El Parque Natural del Monasterio de Piedra

Uno de los lugares de España que más me gusta paisajísticamente es el Parque Natural del Monasterio de Piedra. De pequeño, en la excursión de fin de la EGB, hicimos una parada de camino a Formigal en este bonito rincón aragonés. Con 13 años y con la emoción de un viaje con todos mis compañeros, este tipo de parajes naturales se disfruta de otra manera, dedicando más tiempo a las risas y al cachondeo y no tanto al paraje natural que nos rodea. Con el tiempo he querido volver para degustar mejor este paisaje sinigual y tras 16 años —casi nada…— volví para recorrerlo tranquilamente.

El Parque Natural del Monasterio de Piedra se encuentra ubicado en las inmediaciones de la localidad de Nuévalos, arropado por el embalse de La Tranquera donde desembocan los ríos Mesa, Ortiz y Piedra, afluentes del Jalón, siendo este último, el río Piedra el que da nombre a tan bello paisaje, lleno de cascadas, chorreras y cuevas.

A unos 30 kilómetros de aquí, en plena autovía del Nordeste, se encuentra la localidad de Calatayud donde decidimos reservar una noche en el hotel Calatayud para aprovechar también a pasear por las calles donde convivieron un día las culturas árabe, judía y cristiana.

Visita al Parque Natural del Monasterio de Piedra

Nada mas llegar al hotel dejamos la bolsa y nos fuimos hacia la entrada del Parque Natural del Monasterio de Piedra donde dejamos el coche en su aparcamiento gratuito. Era la hora de comer y en el bar de la entrada nos hicimos con dos buenos bocadillos y una cerveza para coger fuerzas. La entrada (que ahora no recuerdo cuanto nos costó [consultar tarifas]) es común para el parque natural y el monasterio cisterciense y para decidir qué hacer primero simplemente veremos los horarios de las visitas guiadas. Nosotros decidimos ver una exhibición de aves rapaces que había justo en ese momento, donde vimos de cerca la técnica de la cetrería con búhos, halcones y águilas entre otras aves. En este espectáculo quedé alucinado cuando vi que un halcón situado en una posición donde la vista humana sólo llega a distinguir el horizonte y tras un par de minutos apareció de la nada y se posó justo en las manos del cetrero.

Terminada la exhibición y con el tiempo un poco revuelto nos fuimos a pasear tranquilamente por los caminos del parque. La ruta es sencilla y se hace siguiendo las flechas rojas y luego las azules para salir de él. El efecto de la karstificación se deja ver en formas caprichosas a lo largo del río Piedra, formando saltos de agua sorprendentes como la cascada caprichosa, para mí la más bonita de todo el parque.

También se ven muchas cascadas donde el agua aparece de la nada y va resbalando por rocas cubiertas de musgo junto a puentes artificiales de madera que no desentonan con el entorno.

La joya del parque es la cascada de la cola de caballo donde puedes tener unas vistas de vértigo desde el punto en el que el agua cae a más de 50 metros de altura. Para acompañar al agua en su descenso vertiginoso se puede bajar por el lateral introduciéndote en el interior de la montaña y disfrutando en varios puntos de las vistas que nos brindan algunos miradores o simples huecos en la roca. El agua aquí llega a mojarte y el ruido de la cascada va en aumento según nos acercamos al fondo.

La gruta Iris que se abre detrás de la cascada, —descubierta por Juan Federico Muntadas, creador de este parque—, se puede visitar y al hacerlo te adentras en la oscuridad de la roca y poco a poco el ruido ensordecedor de la cascada se va convirtiendo en una melosa sinfonía creada por las miles de gotas que caen desde el techo. Es aconsejable llevar un paraguas o chubasquero si no se quiere acabar empapado. Proseguimos el camino a través de la montaña en un camino artificial y cuando salimos del túnel nos encontramos con el gran contraste del parque.

Pasamos de estar en un terreno salvaje con aguas violentadas, a estar en la parte más relajada del parque. Las piscifactorías que nos encontramos a continuación llenas de truchas son las primeras que se construyeron en España y una de sus funciones es la repoblación de los ríos aragoneses. Aquí el ruido del agua deja paso al canto de los pájaros y al sonido de las ramas. Los pasos en la arena se escuchan según nos acercamos al gran lago del Espejo. No es como lo recordaba. En esta ocasión, una invasión de algas cubría la superficie del agua creando un reflejo abstracto de las montañas que lo rodean. Por lo visto era un tema que estaban tratando y pronto solucionarían. El color ocre de la época ponía el toque melancólico al lugar. Aquí solo hay paz.

Rodeando el lago volvimos hacia el punto de partida dando por concluida nuestra visita a uno de los parques naturales más bonitos de España.

Visita al Monasterio Cisterciense

La visita al parque nos ocupó cerca de 3 horas y ahora tocaba visitar el monasterio cisterciense y sus atractivos turísticos como el museo del vino o una colección de carruajes.

Este monasterio se construyó en el mismo lugar que ocupó el castillo de Piedra Vieja a partir de que Alfonso II de Aragón cediera las tierras a la Orden del Cister. En 1218 concluyeron la obra y vivieron los monjes hasta su abandono en el 1835 (tras dos abandonos anteriores más), y fue comprado en subasta tras la Desamortización de Mendizábal. En 1983 lo declararon Monumento Nacional.

La visita comienza en el claustro de estilo gótico cisterciense muy sencillo y proseguimos a la sala capitular donde se reunían los monjes y decidían la elección del Abad o los nuevos novicios. En una esquina del claustro destaca un altar altamente decorado al estilo barroco (siglo XVIII), que contrasta con la sencillez del resto del lugar.

Simbolizando en el centro del altar la figura de San Benito de Nursia, fundador de la Orden Benedictina, se presenta hoy sin cabeza, decapitado en el segundo periodo que fue abandonado el monasterio durante la guerra Carlista. De aquí pasamos a lo que queda de la Abadía que es bien poco. Sin techo alguno, básicamente el Altar mayor y una capilla barroca es lo que queda para ver. El resto de la visita sería ver una pequeña exposición de carruajes, la cocina monástica con todo el techo negrecido y acceder al interior de las salas donde almacenaban las provisiones y cuidaban el vino.

Un paseo por Calatayud

Ya no nos quedaba mucho por ver en la zona y nos fuimos directos a Calatayud para dar una vuelta y a ver que se cocía por sus calles. Ya era tarde y todo estaba cerrado como la colegiata de Santa María con su impresionante torre mudéjar.

Dejamos el turismo monumental y recuerdo que ese día había partido del Real Madrid, así que nos metimos a uno de los bares abarrotados de la plaza para comer unas raciones. Había mucha gente por las calles y realmente no sabía que se celebraba. Posteriormente me enteré que se celebraba La Exaltación del Tambor y del Bombo, festejo en el que cofradías y hermandades de varios puntos de España se reunían y hacían demostraciones de su actividad favorita que es tocar el tambor.

Al día siguiente quería visitar lo que queda de la cuna de esta ciudad en la cercana ciudad celtíbera de Bílbilis. No me preguntéis porqué, pero no dimos con ella. Llegamos hasta donde supuestamente tienen un aparcamiento de coches pero no pudimos ver nada sorprendente. Todavía no sé cómo no pudimos verlo pero lo que sí es seguro es que no dimos con él. Sólo vimos unas excavaciones sin ningún control de seguridad y sin ningún interés turístico aparente.

Como no teníamos pensado comer en Calatayud ese día, teníamos que aprovechar la mañana para visitar un poco por encima la ciudad. Cogimos el coche y nos fuimos hasta el castillo de Ayub, una de las cuatro fortificaciones de Calatayud (esta es la mejor conservada), unidas por una muralla que hoy en día todavía resiste parte de ella. Desde aquí se puede tener una panorámica de toda la ciudad y divisar las torres mudéjares que en ella sobresalen.

Bajando de nuevo al pueblo fuimos a ver la colegiata de Santa Maria, esta vez ya abierta y visitable su interior. Esta colegiata está construida sobre la mezquita que había en este lugar, siendo esta una acción típica posterior a la reconquista. Tanto en el exterior como en el interior se pueden ver las diferentes mezclas de arquitectura, pasando por el mudéjar de su torre (auténtico ejemplo del mudéjar aragonés), el renacentista de su portada y el barroco que se puede ver en el trascoro.

Dando un paseo por las calles viejas hacia la plaza de España no nos llamó mucho la atención Calatayud, con edificios casi en ruinas y fachadas sucias. La plaza de España donde esa noche sonaron cientos de tambores, hoy a plena luz del día descubría su poco atractivo visual y fue la guinda para que decidiéramos salir rumbo de nuevo a Madrid. Al fin y al cabo este fin de semana vinimos hasta aquí para ver el Parque Natural del Monasterio de Piedra y con ese buen sabor de boca nos quedamos.

Victor del Pozo

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Acerca de Víctor del Pozo

De profesión comercial y desde el 2008 escribiendo mis viajes en este blog. Viajando de forma responsable pero con la ilusión de un niño. Puedes cotillear un poco de mi vida aquí

16 Respuestas a El Parque Natural del Monasterio de Piedra

  1. M.C. dice:

    La verdad es q es increible q un sitio como el Monasterio de Piedra se encuentre donde está. Yo estuve en septiembre y según íbamos, pensábamos que nos habríamos perdido porque está todo tan sequito en los alrededores… Sin embargo, allí en el Monasterio es como estar en otro lugar…
    Por cierto, de las ruinas de Bibilis tampoco os perdistéis gran cosa. Nosotros después de mucho buscarlas, llegamos hasta ellas, pero apenas queda gran cosa q ver y no hay paneles informativos ni nada para que al menos te hagas una idea de lo q estás viendo.
    Saludos

  2. Isabel dice:

    Por lo que leo y veo en tu entrada todo el mundo tiene razón. El monasterio de Piedra es una pasada. Espero poder escaparme un día de estos y poder visitarlo.

    Po cierto, se te echó de menos en la quedada! A ver si la próxima coincidimos!

    Saludos,

  3. Isabel dice:

    Sí, me dijo el sábado que habías llamado y que me mandabas recuerdos.
    Por cierto te he enviado un mail! ^^

  4. fmanega dice:

    Fantastico lugar parece este Monasterio de Piedra, que no conozco aun. Supongo que la mejor epoca para ir es a finales del otoño, cuando se supone que el rio Piedra lleva mas agua. Me lo apunto para despues del verano.

    Por cierto, creia que Calatayud no tenia mucho interes, pero por lo que veo en tus fotos parece que si.

    Muchas gracias por la informacion.

  5. Andrade1592 dice:

    Aparte de lo alucinante de la naturaleza y la respetuosa intervención que hace visitable el parque, y de lo imponente de la arquitectura, tanto de las ruinas como de la parte transformada en hotel, lo que más sorprende de Piedra es la magia que se respira. Allí mismo me compré dos libros de leyendas preciosas con los que disfruté doblemente la estancia y el paseo entre las cascadas y los lagos.

  6. carme dice:

    Qué recuerdos de mi escapa al Monasterio de Piedra…no ha cambiado mi vida nada desde entonces!!!!

    Un abrazo,
    CC

  7. Encarni dice:

    Hola Víctor, no creas que estoy en tu blog por casualidad que no. tu tía lo comento y yo que soy curiosa sin pensarlo dos veces pues aquí estoy así que si das permiso seguire visitando , bueno me presento oh mejor pregunta ha tu madre por mi soy su prima de barcelona, por cierto que si te gusta viajar ven disfrutaras mucho es muy bella ,,, Saludos ,,,

  8. carme dice:

    Eso´Víctor, haz caso a tu prima de Barcelona, y vente pa ca, jajajaja

    Besos!!

  9. Dany dice:

    Vaya, sin duda me apunto este sitio para conocerlo 🙂
    Un saludo!

  10. Muchas gracias por el artículo Víctor. La primera semana de junio vamos a pasar una semana a Zaragoza y por supuesto vamos a visitar el Monasterio de Piedra, así que lo que nos cuentas nos viene genial. Tiene una pinta espectacular, y en la época en la que vamos todavía debería de haber mucha agua, así que a ver que tal.
    Muchas gracias y un saludo.

    • Víctor dice:

      Pues os encantará seguro! Es uno de esos lugares de España con una magia especial. Sorprende ver un lugar así. Yo tengo ganas de volver ahora con mi hija, que hace ya que fui y es una escapada perfecta para un día o un fin de semana desde Madrid.

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