Después de pasar un buen rato disfrutando de la iglesia de Heddal, pusimos motores en marcha y nos encaminamos inevitablemente hacia nuestro final del viaje por Noruega. La guinda en este caso la pondría la capital del país donde pasaríamos un día en Oslo.
Antiguamente la ciudad de Oslo no poseía la capitalidad y se la conocía con el nombre de Cristiania mientras Noruega perteneció al reino de Dinamarca. En 1814 se convertiría en capital cuando Noruega se separó de Dinamarca y se unió a Suecia (esta última ya se separó del estado Nórdico, llamado Unión de Kalmar, en 1523) y permanecieron unidas como reino hasta 1905. Pero no fue hasta 1925 cuando oficialmente se la daría el nombre que hoy todos conocemos de Oslo, nombre que derivó de un asentamiento que había en esta misma zona durante la Edad Media.
Un día en Oslo paseando por el centro
La ciudad se sitúa al fondo del fiordo del mismo nombre y en poco más de una hora nos plantamos en el mismo centro para buscar algún parking donde dejar el coche. Tras dar alguna vuelta, el GPS nos llevó hasta uno que está situado cerca de la estación central y de la nueva Ópera, en la calle Prinsens Gate.
Una vez dejado el coche, en la misma plaza junto al famoso tigre esculpido, se encuentra una torre de información turística. Nos metimos y salimos con un plano de la ciudad y marcada una ruta para hacer andando en esa mañana. No sería muy ambiciosa y nos centraríamos simplemente en el propio centro de la ciudad. Partiríamos desde ese mismo lugar atravesando de punta a punta la calle Karl Johans Gate, principal arteria de la ciudad que comunica en cada extremo la estación central y el Palacio Real. De camino nos cruzaríamos con la catedral de la ciudad, el edificio del parlamento noruego, la universidad de Oslo y finalmente, subiendo una pequeña cuesta, daríamos de lleno con la residencia Real.
Justo en frente de la residencia Real hay una estatua ecuestre del Rey Karl Johans (el mismo que da nombre a la calle por la que habíamos pasado) ocupando un poco de espacio de una explanada enorme de arena. El edificio, de estilo neoclásico, se empezó a construir en el año 1825 pero no se vio terminado hasta 24 años después y encima nunca llegó a tener la imagen que en un principio se tenía pensado en forma de H y quedó solo en forma de U por falta de presupuesto. La guardia real, perteneciente al ejército noruego, lo custodia en sus garitas y tienen un aspecto muy similar a la guardia británica, pero parecen algo menos estrictos.
Rodeamos el edificio dando un paseo por su parque trasero y salimos en dirección al puerto de la ciudad, lugar de tránsito de peatones, tranvías y barcos. En este lugar se encuentra el Ayuntamiento de Oslo con un color y formas que se salen de lo común en estos edificios. A mi particularmente me recordaba al antiguo hospital de mi ciudad, Móstoles (A ver… igual igual no es, pero ese color rojizo y las torres me lo recordaron). La verdad que nada bonito, pero además de ser el Ayuntamiento, tiene también una importancia simbólica ya que es en este edificio donde se entrega cada año el premio Nóbel de la Paz.
Muy cerquita de aquí se encuentra la fortaleza de Akershus de origen medieval, nunca invadida por ejércitos extranjeros y que tampoco se iba a ver irrumpida por nosotros. Pasamos de largo y fuimos de nuevo hacia la zona de la estación central para comer algo y coger el coche.
Visita al parque Vigeland de Oslo
La última visita que haríamos en Oslo sería al famoso parque de Frogner, el más grande de la ciudad y donde se puede disfrutar en su interior del parque Vigeland. No tenía constancia de este parque salvo del famoso monolito o la figura del niño enrabietado que se ha convertido en un símbolo de Oslo, pero una vez visto, os recomiendo encarecidamente que no os vayáis de la ciudad sin pasar por este fabuloso museo al aire libre.
La idea de construir este parque vino por un acuerdo entre el consistorio de la ciudad y el escultor, Adolf Gustav Vigeland, tras derruir el edificio donde este realizaba su trabajo. La ciudad le pondría a su disposición otro estudio que sirviera también de vivienda y futuro museo tras su muerte a cambio de donar todo su trabajo. Llegado al acuerdo y ya en su nuevo estudio en 1924, el artista trabajó hasta su muerte en el pacto que tenía con la ciudad y proyectó lo que hoy en día es el Parque Vigeland.
En él se puede disfrutar de cerca de 200 obras con un simbolismo especial. La vida. En la entrada al parque por caminos embarrados de las lluvias pasadas, no llevaba constancia de la belleza de este parque, pero al situarme junto al puente y empezar a ver todas y cada una de las esculturas, no pude hacer otra cosa que estar en silencio y deleitarme con el trabajo de este artista (además de fundir la cámara con decenas de fotografías desde cualquier ángulo).
Cada una de las figuras representa alguna etapa de la vida, empezando por el nacimiento y llegando hasta la muerte. Con expresiones de júbilo, rabia, dolor o felicidad y figuras en las que se ven a padres con sus hijos, adolescentes en su primer amor o parejas de ancianos de amor eterno.
La famosa fuente, que fue la primera obra de este singular parque, presenta a unas personas sosteniendo el peso de la vida mientras esta se derrama alrededor de ellos. Rodeando la escena se encuentran algunas figuras humanas unidas a árboles queriendo representar el “árbol de la vida”. Bajo ellos, el friso de la fuente cuenta una por una las etapas que inevitablemente todo ser humano atraviesa hasta el día de su muerte. No dudéis en rodearla tranquilamente y observar cada uno de sus detalles.
Tras la fuente llegamos al monumento más famoso de este parque. 121 figuras humanas desnudas trepando hasta los cielos levantando un monolito de unos 17 metros de altura. Rodeando esta espectacular obra, 35 figuras reposan sobre una escalinata que asciende hasta los pies del pilar. Cada una de estas obras, igualmente, representan todas las etapas de la vida.
Al final del parque, tras ver la hora en un precioso reloj solar con los signos zodiacales, llegamos a la escultura que representa el “círculo de la vida”, donde figuras humanas giran unidas en una secuencia infinita.
Sin duda alguna, este ha sido uno de los parques más bonitos que he visto hasta el día de hoy y si vuelvo en alguna ocasión a Oslo, no dudaré en volver a visitarlo. Pero ese día ya se nos estaba haciendo tarde y nosotros todavía no teníamos ningún sitio para dormir, así que nos fuimos directamente hacia el coche para empezar a buscar algún lugar donde pasar la noche. Lo mejor sería salir de la ciudad y acercarnos lo más posible a la zona de Rygge, desde donde saldría nuestro avión al día siguiente. Tras ver un par de camping que estaban llenos, dimos con uno tras pasar de largo el aeropuerto. En el camping Utne tenían cabañas sencillas y que rondaban el precio de todas en las que nos habíamos alojado, así que nos quedamos allí para pasar nuestra última noche en Noruega.
Al día siguiente, sin ninguna prisa y con menos ganas, nos fuimos hasta el cercano aeropuerto y dejamos el coche de alquiler. Nos avisaron que pasados unos días nos cargarían en la tarjeta de crédito el dinero gastado en peajes que sería en nuestro caso de unos 70€. El avión salió en su horario y al poco tiempo estábamos aterrizando en Bruselas para hacer la escala que nos llevaría directamente hasta Madrid y de vuelta a unas horas en nuestros puestos de trabajo.
Muy buena entrada, hace tiempo que mi mujer y yo estamos mirando billetes para Oslo de fin de semana pero hasta ahora no a habido suerte
De todas maneras ire preparado leyendo tus entradas
saludos
Que tal Victor?
Muy buen relato,a mi personalmente lo que mas me gusto fue el parque Vigeland,nosotros lo pillamos totalmente nevado y tenia un encanto especial,sobre todo para canarios como nosotros.
Bueno ya hablamos
Javier
Hola tocayo !!
Me ha gustado mucho los relatos de Noruega, has proporcionado un montón de información práctica y todo será buscar un vuelo «low cost» y hacer una escapada…
Ahora ya sabes, esperamos los relatos del Camino de Santiago.
Un abrazo y recuerdos para Eva.
Qué chulada de esculturas!!
Va tomando posiciones Oslo en mi «listilla de viajecillos»…. POR TU CULPAAAAA!!! XD
Yo estoy como Bleid, buscando billetes baratos hacia Oslo para un finde, pero de momento no he tenido suerte. Tiene buena pinta… Aunque supongo que ya en este tiempo tiene q hacer un frío terrible!!
P.D.: No sabía q eras de Móstoles! Casi somos vecinos!
Saludos
Buenas Mari Carmen!! De donde eres??? yo ahora mismo ya no estoy viviendo en Mostoles, pero he vivido allí 27 años y aún sigo trabajando en Mostoles. Pues ya sabes… cuando quieras unas cañitas!!
Pues yo soy de Fuenlabrada, aunque tampoco vivo aquí… Bueno, vivo solo los fines de semana. Entre semana vivo en Cuenca por motivos laborales. Pero mi pisito con hipoteca incluida y la familia vive en Fuenlabrada. Pues sí, se puede hacer un día una quedada.
Hola Victor!
Me alegra que hayas terminado la crónica del viaje a Noruega.. La terminaste por mi… hehe!
Pese a que todo el mundo dice que Oslo no tiene nada especial, a la vista está que con solo la visita a un parque, gusta. El Vigeland Park también me encantó a mi, y mucho más ya que hago Historia del Arte como optativa…hehe
En los jardines del palacio Real nos pegamos una buena siesta… Aún me acuerdo… haha Qué bueno!
Enhorabuena por todos los relatos y hasta la próxima!
Uola guapo!!!!!
Qué bonito me pareció el parque, creo que sacamos como mil fotos jajajaja… y la mayoría haciendo el tonto!!!!!
Por cierto, a mí también me encanta echarme siestas en los parques jijijiji…
UN BESAZO GUAPO!!!
Yo creo que a nadie que lo haya visitado le pareció feo. Desde luego es un lugar que gusta.
Un saludo!
Un parque con mucho arte, sÍ señor!
La verdad es que no conocía mucho de la capital Noruega, un buen punto final para un viaje estupendo.
Un saludo, y gracias por la recomendación! 😉
¿Y si te digo que la Europa del norte nunca fue una de mis «prioridades» viajeras (de hecho, lo más al norte que he llegado fue a Copenhague), y después de leer esto me han entrado ganas? ¡Vaya parque! Una pasada, la verdad… Iba a decir que me lo apunto en la lista de «próximos viajes» pero mejor no… que esas listas (como la de los «libros por leer») lo único que hacen es angustiarme pensando que nunca voy a poder hacerlo todo, jejeje! Mejor, lo que vaya llegando… y como mucho un viaje en el horizonte, para no perder el rumbo 😛
Un abrazo!!
Tio, vaya entrada guapa que te ha kedao. De mis preferidas del blog. Como siempre la calidad de tus fotos es brutal. Me encantaria viajar para esos paises aunke ahora embarazadfos y despues con la baby va a ser dificil.Aún así cuando nazca pienso hacerle kilometros y no descarto ningún destino.
Espero mas entradas de tus viajes. Un abrazo !!
Cuando he leido tu reportaje me ha venido a la memoria el viaje que hice a los paises nordicos en el 1999. Subimos hasta el Cabo Norte atravesando Suecia y Filandia para contemplar el sol de medianoche, la bajada fue por Noruega que la vimos de punta a punta, nos encantó, los fiordos son una atracción única en Europa, en Oslo estuvimos 3 dias y pudimos ver lo mas destacado de la capital entre otras cosas, el parque Vigueland y la isla de los museos, me traje del viaje 23 carretes de diaposivas. Fue genial. Saludos Maribel
Me ha llamado muy gratamente el parque Vigeland, que interesantes las esculturas, ahí tienes para un buen rato, entre hacer las típicas fotos haciendo el tonto y pasear tranquilamente entre tanto verde 😀
Excelente reportaje y nada a seguir buscando, yo este año también he tenido la agenda apretada como para salir fuera, pero bueno ya para fin de año tengo una buena escapada fijada, que se desvelará cuando termine el reportaje que estoy haciendo ahora jeje
Espero que encuentres algún billete para aunque sea un finde escaparte a donde sea 😀
Saludos!!!!
Pues me ha encantado la ruta tal cual las has echo,………..yo la haria al contrario,pero así veria Gerianger,voy de Domingo a Domingo..´………….cómo lo ves???
Pues nosotros dedicamos íntegramente 7 días a la ruta más un día en Oslo… Y también fuimos a Geiranger que fue lo primero que visitamos. Te dará tiempo. No de sobra, pero si se hace bien. Mucho coche y ganas de ver paisajes increibles… pero sobre todo mucho coche. Pero conducir por esas carreteras es un lujo.
Si tienes más duda ya sabes donde me tienes!