Esta mañana nos levantamos tempranito como todos los días y volvimos a desayunar en el café 28. El plan del día era ir a ver Harlem y subir al Empire State, por lo que con el café en la mano nos dirigimos al famoso rascacielos para coger las entradas lo primero. Esto tenerlo en cuenta… Si queréis subir cuando este anocheciendo, ni se os ocurra ir sin entradas por la tarde porque os podéis tirar una vida para sacarlas (también puedes reservar entradas para el Empire State online). A esas horas de la mañana no había prácticamente nadie en la cola y las entradas que compras las puedes utilizar en cualquier momento del día. Ya con las entradas en nuestro poder nos fuimos al metro dirección en dirección a Harlem.
El mítico barrio negro de Harlem
Una de las cosas que no pude hacer en Nueva York fue ver una misa góspel. Me fastidió bastante, pero desde aquí en España sabía que no podría verla porque son los domingos por la mañana y nosotros llegamos un domingo por la tarde y nos íbamos el Sábado siguiente por la tarde. Pero aun así, oí en algún sitio que los miércoles en alguna iglesia lo hacían, pero por más vueltas que dimos no encontramos ninguna.
Nos bajamos del metro en la calle 116 y nos pusimos a andar en dirección a la calle 125. Harlem es el típico barrio negro por excelencia. Antiguamente si tenía fama de ser más peligroso, al estilo del actual Bronx, pero ahora es un barrio tranquilo donde la gente que vive es, casi en totalidad, de etnia afroamericana.
En este barrio no te encuentras con rascacielos, tiendas de joyas o coches lujosos. Pero si que te encuentras con un sabor distinto a lo habitual del resto de la ciudad. La gente es muy auténtica y agradable, aunque en algún momento si que te miran como diciendo “¿dónde van estos?”. Desde luego es un barrio para pasear por él y además hacerlo tranquilamente.
En una de las calles nos encontramos con un parque de bomberos donde les preguntamos que dónde podrían hacer alguna misa góspel ese día y nos contestaron lo que sabíamos, que eso eran los Domingos y que en todo caso, tres manzanas más hacia arriba nos encontraríamos con una iglesia que pudiera celebrarlas los miércoles. Por cierto. Los bomberos encantadores dejándonos incluso subir a un coche de bomberos y haciéndose fotos con nosotros.
Fuimos hacia la iglesia que nos habían comentado sin mucha esperanza, y cuando llegamos justo estaban saliendo los feligreses de la iglesia. Fue una pena, pero hubiera sido toda una experiencia poder verla.
Continuamos andando hacia la calle 125 y nos pasamos. ¡¡Llegamos a la 131!! ¿Y como no nos dimos cuenta si van numeradas?
Finalmente llegamos a la 125 y la empezamos a recorrer. Esta calle ya es más transitada y no te sientes como un extraño. Está llena de tiendas y mercados. Ni que decir tiene que las cosas también están más baratas que más al sur de la isla y que en las tiendas te atienden igual de bien que en todos los lados (en todas las tiendas hay alguien que se presta a hablar español). Pasamos por el Teatro Apollo, donde sus paredes recogieron los sonidos de Michael Jackson, Aretha Franklin, James Brown y Lauryn Hill entre otros, cuna de muchos talentos afroamericanos.
En Harlem te encuentras con murales impresionantes en las paredes (cosa que me encanta). Todos ellos refiriéndose a la etnia negra. Por cada uno que pasaba los fotografiaba. Aquí os dejo algunos de los que vimos.
Subir al Empire State Building
Decidimos ir yendo hacia el Empire State para poder verlo de día además de anocheciendo. Empezamos a descender la 5ª avenida desde Central Park y nos encontramos con el número 730 de dicha calle, y con un edificio… el edificio Playboy Enterprises!!!! jejejej y nos hicimos una foto, como no…
Pero se nos estaba haciendo tarde y fuimos directos al edificio Empire State con las entradas compradas de esa mañana y menos mal que las compramos antes porque la cantidad de cola que había para comprarlas era tremenda. Ascendimos por unas escaleras mecánicas y de allí fuimos pasando por detrás de la cola para las entradas y nos colocamos ya directamente en la cola para subir en el ascensor.
En el ascensor ya teníamos como un cosquilleo en el estómago pensando en la cantidad de pisos que íbamos a subir ¡¡Ni más ni menos que 86!! Empezamos a ver en el ascensor los números y flipamos. Los pisos te los van marcando de 10 en 10 de lo rápido que sube. Incluso podíamos notar la presión en los oídos. Una vez arriba del Empire State y después de pasar por otras escaleras y otra cola, llegamos a la azotea mirador. ¡¡¡INCREIBLE!!! Que vistas de Manhattan. No abarcas el poder verlo todo…
Una de las cosas que están muy bien es que no tienes un tiempo limitado para poder estar allí arriba, entonces lo mejor es disfrutar del momento, hacer fotos y esperar a que vaya anocheciendo. Cuando anochece, las vistas son más impresionantes si cabe. La verdad que no sé cómo pueden haber tantas luces encendidas a la vez. Parece que están aposta así para que las viéramos.
Después de un buen rato en la azotea decidimos bajar y nos encontramos con una impresionante cola para coger los ascensores. Entonces apareció un empleado cubano con el que coincidimos en la subida y que se intentó ligar a Vanesa. Ella un poco avergonzada se empezó a ir, pero el cubano nos dio un mensaje para ella… «Dile que cuando quiera y donde quiera… que yo estoy dispuesto… Mi amool». Pues con la tontería nos echamos unas risas y el colega cubano nos sacó de la cola y nos llevó por otro ascensor del tirón y en 2 minutos estábamos fuera. Cuando salimos, cenamos unos perritos en uno de los miles de puestos que te encuentras en todas partes y nos fuimos a ver el Madison Square Garden
Un dato curioso de esta ciudad y que me sorprendió mucho es que no vimos ni un solo contenedor de basura. Los restaurantes tiraban montones de basura a la calle y la amontonaban allí hasta que pasara el camión recogiéndolas, que me imagino que pasará más a menudo que aquí… o eso espero.
El motivo de la visita al Madison Square Garden, era porque a mí se me encaprichó ir ya que ese día cantaba Mariah Carey y aunque no os lo creáis, me gusta. Vi las entradas ya en Madrid para poder ir al concierto y la verdad que eran una pasta, sobre todo porque ya que iba, no iría solo y tendría que venirse también Eva, que a ella… ni fu ni fa… y me salía la broma por 200$ cada entrada. Así que nada. Nos pasamos por allí, nos dimos una vuelta y poco más.
Nos pusimos a hablar con unos policías que estaban por los aledaños del Madison y la verdad que chapó para la policía de NY. Es increíble la amabilidad que mostraban en todo momento, incluso para dejar a Vanesa montarse en una de esas motos típicas de las pelis (definitivamente ese día Vanesa triunfó jeje) y luego para hacerse una foto con las chicas. También estaban rondando los S.W.A.T., pero mejor a esos los dejamos en paz….
Ese día ya llegó a su fin y nos dirigimos al hotel para acostarnos. Al día siguiente nos esperaba la excursión de los contrastes viendo el Bronx, Queens y Brooklyn y un recorrido emocionante en helicóptero entre otras cosas.