Este día íbamos a completar una serie de lugares que teníamos pensado ver en Beijing. Por la mañana nos levantamos temprano para ir a uno de los parques a ver Tai Chi. Nos recomendaron el parque Jingshan que está justo al norte de la ciudad prohibida. Nos pareció una idea estupenda ya que veríamos las vistas de todo el palacio imperial.
¿Qué ver en Beijing? Parque Jingshan y las actividades mañaneras
Llegamos al parque Jingshan a las seis de la mañana y pagamos nuestra entrada (a prácticamente todos estos parques los turistas tenemos que pagar una pequeña entrada). Desde un primer momento nos sorprendió la actividad que tenía el parque un día entre semana a esas horas de la mañana. Estaba lleno de gente haciendo todo tipo de deporte o practicando con algún instrumento musical. Nos encontramos a un hombre tocando su trompeta sólo entre los matorrales, y un poquito más allá, empezamos a oír como cantaban opera. Nos sorprendió tanto que rebuscamos por la vegetación y encontramos a una señora en pijama cantando opera tan relajada. Ya pintaba bien el parque, ¡¡cuando empezamos a oír gritos!! Nos fijamos y vimos a otra mujer que iba andando con un par de amigas y cada cinco segundos pegaban un grito desde el estómago…. AAAAAAAAAAA!!!!!!! ….. Flipábamos… Vimos a la gente andando del revés y dándose golpes en las piernas, otro tocándose las orejas con las dos manos y otros haciendo extensiones con los brazos… Parecía que estábamos dentro del libro “Los renglones torcidos de Dios”.
Oíamos como otra gente practicaba artes marciales y yendo a su encuentro nos encontramos con una clase de Tai Chi, así que nos quedamos a verlo y a practicarlo con ellos. Si venís aquí no os cortéis ni un poco, ya que esto es totalmente gratis y los grupos no son cerrados. Incluso son ellos los que te invitan a practicarlo juntos, así que sin más miramientos nos pusimos en marcha.
Pues aunque parezca que es una tontería no lo es y acabas con todos los músculos activos y cansado. Terminada nuestra clase de Tai Chi, lo siguiente que teníamos pensado hacer era subir a lo alto del parque para poder ver una panorámica de la Ciudad Prohibida. En lo alto hay tres estancias y gente paseando entre la vegetación. Al llegar arriba nos quedamos maravillados con las vistas del palacio y de todo Pekín en general. Nos quedamos un rato sentados en las escaleras observando y disfrutando del momento. Hay que ver la cantidad de contaminación que tiene esta ciudad. Como teníamos muchos planes para ese día, no nos entretuvimos más en el parque y decidimos irnos hacia el hotel a desayunar, ya que en un taxi estábamos a tan sólo 5 minutos.
¿Qué ver en Beijing? El Palacio de Verano
Desayunamos en el bar y nos fuimos a buscar un taxi para que nos llevara al Palacio de Verano, con la suerte que justo al salir del bar nos encontramos a uno y quiso llevarnos. El Palacio de Verano está situado al oeste de Pekín y se tarda una media hora entre que sales de Pekín y llegas allí. La entrada no me acuerdo cuanto costaba porque la hay de diferente manera, ya que dentro del Palacio de Verano tienes algunas zonas que hay que pagar aparte, pero las puedes comprar en taquilla todas juntas, y cuando llegas a los sitios, te recortan esa zona. Nosotros cogimos la completa, aunque luego no nos dio tiempo a visitar todos los lugares (me parecen que eran 5 sitios y visitamos 3).
A la entrada del parque nos encontramos con el Buey de Bronce y el puente de los 17 arcos.
Justo antes del puente nos volvimos a encontrar con que todo el mundo estaba jugando a algo o haciendo alguna actividad. Unas mujeres hacían algo parecido al Tai Chi pero con unas raquetas, otro haciendo malabarismos, un grupo de mujeres practicando baile, y lo que más nos gustó… unas mujeres con unas cintas de colores haciendo figuras y bailando. Eva ha hecho gimnasia rítmica toda su vida y claro, no se pudo aguantar y les pidió permiso para poder hacerlo. Así que allí nos vimos, junto a los chinos observándonos y riéndose y nosotros haciendo lo que podíamos… Al final acabamos saltando a la comba jejejeje.
La verdad que esta gente tiene mogollón de aficiones y es muy grato poder ver a la gente mayor con tanta actividad. Al cruzar el puente pudimos ver otra de las grandes aficiones que tienen los chinos. Estaba todo lleno de cometas volando por los aires y todos los “pilotos” eran gente muy mayor. No vimos a ningún niño jugando con la cometa… solo a ellos.
Aquí nos dimos cuenta de que no íbamos a poder ver todo el parque entero porque es enorme, así que decidimos ir hacia la colina de la longevidad y centrar la visita en este sitio. Después del puente llegamos a la isla Nanhu donde se encuentra un templo que creo recordar era del dragón. Nos dimos un paseo alrededor de la isla y fuimos hacia unos embarcaderos que hay al otro lado. Allí hay que pagar ocho yuanes más para poder cruzar a la colina de la longevidad.
El trayecto es muy agradable en un barco decorado al más puro estilo chino. Al llegar a la otra orilla te topas con el barco de mármol, el cual creó polémicas en su día por la forma en la que había sido financiado…
Cuando descendemos del barco nos encontramos con mogollón de excursiones organizadas, todos diferenciados por las gorras idénticas que llevaban. Empezamos a andar y vimos el Gran Corredor que construyeron para que la emperatriz pudiera moverse por el palacio sin que la lluvia le mojara su peinado. El corredor es verdaderamente bonito y en el techo puedes ver un montón de pinturas que representan la historia de China.
A la mitad del corredor nos encontramos con la Pagoda del Buda Fragante que se ve imponente en lo alto de la colina. Así que… hacia allí nos fuimos. Después de un rato subiendo escaleras y contemplando la infinidad de detalles de estos templos, llegamos a lo alto donde nos esperaban unas vistas espectaculares. Realmente merece mucho la pena subir todas las escaleras y poder maravillarte con este marco tan bonito.
Desde aquí arriba decidimos atravesar la colina y nos encontramos con más templos y estancias… estos ya más en ruinas… y acabamos en una zona donde intentan representar la ciudad de Suzhou al más puro estilo feria.
Esta es otra de esas zonas que te recortan una parte de la entrada al igual que a la pagoda anterior. Realmente no es nada del otro mundo y simplemente desde el puente que hay se puede ver todo. Nos dimos un paseo por abajo y realmente no hay nada más que tiendas para turistas… no hay nada más.
Al fondo de la falsa ciudad nos encontramos a una chica que nos ofertaba un trayecto en barco hasta el embarcadero donde estaba el barco de mármol, y mirando la hora que era ya, decidimos hacerlo, porque si no, hoy tampoco nos daba tiempo a ver el Templo del Cielo. Así que decidimos irnos del palacio a pesar de que nos quedaban un montón de cosas por ver, pero es que para ver este parque te puedes tirar un día entero y aun así te faltarían cosas. Nos pasamos un rato muy agradable con la chica del barco antes de que nos montáramos dando clases de español y chino jejeje…
Nos entretuvimos poco más en el parque y salimos de allí por la misma puerta que entramos. Allí había varios taxis esperando y se nos echó uno encima nuestra para llevarnos (y de qué manera), pero cuando vimos el taxi que no era igual a los que siempre nos montábamos no le hicimos ni caso y montamos en otro. Le dijimos que nos dejara en el Templo del Cielo y hacia allí fuimos.
Esta vez nos dejaron en la puerta sur del parque y justo allí teníamos varios restaurantes para poder comer algo, así que entramos a uno y nos sentamos en la mesa. Como siempre en China… ni idea de qué pedir, pero vimos en varias mesas que tenían como unas cacerolas con agua donde metían la pasta para que se cociera y pedimos nosotros una. En la mesa te dejan ingredientes por si los quieres echar, incluido el picante. Las camareras te encienden el fuego y te dejan solo… y como nos vieron con cara de tener mucha hambre y a la vez, un poco torpes con el utensilio, se prestaron no una… ni dos…. si no tres camareras a nuestra disposición preparándonoslo y explicando el cómo hacerlo. La atención buenísima y las camareras muy simpáticas y muy tímidas, que se reían con nosotros… bueno… de nosotros amablemente.
¿Qué ver en Beijing? El Templo del Cielo
Ya comidos fuimos a las taquillas del Templo del Cielo (no me acuerdo del precio), y empezamos a andar hacia el interior del parque Tiantan Gongyuan. Andamos hacia el Altar del Cielo con sus tres terrazas y barandillas de mármol. Aquí veréis a todos los chinos queriendo pisar el centro de la plataforma más alta ya que dicen que trae buena suerte.
Todos los edificios de este complejo están considerados una obra única de arquitectura acústica ya que por ejemplo, en el Altar del Cielo, se dice que todo lo que se diga desde el centro del mismo se puede escuchar en todos los lugares del altar. Después de este altar, nos encontramos justo al lado la Bóveda Imperial del Cielo, rodeado del muro del eco, donde dicen que si te pones en cualquier parte del muro se te puede oír en la otra punta perfectamente. Esto lo quería comprobar, pero cuando llegué vi que lo tenían todo vallado y no pudimos acercarnos a él. Además, en el centro del recinto, hay en el suelo unas piedras donde la gente se ponía encima de ellas y daban palmadas porque dicen que dependiendo en cual estés colocado se pueden oír distintos ecos. Me imagino que para esto tendríamos que estar en silencio y sin gente, ya que no apreciamos nada al hacerlo.
Después de la Bóveda Imperial decidimos ir directamente hacia el Salón de la oración por las buenas cosechas, dejándonos de lado el salón de la abstinencia por falta de tiempo. Este salón es uno de los símbolos de Pekín y de China entera. Tantas veces visto en fotografías y también lo íbamos a tener en frente nuestra (cuantos sueños cumplidos en este viaje). Para llegar a él desde la Bóveda Imperial hay que atravesar un pasillo enorme donde te encuentras a gente vendiendo unos sombreros para protegerte del sol, los cuales los compramos pensando en el día de mañana que íbamos a visitar la muralla china (que luego ni nos lo pusimos).
Cuando atravesamos las puertas que dan acceso a la zona donde está el salón no decepciona para nada. Ahí estaba, levantado sin ninguna viga, nada más que a base de pilares de madera y muros de ladrillos. El color Azul con los miles de detalles te cautiva y es inevitable quedarte mirando como embobado. Las tres terrazas de las que dispone le hacen más grandioso. En el interior se encuentra el trono imperial rodeado de columnas y un techo increíblemente bonito donde los detalles representan la composición del universo.
Visto esto nos dispusimos a salir del parque por la puerta este que quedaba al lado y por el camino seguíamos viendo a la gente jugar a las cartas, tocando instrumentos, haciendo ejercicio o bailando, donde además nos invitaron a participar en una coreografía muy animada. Pero el colofón al entretenimiento nos lo sirvió una chica, que con un ordenador, un micro y unos altavoces, nos mostró sus dotes de cantante en un karaoke improvisado. No tiene ningún desperdicio…
Después de este maravilloso espectáculo, nos fuimos hacia la zona del hotel a pasar el resto de la tarde ya que todos los templos y zonas turísticas estaban cerrados a esas horas. Fuimos a cenar y aparecimos a la hora acordada con el hotel para que nos llevaran a ver un espectáculo de acróbatas. Nos llevaron a nosotros cuatro solos en un coche a un teatro y allí nos juntamos con otros muchos turistas más, entre ellos, muchos españoles. En el teatro no había butacas numeradas y logramos sentarnos en una buena posición centrada. El espectáculo constó de varias actuaciones de chavales jóvenes haciendo virguerías con su cuerpo y otros utensilios. A mí me sorprendió uno que se dedicaba a subir y hacer acrobacias con dos palos paralelos… de verdad que pensaba que se acabaría matando el pobre chico. En general no estuvo mal y es una buena opción para plan de una noche… pero particularmente, yo voy varias veces al teatro en Madrid y realmente me gusta ver otro tipo de espectáculo.
Salimos del teatro y allí estaba esperándonos el chico del hostal. Nos metimos en el coche y estuvimos a punto de decirle que si nos dejaba en la zona del parque olímpico para verlo iluminado pero al final entre todos decidimos que preferíamos irnos pronto porque al día siguiente madrugaríamos bastante para hacer el mini trekking por la muralla China.