Excursiones en Luxor

Este día iba a ser el primero de una maratón de excursiones que duraría 3 días. Por este motivo elegimos un crucero de 7 días por el Nilo para disfrutar un poco del río y poder descansar en nuestras vacaciones. Las excursiones en Luxor que íbamos a hacer serían al Valle de los Reyes, el templo de Luxor y el de Karnak. A las 5 de la mañana nos levantamos a desayunar en un buffet que no estaba nada mal, muy a lo europeo, y comenzamos la maratoniana jornada por Luxor.

Excursiones en Luxor; el valle de los Reyes

En la puerta del barco nos esperaban para acudir con un grupo de 14 personas a la primera de las excursiones en Luxor, concretametne al Valle de los Reyes. Con el autobús nos desplazamos en poco tiempo al otro lado del río y atravesamos la montaña que cobija este famoso lugar.

En el Valle de los Reyes no solo están enterrados los reyes como su propio nombre nos puede indicar (aunque si fue lugar exclusivo de reyes hasta una época), sino que también se enterraron allí a familiares de reyes y gente importante de la época.

La tumba de Thutmosis I fue la primera en crearse en dicha garganta y la siguieron un total, que sepamos ahora, de 61 más. La última descubierta y más famosa (por los tesoros que guardaba) fue la tumba de Tutankhamun, que por lo visto no es muy recomendable entrar debido a que en su interior no se encuentra muy decorada y desde luego, el famoso tesoro que se descubrió está fuera de ella.

Nada más llegar a la puerta de entrada nos dimos cuenta de la afluencia de gente en el lugar y el aparcamiento de autobuses estaba a rebosar. Nos dieron las entradas y nos advirtieron que no debíamos hacer fotografías en todo el recinto, pero ninguno pensamos que fuera literal. En la entrada donde existe un escáner, los vigilantes de lo único que se preocupan es que no tengas cámaras de fotos y aunque el escáner pite a todo el mundo, sólo se fijan en las cámaras de fotos y de videos. Para la próxima vez me llevaré una cámara de fotos con forma de pistola y estoy totalmente convencido que podré entrar con ella… Por este motivo no pude tirar ninguna foto del interior del recinto.

Con la entrada al recinto tienes incluida la visita a 3 de las tumbas, cuales quieras. El problema es que elegir 3 entre 62 es tarea difícil. Una a la que sí tenía ganas de entrar era la de Thutmosis III, pero casualidades de la vida, en ese momento se encontraba en conservación y cerrada al público.

Nosotros optamos por entrar a las siguientes tres tumbas.

Tumba de Tausert y Setnakht

Paseando por la garganta llegamos casi al final del todo y decidimos entrar a una que no era reclamada por mucha gente, pero que en los planos que había en la puerta parecía que podía estar interesante. Se trata de la tumba KV14 pertenecientes a Tausert y Setnakht. El pasillo principal se metía en las entrañas de la montaña y por las paredes se podían ver relieves. Accediendo más aún llegamos a una cámara funeraria de una primera fase de construcción, puesto que esta tumba pudo servir de entierro también para la mujer del rey. Esta primera cámara está rodeada por ocho pilares y tiene una bonita decoración en las paredes. Es el preludio, tras pasar otro corredor, de la cámara funeraria principal en la que se encuentra un sarcófago, también flanqueado por ocho pilares, pero en esta ocasión carecía de decoración ninguna.

Tumba de Ramses I

La segunda tumba que vimos fue la KV16 correspondiente a Ramses I. Esta es más visitada ya que la sala mortuoria tiene una decoración con unos colores muy vivos y que da la impresión de estar recién pintado con acuarelas. La entrada es escalonada con bastante desnivel y el resto es un pasillo no muy largo hasta la cámara del sarcófago.

Tumba de Ramses IV

La última tumba en visitar fue la KV2 perteneciente a Ramses IV cuyas paredes se adornaron con escenas de la Letanía de Ra, el libro de los muertos o el libro de las cavernas entre otros. En el interior también tenemos una sala con columnas y además, en las paredes de los pasillos se pueden ver algún graffiti de la época griega.

Excursiones en Luxor; Templo de la reina Hatshepsut

Sin tiempo para mucho más nos fuimos de esta zona para ir directamente hacia Deir el-Bahari (en árabe, monasterio del norte) y más concretamente al templo de la reina Hatshepsut. El autobús nos dejó en la taquilla y para llegar al templo tuvimos que coger un trenecito que va continuamente subiendo y bajando a turistas, mientras que unos niños aprovechan a subir al tren corriendo para venderte pulseras arriesgándose a un más que posible atropello.

A la llegada al templo de Hatshepsut nos dirigimos directamente a la sombra de un chiringuito para que nuestro caluroso guía nos explicara algunas de sus peculiaridades y después darnos unos 40 minutos para verlo. El guía se quedó a la sombra mientras que veíamos que la demás gente iba con su guía explicándoles las cosas in situ, así que no quedaba otra que resignarse y tirar de la guía escrita que llevábamos. El templo de Hatshepsut está muy bien restaurado y es totalmente distinto a los demás templos que te puedas encontrar por Egipto. Dispuesto en tres terrazas se ve grandioso en la falda de la montaña como si fuera una continuación de la misma.

Hatshepsut fue reina en la dinastía XVIII y construyó este templo también para su padre Tutmosis I. Para acceder a él se tiene que subir una escalinata central y en su segunda planta es donde se encuentra lo más interesante, con la capilla de Anubis y el santuario de Hathor y el resto de paredes talladas con bonitos relieves.

La ultima terraza de todas es donde se aglomera la gente pero realmente hoy en día no tiene mucho de ver. Algunas columnas, relieves casi desaparecidos, fragmentos de piedras y el santuario de Amón al que no se podía acceder.

Una vez abajo nos enganchamos a uno de los trenes y nos fuimos hacia la salida donde nos estaba esperando nuestro  guía Wualit quien nos dijo que para salir tendríamos que pasar por un pequeño mercado donde poder comprar cualquier chuminada, pero sorprendentemente nos dijo que no hiciéramos caso a nadie y saliéramos del tirón. La verdad es que en vez de aconsejar tal cosa, que aunque yo no soy muy partidario de estos mercados, seguro que hay gente en el grupo que si les gusta verlos y tienen todo su derecho a hacerlo. Lo que tenía que haber hecho y no hizo fue haberse molestado y acompañarnos en la visita al templo…

Excursiones en Luxor; los Colosos de Memnón

A unos cientos de metro teníamos la visita programada a los colosos de Memnón. Estos gigantes de unos 20 metros de altura aproximadamente eran los que presidían la entrada al templo funerario de Amenhotep III. Hoy en día los colosos se encuentran en muy malas condiciones. El más famoso de ellos es el situado a la derecha según los miras de frente, llamado «el parlante». Ese apelativo se lo ganó gracias a una grieta que fue ocasionada por un terremoto y que abrió a la estatua por la mitad, provocando a la salida del Sol un ruido producido por el calentamiento de la roca haciendo que el agua acumulada de la noche se evaporase saliendo por sus ranuras. Este efecto dejó de notarse tras una restauración del emperador romano Septimio Severo a principios del siglo III. Según la leyenda, los griegos oyeron este fenómeno y dijeron que era la imagen del guerrero Memnón, hijo de la Aurora, muerto en una batalla con Aquiles y que cada mañana saludaba a su madre al salir el Sol.

Excursiones en Luxor; el Templo de Amón

Apenas unas pocas fotos en los colosos y otra vez todos al autobús para llegar a la orilla del Nilo donde íbamos a coger una barca para cruzar al otro lado. Allí nos esperaba el famoso templo de Luxor o templo de Amón-Min. Este es el famoso templo que tiene el famoso obelisco que le falta a la plaza de la Concordia de París (según dice Eva jejeje…).

El aspecto del templo es monumental con sus dos estatuas sedentes de Ramsés II presidiendo la puerta de entrada. A un lado un obelisco enorme y al otro, el hueco que dejaron los franceses (menos mal que los egipcios al menos tienen un reloj que no funciona en El Cairo… ejem…).

Además de estas dos estatuas, resiste en pie una más representando a Meritamón, hija de Ramses II. Al acceder por la entrada principal llama la atención una mezquita que se encuentra justo encima de los muros del templo. Se trata de la mezquita de Abu el-Haggag que fue construida cuando aún no se había descubierto el enorme templo faraónico. Aquí te das cuenta del enorme trabajo de restauración que se ha tenido que hacer en este y todos los lugares arqueológicos de Egipto, cuando todo este complejo se encontraba bajo las arenas del desierto… sencillamente increíble.

Dando un paseo por el templo no paras de observar miles de detalles en relieves, columnas y estatuas. Al final del primer patio se presentan otras dos estatuas de Ramses II y justo después fue cuando dejé de hacer caso al guía. Nuestro maravilloso guía nos muestró unas estatuas sentadas de un hombre y una mujer y nos dijo que eran «fulanito»…. dejo pasar el grupo y otro guía dijo que «jaimito»… y otro guía mas dijo que eran «Amón y Mut». Informándome me enteré que se trataban de estos últimos y para más colmo, el guía que lo dijo bien tenía que ser español porque tenía acento catalán. Esto me corroboraba que no por ser egipcios los guías son mejores… simplemente se trata de ser profesional o no.

Pasada la columnata siguiente llegamos a otra sala del templo. Esta pertenecía a la fase que construyó Amenhotep III y se puede ver una sala hipóstila con 32 columnas y tras ella una serie de estancias más pequeñas como el vestíbulo, sala de ofrendas, el santuario y la sala de nacimiento. Estas últimas ya tienen decoraciones romanas que borran las antiguas egipcias, con decoraciones religiosas o del mismísimo Alejandro Magno.

Cuando salimos del templo nos dimos de frente con la antigua avenida de las esfinges. Esta avenida servía de unión entre el Templo de Karnak y el de Luxor a lo largo de 2 kilómetros y por donde sacaban en procesión la imagen de Amón.

Excursiones en Luxor; el titánico templo de Karnak

Precisamente el templo de Karnak sería nuestro siguiente destino y nuestra última visita en Luxor antes de navegar por el Nilo. Justo antes de entrar al gran templo de Karnak tendremos que atravesar un pasillo de esfinges con cabezas de carnero que se encuentran en muy buen estado.

Desde aquí ya se puede prever la inmensidad de este templo, aunque para ser más exactos, la inmensidad del conjunto de templos que conforman Karnak ya que son varios templos en uno. El templo de Karnak está rodeado por una muralla de adobe y accediendo por su puerta principal nos encontramos con un patio enorme. Lo que tenía ganas de ver era lo que nos esperaba a continuación, la sala hipóstila. La inmensidad de sus columnas, con alturas aproximadas a los 20 metros, es sobrecogedora. El estado de conservación de algunas es excelente y en las vigas que hay sobre ellas podemos ver relieves que conservan todavía su policromía original. Dando un paseo entre todas ellas, te sientes verdaderamente un enano.

A partir de este punto hay que dejar fluir un poco la imaginación  para poder ver cómo era este templo en la antigüedad. Dos obeliscos se erigen entre un montón de rocas y piedras que cuanto más avanzas en el templo, mas desordenado parece. La verdad es que al final del todo no hay mucho más en buen estado salvo una sala de columnas de menor tamaño y simplemente paseas entre ruinas prácticamente sin compañía de muchos turistas.

A la derecha del templo se sitúa el enorme lago sagrado y muy próximo a él, dos detalles a destacar de este lugar. El primero es parte de un obelisco partido y que se muestra tirado en el suelo. El segundo es el escarabajo gigante simbolizando el renacimiento del Sol tras vencer a las tinieblas.

Cuando salimos del templo nos estaba esperando el autobús para llevarnos de vuelta al barco y nada más llegar zarpamos en dirección a Edfu. Todas estas excursiones en Luxor que hicimos nos llevó una mañana hacerlas y si alguien hubiera querido hacerlo por libre, estando viajando con un barco y sus horarios, no tendría más remedio que hacerlo a la misma velocidad que nosotros ya que los horarios de los barcos son sagrados y no esperan a nadie, por lo que no vi una buena posibilidad el hacerlo por cuenta propia si estás viajando en un crucero. Además el paquete de las visitas típicas (con las pirámides de El Cairo) suele salir por unos 100€ y viendo los costes de todas las entradas, teniendo en cuenta al guía y el transporte, veo que es un precio muy correcto. Otra cosa distinta es que se disponga del tiempo que uno quiera sin ataduras de horarios de salidas de barco, pues en ese caso simplemente por disfrutar más de toda esta zona sí que merece la pena realizar las excursiones en Luxor por libre, porque en Luxor y alrededores te puedes tirar fácilmente cinco días viendo todo lo que hay.

Tras la comida nos subimos a la terraza del barco para disfrutar de una tarde soleada y nos bañamos en la piscina donde conocimos a una pareja de madrileños (Jesús y María) e hicimos migas para el resto del crucero.

En este tramo del río, los barcos van a toda leche para llegar lo antes posible a la esclusa de Esna, ya que por lo visto se pasa por turno de llegada y te pueden dar las mil. Los barcos se pitan entre ellos y decenas de egipcios se embarcan en lanchas pequeñas cargados de chilabas para ofrecerlas por unos euros a los turistas que íbamos en los barcos. Que por cierto, que huevos les echan los tíos. Con los cruceros navegando se enganchaban a las cuerdas de los barcos y van gritando…!!MARIAAA!! !!YO BARATOO!! !!MIRA, MIRA!!… y te tiraban la chilaba en una bolsa con una puntería que más quisieran algunos jugadores de baloncesto.

Con la tontería echamos la tarde y después de cenar nos volvimos a subir a la terraza para tomarnos una cerveza con Jesús y María y charlar tranquilamente bajo la luz tenue de los faroles del barco y la Luna menguante.