Limite
Ya imaginaba yo que tendrias algun problema con las señalizaciones en Portugal, asi me lo habian comentado,esos son los detalles que ponen en valor una experiencia de éste tipo, si bien los paisajes lo compensan.
Killo , tu estas como yo no? operación polvoron, tenemos que bajar kilor para en lazar con la operación bikini!!
Un abrazo!!
Buenas compañeros! Me alegro que os guste esta etapa, aunque por más que he querido no se puede plasmar perfectamente el camino tal como fue. Santi, fui tonto al confundirme en Labruja. Todo está muy señalizado y me debí despistar con el paisaje o vete tu a saber. El caso es que dí por hecho que tenía que ir por el camino forestal en vez de empezar a bajar campo a través… y la lie. Pero está todo muy bien señalizado. Según me aproximaba a España iba cambiando la cosa y empiezan a desaparecer las flechas.
Un saludo!
Eres un fenómeno con una gran fuerza de voluntad. Enhorabuena por el detallado relato y por las preciosas fotos. Ójala algún día haga yo el camino.
Un saludo
Hola tocayo !!
Vaya etapa más bonita con los bosques y los ríos, parece de cuento, solo faltaban los gnomos ! Y que buena pinta, la localidad de Tui con ese ambiente medieval tan especial.
Un abrazo.
uff veo que con tu blog voy a estar entretenida, que sitios mas bonitos has visitado y las fotos son preciosas de los articulos que ido viendo, no has pensado subirlas a flickr o algún sitio así sería muy interesante un saludo 😀
Hola compañeros! Fran… pues ya sabes… yo no lo he acabado así que si quieres lo terminamos! jejeje…
Tocayo… que te voy a decir… estarás todavía con el síndrome postvacacional… del Caribe a Astaruias… pues no sabría con que quedarme… jeje. Haber si nos vemos pronto!!
Hola Meditae! Bienvenida a tu espacio! me alegro que te guste y sobre las fotos están la mayoría en Hotmail… pero me he cambiado a Picassa y quizás contrate flickr más adelante…
Un saludo a todos!
Hola tocayo !!
Así que por Londres…pásalo muy bien, vale ? y ya nos contarás.
Y pensar que hace una semana estábamos por La Habana, snif, snif, sninf…quiero volver !!!! snif, snif, snif…
Un abrazo.
Hola Victor, antes que nada quería agradecer tú visita y comentario en mi espacio y me alegro que te gustaran los paisajes nevados.
He estado ‘viajando’ por tú blog y claro, me ha resultado muy interesante, sobre todo porque me gusta mucho el Camino de Santiago y no he leído a nadie que hiciera el Camino portugués.
Te felicito también por lo extenso y detallado del relato, con unas imágenes estupendas!
También colecciono revistas de viajes, en mi caso o las traigo yo de los salones de los aeropuertos (te las dan gratuitamente) o me las traen amigos que viajan semanalmente … y claro, soy un gran admirador de Ian Wright!
¡Un abrazo y nos seguimos comunicando!
GUSPLANET