El día iba a ser largo (28 de mayo 2010). Desde las 3 de la mañana que salimos de casa hasta las 12 de la noche que aterrizaríamos en Nueva Delhi (con cambio de horario incluido), lo pasaríamos todo el tiempo metidos en aeropuertos y aviones. El programa de entretenimiento que KLM tiene en las pantallas individuales del avión hizo que el viaje fuera un poco más llevadero. El comandante interrumpió el capítulo de Mr. Been que estaba viendo y algo me pareció entender sobre New Delhi. Cambié la pantalla y puse el mapa con el recorrido pudiendo ver la proximidad a la capital India. Ya estábamos a punto de aterrizar y pronto iba a comenzar nuestra particular aventura por estas tierras que tanta gente ama, que tanta gente odia…
Llegada a India
Lo primero que hicimos mientras esperábamos nuestro equipaje fue ir a las ventanillas de cambio para cambiar la rupia por nuestros euros. Aquí nuestra primera toma de contacto con India y el regateo por casi todo. Queriéndonos cobrar una comisión desorbitada, Eva comenzó a practicar el regateo hasta conseguir un cambio razonable (1€ – 56INR, Junio 2010). Finalmente las mochilas aparecieron sin ningún contratiempo y salimos hacia el exterior con la esperanza de que un operario del hotel Ajanta estuviera esperándonos. Entre cientos de carteles, al final del pasillo vimos a un chaval joven esperándonos. Se agradece un montón llegar a estas horas y que haya alguien para recibirte. El chico nos saludó tímidamente y nos pidió la documentación. Tras comprobar que yo era el tipo que tenía apuntado en su cartel nos invitó a seguirle hasta el aparcamiento.
Eran las doce y media de la noche y el bofetón en la cara de más de 35ºC hicieron que descendiéramos de la burbuja del aire acondicionado del aeropuerto y nos sumergiéramos de lleno en la época más calurosa de la India. Nuestro particular taxista nos guio por el aparcamiento hasta su coche y una vez instalados dentro pusimos rumbo al centro de Delhi.
El cansancio de este día largo y la oscuridad de las carreteras indias no impedían que en todo momento fuéramos mirando por la ventanilla de aquel viejo Tata. De momento veíamos mucha vida en las calles pese a las horas que eran y los conductores no pitaban tanto como me había imaginado. La conducción era fluida y por la izquierda, herencia de las costumbres inglesas al igual que la posición del volante en el coche. Poco a poco nos fuimos adentrando en el corazón de Delhi y la cosa empezó a cambiar por momentos. La gente seguía moviéndose de un lado a otro pero nos sorprendió no haber visto aún ninguna vaca pese a que no he parado de leer que andaban por todos lados. Llegamos a la calle del hotel y se paró en la puerta donde rápidamente salieron dos chavales a cogernos la maleta. En el hotel nos metieron en la oficina y confirmamos la reserva. Además, rápidamente nos empezaron a decir que si estábamos interesados en alquilar un taxi, ver esto, ver aquello… ¡Pero si es la una de la madrugada, hombre!
El hotel lo pagaríamos al finalizar las tres noches reservadas y nos acompañaron a la habitación para enseñárnosla. El énfasis de los dos botones fue tal que les dimos 100 INR de propina (1€ para cada uno) y más adelante me enteré que eso era mucho y sobre todo cuando los dos primeros días, cada vez que estábamos en el hotel, nos llamaban a la puerta por si queríamos algo…
Aunque teníamos un cansancio considerable en el cuerpo, las ganas de tomar contacto con India era tal que decidimos bajar a la calle para ver que se cocía a la 1 de la madrugada. Sorprendentemente casi no había nadie por la calle del hotel y la poca gente que había dirigía sus miradas constantemente a los dos únicos foráneos que había a esas horas. Sin conocer nada de la zona y viendo el ambiente pobre de las calles, decidimos no alejarnos mucho y volver al hotel para descansar y madrugar al día siguiente.
Qué ver en Delhí: Chandni Chowk, en el corazón de Delhi
A la mañana siguiente (29 de mayo 2010), sin madrugar excesivamente mucho, salimos del hotel dispuestos a comernos Delhi, pero el calor a esas horas de la mañana era exagerado y tendríamos que tener en cuenta hidratarnos bien para poder aguantar un día entero en Delhi. Guía en mano intentamos trazar una ruta para esa mañana. La vieja Delhi sería nuestro destino, y la mezquita Jama Masjid nuestra referencia. Esto quiere decir que nos meteríamos de lleno en el famoso barrio de Chandni Chowk, la más antigua y famosa zona comercial de Vieja Delhi.
Salimos de la calle del hotel buscando la estación de trenes para poder cruzar al otro lado de las vías y nos encontramos con una gran avenida totalmente caótica. Tuk tuk, coches, autobuses y bicis cruzaban de un lado a otro sin tocarse milagrosamente y nosotros empezamos a flipar con el estado ruinoso de todo lo que nos rodeaba.
No sé cómo nos las apañamos, pero apenas 100 metros andando y ya estábamos totalmente desorientados… – Excuse me, the train station New Delhi? La gente parecía agradable y ponía todo su empeño en entender nuestro pobre inglés. Nos indicaron que subiéramos por el puente para atravesar las vías, pero preferimos adentrarnos en la estación para conocerla. Fuimos andando entre escombro y la gente nos miraba he incluso se paraba junto a nosotros. Namaste y hello no parábamos de oírlo en todo momento, ¡la gente nos saludaba sin más! Ya en la estación vimos que no era para tanto todo lo que habíamos oído hablar de que eran caóticas y desastrosas. Pasamos por un detector de metales y subimos por el puente por el que accedes a las plataformas. Vimos desde aquí como las medidas de seguridad son escasas (si no nulas) y la gente cruzaba o andaba por las vías como Pedro por su casa (¿y para qué he pasado por el detector antes?).
A la salida de la estación se nos acercaron varios tuk tuk queriendo trincar a los dos únicos extranjeros que había por la zona. Son insistentes y sobre todo, son muchos. Les dijimos que preferíamos caminar y ellos seguían, seguían y seguían… Es mejor pasar de largo sin más. Tras ello, nos sumergimos por las increíbles calles de Chandni Chowk, llenas de bazares y con un entramado urbanístico que lo mejor que puedes hacer es caminar y caminar y alucinar con todo lo que ves (y ya saldremos por donde fuera).
Aquí ya vimos alguna vaca, pero no me dio la sensación que fuera muy sagrada. La chepa que le salía provocado por la cuerda que tiraba del carro era exagerada y encima estaba moribunda. El suelo acumula montones de basura a cada paso y al lado nuestra un vendedor de plátanos con una pinta excelente (los plátanos) nos vendió un par de ellos (muy buenos, por cierto).
Literalmente lo que estábamos viendo era indescriptible. En la vida había estado en una ciudad como esta y a cada movimiento de cabeza nos sorprendía algo. Hubo una frase que dije y que describe perfectamente lo que estábamos viendo; «parece que ha habido una onda expansiva pero nadie se ha dado cuenta y han seguido con lo suyo».
Nos dimos cuenta que lo que más estábamos viendo eran perros callejeros, que realmente no hacían nada, pero no nos fiamos de ellos ni un pelo. Como un perro de estos se le ocurriera mordernos, nos podíamos ir olvidando del viaje, porque seguro que en cuestión de cinco minutos pillábamos todas las enfermedades que se pueden coger en India. Compramos agua en los puestos callejeros (10-12 INR) y en tan solo un par de tragos fulminamos el litro… y es que el calor que hacía era exagerado.
Finalmente dimos con la calle del Bazar Chawri lleno de puestos con utensilios de bronce y al fondo vimos unas cúpulas que posiblemente fueran de la mezquita Jama Masjid. Digo posiblemente porque no me imaginaba que fueran tan pequeñas, pero según nos acercamos me di cuenta que se trata de la gran mezquita ya que en los alrededores está el mercado de piezas del automóvil como decía la guía.
Mezquita de Jama Masjid
Pues qué queréis que os diga… la mezquita Jama Masjid me la imaginaba más grande. Subiendo las escaleras hacia la entrada sur pagamos la entrada, pero para la cámara de fotos (200INR) que me parece exagerado. En la mayoría de sitios hay que pagar por sacar fotos y fue en ese momento cuando me acordé de sacarla. ¡Habíamos estado alucinando tanto y disfrutando del paseo por Chandni Chowk que ni me acordé de hacer fotos! Bueno… ya habrá tiempo. A todo esto vimos nuestro primer acto de violencia sobre un chaval que digo yo que algo habría hecho, porque la colleja que se llevó del vigilante fue para enmarcarla. Yo creo que el chico todavía no sabe de dónde le vino tal semejante ostia.
La mezquita de Jama Masjid fue construida en 1658 por el mismo emperador mogol que mandó construir el Taj Mahal, Shah Jahan. Es de las más grandes de India, si no la que más, y lo que más llama la atención son sus tres cúpulas de mármol blanco y negro flanqueadas por dos altos minaretes.
El enorme patio central da para albergar a 25.000 fieles y para pasear un buen rato observando a la gente, ahora con más turistas en esta zona. En la fuente de abluciones la gente se lavaba los pies, manos y bebían el agua que tenía más mierda que otra cosa. En la sala principal de oración se estaba muy bien con las corrientes de aire, aunque en el suelo de mármol bien se podían freír unos huevos.
La gente no paraba de mirarnos y de hacernos fotos… Aquí era más exagerado que lo que nos encontramos en China. Los indios son muy curiosos y te saludan entre sonrisas. Los niños pequeños hacían caso a sus padres cuando les veíamos hacer gestos diciéndoles… – ves para allá y diles hola. Es lo más cercano que hemos estado a sentirnos famosos. En uno de los laterales del gran patio vimos que se podían coger los tickets para subir a uno de sus altos minaretes, así que fuimos directamente a comprarlos para no perdernos las vistas de esta ciudad desde allí arriba.
Una empinadísima escalera de caracol nos elevó hasta dejar por debajo las cúpulas y toda la capital Delhi. Desde aquí se podía ver perfectamente el cercano fuerte rojo, pero lo que más nos llamó la atención fue la ciudad en sí. Desde allí arriba se podía apreciar la contaminación y la extensión de esta ciudad que nuestros ojos no alcanzan a ver el final. Chandni Chowk deja entrever sus arterias principales que entre las miles de casas se esconden en forma de callejuelas, comercios y sobre todo mucho ambiente.
Salimos de Jama Masjid por la puerta principal y Eva dejó la bata que se tuvo que poner para entrar. El hombre que se la recogió nos pidió que le diésemos dinero y yo creo que aún sigue con la mano extendida esperando. Nos metimos de nuevo entre la maraña de calles y puestos rumbo hacia el fuerte rojo, aunque realmente era por andar ya que no teníamos pensado entrar. Muy cerca del fuerte se puede ver un lugar muy curioso. Se trata de un centro jainista que hace de hospital de pájaros y también en la zona se puede ver un templo Sij.
Qué ver en Delhí: La tumba de Gandhi
Pero a nosotros lo que nos apetecía era pasear y ya habría tiempo de ver templos y fuertes. Decidimos ir andando hasta el parque donde fue incinerado Mahatma Gandhi (Raj Ghat) y hacia allí fuimos. En el mapa no parecía que estuviera muy lejos, pero después de un buen rato andando y un par de botellas de agua, decidimos pillar un ciclo-ricksaw para que nos acercara. Cruzar grandes avenidas y meterte entre los coches con este transporte es emocionante… no sabes en que momento te van a dar por detrás y salir disparados.
La entrada al parque donde se encuentra la tumba de Gandhi es gratuita y si no hiciera tanto calor sería un agradable paseo estar por allí. Lo del calor es exagerado… estaríamos aproximándonos a 50ºC y el poco viento que corría era como si te tiraran un cubo lleno de fuego. Dentro del parque fuimos directamente hacia la losa de mármol que recuerda al líder hindú. En la entrada te tienes que quitar nuevamente los zapatos y dejar un dinero por ello. Junto a la losa prende la llama eterna que mantiene vivo el recuerdo del que consiguiera, con la no violencia, la independencia de India y la salvación del pueblo. Nosotros vimos a Indios dar una vuelta al memorial rezando e hicimos lo mismo. No es nada espectacular, pero sí que es simbólico estar allí y ver la devoción de esta gente.
Qué ver en Delhi: El centro más moderno
A la salida del memorial de Gandhi cogimos un tuk tuk para que nos acercara a la puerta de India y en poco tiempo nos plantamos en el camino de los reyes, a los pies del monumento. Allí mismo presenciamos una acción de lo más cotidiana en India pero que a un turista como nosotros nos sorprende —evidentemente—. Una mujer, ni corta ni perezosa, se levantó el sari detrás de un seto y se puso a hacer sus necesidades, pero en vez de ruborizarse, terminó tranquilamente y vino directa hacia mí con una bandera India de papel y me la puso en la ropa con un alfiler. No quiero saber dónde tenía metidas las banderitas estas… porque yo no vi ningún bolsillo en el sari…
El monumento de la puerta de India me recordaba mucho al Arco del Triunfo de París. Está construido para recordar a los soldados indios caídos en la Primera Guerra Mundial. Al igual que en París, aquí prende otra llama eterna en memoria del soldado desconocido y está protegido por militares y sus metralletas.
Al fondo de la gran avenida se ve la residencia del presidente, pero estaba muy lejos como para ir paseando. El calor que hacía se lo quitaban los niños metiéndose en las fuentes cercanas al monumento, y es que aquí se meten en cualquier charco que haya.
Con la tontería eran pasadas las cuatro de la tarde y nosotros estábamos sin comer todavía, cosa que tampoco habíamos echado en falta. Pero era hora de ir a reponer fuerzas y la cuestión era saber dónde. La verdad que por la calle tienes infinidad de puestos para poder comer, pero era nuestro primer día y no queríamos caer malos tan pronto. Decidimos ir hasta Connaught Place, que había leído que por allí había sitios para comer y así ya de paso veíamos la zona más céntrica de Delhi. Aunque en el mapa vimos que estaba cerca, ya habíamos comprobado que en Delhi las distancias engañan y cogimos un tuk tuk. Al llegar vimos que estaba todo en obras y pocas calles se libran de grúas y vallas. ¡Era todo un desastre! Aunque dentro de ese desastre había hueco para marcas deportivas famosas cuyas tiendas parecen imágenes de otro mundo con respecto al exterior.
Entre las tiendas divisamos un MaDonald`s, que sabemos que no es lo mismo que la típica comida India, pero que se le va hacer… ya habrá tiempo de ir probando cosas. De momento el menú que elegí tenía algo de indio, ya que la Chicken Maharaja no la había visto antes en España. Y también es cierto que estaba buenísima con un toque picante. Para los que no somos vegetarianos no nos queda otra que comer pollo en India si queremos comer carne en un restaurante, ya que las vacas son sagradas y también hay mucho musulmán como para encontrar cerdo fácilmente, así que la gente se ha acostumbrado a ser vegetariana en la gran mayoría de los casos. En todos los restaurantes, tiendas o supermercados podréis ver un cuadrado con un punto verde o rojo en las comidas, indicando si es vegetariana o no respectivamente.
Saciada nuestra hambre nos pusimos a andar por los alrededores y un chaval se nos acercó y se puso a hablar en inglés. – welcome to India, can i help you? – Pues no, muchas gracias… estamos paseando. El chico insistentemente nos quería ayudar y le preguntamos por la oficina de turismo oficial que se encuentra en la propia plaza a sabiendas que probablemente nos engañara y nos llevara a otra. Nos dijo que tenía un buen trabajo en un banco y que sólo quiere ayudarnos. Yo ya me sentía hasta incómodo porque el pobre hombre se estaba dando una vuelta tremenda para llevarnos hasta la mismísima puerta de Información al turista. Amablemente se despidió con un apretón de manos y nosotros entramos a coger algo de información, aunque básicamente lo que queríamos era un mapa de Delhi para no estar sacando la guía continuamente. Nos dieron un plano gratuito y nos señalaron los puntos principales que ver en Delhi, así de esta manera, mañana ya tendríamos planes.
Pocos bares hay por India para tomarte una cerveza, así que muy cerquita de allí nos metimos en un restaurante de nuevo, pero esta vez para refrigerarnos con una cervecita fría Kingfisher (este tío está forrado… tiene hasta una compañía aérea). No está mala esta cerveza, pero siempre que podía elegir pedía que me dieran la fuerte. Entre 150 y 200 rupias viene costando la broma de la cerveza. Eso sí, 650ml. Desde el interior vimos como el cielo empezaba a ponerse nublado y cuando salimos nos fijamos que había estado lloviendo mientras estábamos dentro.
Lo agradecimos enormemente porque la lluvia había dejado una temperatura muy agradable, pero el problema es que tenía toda la pinta de caer una buena tormenta. Aprovechando el bajón de temperatura, nos fuimos a meter al parque central de Connaught Place. Para acceder a él hay que pasar por un puesto de seguridad donde te miran las mochilas y pasas de nuevo por un detector de metales. Sorprendentemente en este parque se prohíbe tirar fotos y la verdad que prefería no arriesgarme a que me pillaran. En este lugar vimos que la recomendación de no hacer demostraciones amorosas en público, como ir cogidos de la mano o darse un beso, queda literalmente por los suelos porque parecía que habíamos entrado en el parque del amor. Bajo los pequeños arboles situados a lo largo del jardín las parejas se cogían, se besaban y en general se hacían mimos ante nuestro asombro… ¡COCHINOS! ;P La verdad que yo no he visto que la gente se escondiera en ningún momento para darse un beso o demostrar su cariño… para mí que eso es una leyenda urbana… chsss.
Nos tiramos en el suelo y a relajarnos toca. Aunque nos estuvieran mirando las personas que se encontraban en un diámetro de 20 metros, conseguimos desconectar e incluso yo creo que ronqué un poco. Las frías y sucias gotas de lluvia nos despertaron y fuimos testigos de una tormenta eléctrica, aunque gracias a dios no descargó de lleno. Decidimos salir y pasear hasta la zona del hotel ya que estaba anocheciendo y poco a poco se iba terminando nuestro primer día en India.
Este día ha sido espectacular en sensaciones pero no sería el último que viviríamos así en India. Esto acababa de empezar… Cenaríamos en el hotel y nos resguardamos en el aire acondicionado de nuestra habitación. Ahora si que agradezco tener un sitio donde poder ducharme tranquilamente y descansar bien. Esta noches nos dimos las buenas noches y una lagartija nos contesta también… vale, ahora éramos tres en la habitación.
Madre mía tío, me estás haciendo revivir mi viaje a la India. Ya sabía que te iba a encantar y que ibas a sacarle todo el provecho. Desde aquí una propuesta, ¿cuándo nos vamos otra vez para allá? jejej
Un abrazo fuerte!
Sele
Que tal compañero!!!! Al final por lo que leo si que vais a Tailandia… Ya los conflictos terminaron. Disfrutar mucho el viaje y ya me contarás a la vuelta.
Esto es un no parar… todo el mundo viajando!!! que no pare!!!
saludos!!
Lo de las vacas es una cosa que si nos sorprendió… no se.. era como un mito tirado por los suelos jejeje. Las pocas que vimos ya te digo que tenían una chepa que parecían dromedarios (exagerádamente). En Delhí vimos bien pocas, pero luego en Varanasi ya si que nos artamos a verlas.
Un saludo!
Se quieren aprovechar siempre del turista en todos los lados… y es normal. Solo hace falta no dejarte engañar mucho, pero por lo general siempre había muy buen ambiente y me dan la sensación de ser buena gente. Lo de las cámaras de fotos lo hacen en muchos sitios… En Egipto, Tunez…. Aunque con que digas que no llevas o que no la vas a usar, en algunos sitios colaba… y luego no se entera ni dios.
Disfrutar mucho de la Toscana amigos!!! Ese era mi primer viaje pensado en coche por Europa y ya veis… todavía no he ido. Ya nos direis que tal todo y cuando vuelvas trataré de tener la segunda parte de Delhi.
Abrazos a los dos!!
Joder, que pasada de viaje!!!!!.
Ya nos contaremos a la vuelta, ya que nostrs nos vamos mañana a Tailandia y volvemos el 18 de julio. India es nuestro objetivo y nuestro sueño!!!!
Un abrazo!
Buff! me estaba entrando ya calor a mi y todo 😉 Desde luego este viaje no tuvo desperdicio. Qué post tan intenso!! Por la noche debías quedar muertos…me estaba poniendo en vuestro lugar mientras lo leía y estoy convencida de que tantas emociones deben dejar a uno K.O.!
Curioso que las vacas que os encontrasteis estuvieran moribundas y cheperudas. Con eso de que son sagradas tienes una imagen muy diferente.
Victor, puede ser que ese fuera un tipo de vaca que ya nace con chepa? Ayer ví un documental sobre la India, y justo cuando lo puse salían las vacas con las mega-chepas, tal como las describes. Como lo cojí a la mitad no hoy toda la frase, pero me pareció oir que ese tipo de vaca es así por naturaleza.
Aún así queda la duda de si la vaca con chepa es sagrada o se considera inferior a la otra, que también podría ser…
Hola tocayo !!
El relato super interesante, tomo buena nota de todo. Por lo que veo, se quieren aprovechar un poco de los turistas, que si el cambio a rupias, cobrar por la cámara de fotos…vamos que hay que estar muy al loro.
Mañana, nos escapamos a la Toscana 5 días, a ver si a la vuelta ya está el relato del segundo día, que estoy super enganchado !!
Un abrazo.
«…no sabes en qué momento te van a dar por detrás…» uy madre! Víctor esto suena a «reina loca de la noche» jajajajajajaja
Cuando vaya, ya le pagaré al hombre la bata 🙂
Eva está preciosa en las fotos.
Un beso chicos!
Jajajaja… no le pagues la bata que tienen mucho morroooo que no vale nada!! jejeje..
Me da a mi que pronto iras a hacerles una visita no???
Por lo que leo, habéis visto la ciudad por vuestra cuenta, no? Es seguro? Lo digo porque como allí se nota mucho q somos extranjeros…
Por cierto, muy bien contadito todo! Si es que parecía que estaba allí!! India es otro de los destinos a los q quiero ir en un futuro… Ayyyy creo que tanto leer blogs de viaje no es bueno 😉 Sólo se me antojan más y más sitios a los que ir!!! jajajaja
Saludos
Hemos ido todo el rato por nuestra cuenta y nos hemos sentido seguros en todo momento. Siempre hay que estar atento de por donde te metes, porque la confianza te puede jugar malas pasadas… pero ya te digo que todo me pareció muy seguro. Lo que pasa es que si en Madrid hubiera un barrio que estuviera como esta todo aquello… seguro no paso tan tranquilo.
Yo leo mucho en blogs y veo documentales… y esto es un sin vivir… jejejeje.. no da tiempo a todo y sobre todo.. no hay pasta para todo.
Un saludo!!
mmmmm… pero Asia si es no???
MC, a mi me pasa igual…tanto leer, sólo me hace babear y llorar…YO QUIERO VIAJAR MÁS!!!!!
Víctor, a India no creo que vaya todavía, quiero llevar a Indianaleo y todavía es muy pequeño para ese viaje.
Al final me lo sacarás, eh? No me tires de la lengua que me cuesta mucho aguantarmeeeeeee….
Un abrazo!
Aaaaaaaahhhh, bueno, pronto te lo diré, ok?
Victor, acabo de leer esta crónica del primer día en Delhi y yo que creía que la capital no valía nada la pena… Por lo que leo, tiene que ser un lugar bullicioso y lleno de gente y situaciones extremas.
Qué gracia lo del «Chicken Maharaja» jaja!
Espero que continues pronto con el Diario, que tiene muy buena pinta…
Carme! No se cuanto te va a durar en secrto el destino jeje! Ya nos lo contarás algún día, eh! jeje
Victor, ánimos! Y feliz verano!
Hola Víctor!
La verdad es que Delhi tiene que ser alucinante, no se, todo tiene que ser tan diferente de aquí que el choque tiene que ser bestial. Yo también me he quedado con lo del «Chicken Maharaja», si es que anda que no saben de márqueting esta gente.
Un beso!
El viajante llegó a su casa después de haber pasado dos semanas de viaje.
-¡María! Vengo que no me aguanto, ve quitándote la ropa que te voy a echar el polvo de tu vida.
Entraron en la habitación, se metieron en la cama e hicieron el amor de manera salvaje, brutal, escandalosa ……
Fue tal el ajetreo y el ruido de la cama contra la pared, que al empezar el tercer polvo, escucharon unos golpes al otro lado de la pared, acompañados por las voces del vecino:
-Ya está bien, ¿no? ¡Toda la semanita igual, coño…!
Tocayo, no nos hagas más sufrir que estamos esperando el nuevo capítulo como agua de mayo !!
Un abrazo.
Vïctorestoy con Merlin: queremos el siguiente capítulo!!!!!
Merín, espero que nunca olvides, que junto con nuestro amigo Sele, fui cofundadora de tu apodo «Merlín». El momento fue grande y no quisiera desaparecer de él 😉
Hola tocayo,
El viaje a la Toscana estuvo muy chulo, Florencia, Pisa, Siena y Lucca…ciudades muy monumentales y cuidadas. Victor, a ver si me pongo y aprendo a colgar las fotos en alguna web.
Carme, así que a Praga,jeje… no la conozco, pero todo el mundo habla maravillas de la ciudad.
Un abrazo.
Desde luego lo que mas llama la atención en la India es el choque de todo…. sus calles, sus vacas, sus gentes… Es lo que mas se recuerda.
Pues si os ha gustado el nombre de la hamburguesa tenéis que probarla… seguro que sacan aquí en España alguna oferta con culturas indias podremos probarla de nuevo.
Besos!!
Merlín, yo te ayudo a colgarlas. No sé mucho, pero eso sí sé, jejeje
Así que cuando quieras te echo una mano. Por cierto, ¿no tienes blog?
Sí, sí, me voy a Alemania y a Praga. ¡¡QUÉ GANAS!!
Un abrazo!
No se… yo creo que me lo puedo imaginar…. aunque no diré nada por si la cago.
Por cierto Víctor Merlín, ¿cómo has sabido lo de Praga si no lo he escrito aquí? Sólo lo he colgado en los foro LP y LV
Gracias Carme y Victor. Tengo que ponerme, porque además en el ordenador me ocupan las fotos mucho espacio.
Carme, lo de Praga lo supe a través de la pregunta que hiciste en el foro de lonely planet. A Alemania me escaparé en el puente de octubre.
Un abrazo.
Que bueno Alberto! En mi caso me acompañó mi pareja… pero oye… que si hubiera sido asi y ella disfruta y está contenta yo también lo estoy, porque yo quiero lo mejor para ella jejejeje… En fín… estas cosas pasan.
Un saludo!
Hola!!,
Muchas gracias por esta entrada de tu viaje a India. me dispongo a ir en octubre y me comen los nervios.
me ha servido de mucho.
Elena.