Recorriendo la isla de Saaremaa

Cerrando el golfo de Riga en medio del Mar Báltico se encuentra la isla de Saaremaa, la mayor isla de Estonia y segunda isla más grande de este mar. Sin duda era un destino difícil de esquivar si pretendíamos conocer de Estonia algo más que su bonita capital Tallin. Nosotros disponíamos de tan sólo dos días para visitarla, pero era tiempo suficiente para planear una pequeña ruta alrededor de la isla y ver algunos de sus atractivos turísticos.

Plano de Saaremaa

Con nuestra furgona roja (a la que le faltaban sólo los melocotones para parecer vendedores ambulantes) salimos de la ciudad de Tallin para llegar a la costa occidental de Estonia. En Virtsu, ya en la costa, cogimos un ferry que nos dejó en la pequeña isla Muhu la cual se encuentra comunicada con la isla de Saaremaa a través de un dique. Nada más llegar a la gran isla supimos lo que nos íbamos a encontrar. Naturaleza y tranquilidad, mucha tranquilidad. De hecho este lugar es uno de los preferidos por los estonios para pasar sus vacaciones y relajarse en alguno de sus balnearios. No hay grandes ciudades y los paisajes campestres que veíamos tras las ventanas de la furgoneta fueron la tónica habitual mientras recorrimos la isla.

Que ver en la isla de Saaremaa

Estábamos en medio de una isla, en medio del Mar Báltico, en medio de países que en épocas pasadas controlaron toda esta zona y la isla de Saaremaa se convirtió en un punto estratégico para todos. Dinamarca, Suecia y más adelante Alemania en la Primera Guerra Mundial y la URSS hasta su caída ocuparon la isla. Pero recorriendo Saaremaa no te percatas de esto y te da la sensación que la isla vive en un mundo a parte de lo que pasa más allá de sus costas. Sólo si lees un poco de su historia o visitas algún museo, cosa que hicimos en su capital Kuressaare, entrarás un poco en contexto de lo vivido en esta isla hasta nuestros días.

Visita al castillo de Kuressaare

Kuressaare, la capital de Saaremaa, es un tranquilo pueblo orillado al mar al sur de la isla. Dispone de aeropuerto y un puerto marítimo que ha hecho latir la vida en la isla a lo largo de su historia. Pero por las calles de esta ciudad no parecía existir tal vida. Quizás el mal tiempo que nos acompañó durante los días que estuvimos por allí influyó en que no viéramos a mucha gente por la calle. Si además a esto le sumamos que la mayoría de los comercios estaban cerrados, la sensación que nos dio Kuressaare fue tan fría que hizo que nos olvidáramos de pasear y fuéramos a tiro fijo hacia el principal interés turístico de la ciudad. El castillo Episcopal, llamado así porque fue la residencia de los obispos de Saare-Lne.

Castillo de Kuressaare

Bajo la lluvia llegamos hasta las inmediaciones del castillo situado en medio de un parque rodeado por un gran foso y las vistas ensombrecidas por el mal tiempo nos descubrieron la silueta de una fortaleza imponente bien conservada hasta nuestros días.

Castillo de Kuressaare

Tras atravesar su puerta levadiza de hierro nos adentramos a su interior en un gran patio que distribuía las distintas estancias del castillo. Estos pasillos y antiguas habitaciones son ocupados hoy en día por animales disecados mostrándonos la fauna de Saaremaa y por objetos pertenecientes a la historia de la isla a lo largo de sus años de ocupación, centrándose sobre todo en la Segunda Guerra Mundial y la era Soviética.

Castillo de Kuressaare

Castillo de Kuressaare

Castillo de Kuressaare

Nuestra visita nos llevó cerca de hora y media a recorrer las estancias del castillo y a subir junto a sus torres para deambular sobre las sólidas murallas desde donde pudimos comprobar la situación estratégica del castillo y las reformas acaecidas en sus gruesos muros, preparados hoy en día más para aguantar ataques con armas de fuego en vez de con rústicas armas medievales.

Castillo de Kuressaare

La entrada al castillo nos costó 5€ por persona, pero si queréis visitar el castillo podéis mirar los horarios y precios actualizados en su página web http://www.saaremaamuuseum.ee/en/

El cráter de un meteorito caído en Estonia

Uno de los lugares de la isla que no quería perderme por nada del mundo era el cráter de Kaali. Un auténtico cráter de meteorito que cayó aproximadamente hace 7.500 años sobre la isla (no se sabe exactamente la fecha pero se cree que fue en el Holoceno) formando un agujero en el suelo de 110 metros de diámetro. En realidad existen 9 cráteres en un radio de un kilómetro en esta zona, ya que el meteoroide estalló a cierta distancia del suelo y se desperdigaron varios trozos. Pero el trozo más grande que cayó provocó un cráter lo suficientemente profundo como para conservarse casi intacto hasta nuestros días.

Cráter de Kaali

No es sorprendentemente grande, pero la violencia con la que impactó equivaldría a la potencia de la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima devastando kilómetros de bosque a la redonda.

Cráter de Kaali

De pequeño me tiraba las horas muertas viendo estrellas fugaces en mi pueblo y en general mirando al firmamento manteniendo mi mente ocupada imaginando todo lo que se cocía allí arriba. De ahí mi entusiasmo por la astronomía y por ende también de la geología, y el poder ver un cráter de un auténtico meteorito era uno de mis sueños en el que pude ver englobado estos dos aspectos.

Cráter de Kaali

Este cráter de Kaali puede parecer pequeño. De hecho a simple vista lo es. Parece más bien un pequeño lago formado por alguna erosión kárstica más que por un meteorito. Pero su perfecta forma circular y sus laderas levantadas alrededor del mismo nos hace entender que lo que pasó en este lugar fue algo mucho más violento que una simple erosión. Nuestro planeta ha sufrido —y sufre— de millones de impactos de meteoritos a lo largo de su existencia, pero a escala humana, estos acontecimientos tan violentos no parecen suceder tan a menudo. Pueden pasar cientos, miles e incluso millones de años entre los impactos y sólo unos pocos en el mundo han resistido a la erosión y pueden hoy apreciarse tan bien a simple vista como el de Kaali, siendo éste el mayor cráter de impacto que existe en Europa.

Cráter de Kaali

Para llegar hasta el cráter tendréis que dirigiros hasta la pequeña localidad de Kaali y una vez allí, en su calle principal, veréis señales que os indican el camino a seguir y que es imposible perderse porque se encuentra justo al lado.

Los acantilados de Panga

El último día que estuvimos en la isla lo aprovechamos para dirigirnos al norte de la misma, indagar un poco por aquellas carreteras y toparnos con el Mar Báltico por el lado opuesto. Circular en coche por Saaremaa no es nada complicado. Rara vez te cruzas con algún coche y las carreteras se encuentran en muy buen estado, pero la verdad es que el tiempo no nos dio tregua y no paró de llover en todo el día. Esto hizo que la ruta se complicara por momentos y que no disfrutáramos del recorrido tanto como esperábamos.

Y también nos dio tiempo a perdernos…

Finalmente llegamos hasta los acantilados de Panga y dejamos el coche aparcado pero por poco tiempo. El lugar estaba solitario y la fina pero incesante lluvia nos empezó a calar por momentos. En la parte más alta de estos acantilados había en la antigüedad un lugar sagrado e histórico que se utilizaba para realizar sacrificios tanto humanos como de animales para así «complacer» al Dios del Mar. Hace años que ya no se hacen —gracias a Dios…—, pero el último sacrificio que se realizó no fue hace mucho tiempo, en la década de 1960, y aún hoy sigue siendo tradición llegar hasta este lugar en Nochevieja para cantar y complacer al Mar y así poder disfrutar de un año lleno de alegrías y suerte.

Reloj de Sol junto al Báltico… pero ese día no funcionaba :S

Lo interesante de la zona era poder ver los acantilados y disfrutar de un agradable paseo, pero no nos fue posible. Los acantilados los vimos, pero marchamos de allí tan pronto como comenzó a llover con más intensidad.

Acantilados de Panga

Acantilados de Panga

Los molinos de Saaremaa

Y casi de la misma manera nos tocó ver los famosos molinos de Saaremaa ubicados en Angla. Se tratan del único grupo de molinos que quedan en la isla y datan de principios del siglo XX. Estos de Angla forman parte del patrimonio de la isla y su mayor característica es su forma cuadrada que podemos ver en todos salvo en el del medio y más grande que está construido al estilo holandés con un diseño más redondeado.

Molinos de Angla en Saaremaa

Molinos de Angla en Saaremaa

El recinto se encontraba vallado y no pudimos acceder a ellos, pero desde la propia carretera se ven perfectamente y nos pudimos hacer una buena idea de su peculiaridad.

Molinos de Angla en Saaremaa

La verdad es que fue una pena que este día nos lloviera todo el rato, porque visitar la isla de Saaremaa en estas condiciones no nos permitió disfrutarla tanto como se merece. Pero aun así no me arrepiento de haber pasado allí estos dos días y conocer de esta manera un poco más de Estonia, un país que estábamos a punto de abandonar poniendo rumbo a Letonia sin muchos más miramientos.

Victor del Pozo

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Acerca de Víctor del Pozo

De profesión comercial y desde el 2008 escribiendo mis viajes en este blog. Viajando de forma responsable pero con la ilusión de un niño. Puedes cotillear un poco de mi vida aquí

14 Respuestas a Recorriendo la isla de Saaremaa

  1. Calíope VyV dice:

    Interesante visita a un lugar bastante desconocido. La fortaleza me parece impresionante, me ha molado mucho y el cráter es increíble, como bien dices parece más una formación karstica que un agujero resultado del impacto de un pedrolo!! una entrada muy interesante y las fotos muy chulas. Aprovecho para felicitados el año, que tengáis un 2014 lleno de viajes y alegrías. Un saludito.

    • Víctor del Pozo dice:

      La verdad que a mi me tiró ir allí el tema del cráter. Soy un friki de esas cosas… jejejeje… Pero la isla bien merece la visita. Porque nos hizo ese tiempo, sino se hubiera aprovechado más. Hay parques naturales muy bonitos que no pudimos visitar.

      Feliz año a ti tambien!

  2. El Da dice:

    Vaya dia de mierdaca que nos hizo, pero se disfrutó lo que se pudo. el dia anterior en esa sauna nos rejuvenecio una decada. Habrá que volver. Las fotos molan.. continuamos con el relato. Chauuu

    • Víctor del Pozo dice:

      Jajajajaja.. ya te digo… Lo de la sauna moló.. estoy pensando en ponerme una en casa, pero tu no vas a disfrutarla estando tan lejos jejejejeje… vuelve ya!!! ;P

      • El Da dice:

        calla ya. Disfrutare otras cosas que tu no podras. Al menos leyendo mis antiguos viajes, creo que todavia sigo en ellos. Proximo destination!!! por aki te kiero ver. un abrazo

        • Víctor del Pozo dice:

          Calla tuuuu! Eso de que yo no podré disfrutar de otras cosas será ahora… Ya verás cuando coja las maletas y diga en casa que me piro… jejejeje. Eva me mata (y luego la niña…)

          • El Da dice:

            Si si, maletas cogeras, pero el tacatá y la garrota iran dentro. Nunca es tarde, todo se consigue si te lo propones. jaaaaarllll

  3. Helena dice:

    Pues muy chulo todo lo que visteis… lástima el tiempo, que lloviendo tanto no se disfrutan igual las visitas.
    A mí lo que me han gustado han sido los molinos. Son muy curiosos.
    Un saludo 😉

    • Víctor del Pozo dice:

      Ya te digo… el tiempo nos jodió bastante. Fue el peor día que nos hizo con diferencia en el viaje. Lo bueno, como ha dicho David en un comentario anterior, es que con este tiempo disfrutamos de una sauna que teniamos en la casa. Se estaba de lujo!

  4. La verdad que aunque no os hizo un día demasiado bueno en cuanto a tiempo, si que os cundí y visteis lugares de lo más interesantes.

    El cráter desde luego es impresionante, si nadie lo dice cualquiera pensaría que es una laguna sin más, los molinos muy diferentes a los que vemos por aquí, muy chulos.

    Saludotes!

    • Víctor del Pozo dice:

      Sin duda el cráter es lo que más me gustó. Mira que soy simple jejeje. Seguro que con buen tiempo hubieramos aprovechado más…

  5. Artabria dice:

    Una pena lo del tiempo. No conocía esta isla y me parece muy chula. Los molinos me han parecido muy originales y el cráter es impresionante 😉

  6. Pingback: Viaje a Repúblicas Bálticas, Estonia, Letonia y Lituania | Mi patria son mis zapatos - Blog de Viajes

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